— ¿Sigues aquí, Beatrice?
Dejo de jugar con la gelatina y levanto la mirada. La primera cara que aparece en mi campo visual es la de mi mamá que se negó a salir y a dejarme sola, se ha vuelto mi sombra, ni al baño voy por mi cuenta; luego quien aparece es la Dra. García, una de las mejores psiquiatras del hospital y a la que Brad puso a mi absoluta disposición. Las ventajas de ser la hijastra del director, supongo, o el privilegio blanco diría yo.
—Por desgracia. — Dejo caer la cucharita dentro del vaso—. ¿Qué pienso? — Repito en voz alta la pregunta que me hizo hace un rato—: que el mundo y la humanidad en él son una mierda que no tiene salvación ¿Con eso basta?
Tan pronto las palabras salen de mi boca noto esa mirada de reproche por parte de mi mamá por mi tono, mi actitud y mi falta de voluntad con esto de la terapia y el acompañamiento de la doctora que desde hace tres o cuatro días ha estado viniendo a distintas horas del día a "hablar" conmigo, hoy para mi mala suerte me encontró despierta.
—Por hoy creo que sí. — Sonríe y se acomoda los anteojos. Es una chica joven, tal vez en sus treinta y tantos, chaparrita, de cabello negro, largo y liso, tez morena y ojos chiquitos color miel—. Descansa, Bea. Por cierto, me encanta la idea de pintar mandalas, te hará bien.
Ok, Doc, pues agradézcaselo a Allen que llegó aquí en modo terapeuta con el libro, plumones, lápices de colores y hasta stickers con caritas felices para calificar mí trabajo en cada visita. La doctora se despide de mi mamá y vuelve a dejarnos tal y como nos encontró al llegar: Ángela y yo cohabitando un espacio cerrado sin matarnos. Pidió una licencia en el trabajo por una «emergencia familiar» por eso se la pasa pegada a mí 24/7.
—Comete eso o déjalo, pero para de jugar. — Me quita la gelatina y la arroja al cesto de basura—. Hacerte la dormida o negarte a hablar no va a librarte de ver a la doctora. — Suspiro y vuelvo a acomodar el oso de felpa bajo mi cabeza—. Es complicado, lo sé...
—No, no lo sabes, no tienes ni jodida idea de cómo es y cómo me siento.
Toma aire, cierra los ojos y cuenta hasta diez (mil) para calmarse y armarse de paciencia. La última semana ha sido más que complicada, los dos primeros días estuve más inconsciente que consiente y en cierto modo eso estuvo bien, al menos no sentía nada más allá de dolor, calor, frío o sed, pero en el día tres y ya mucho más lucida, sin droga en mi organismo y con el peso de la realidad sobre mis hombros, todo fue más jodido, existir se volvió una tarea putamente difícil y extenuante, tanto que pedí que me sedaran, cosa que hicieron la primera vez cuando enloquecí al hablar con Lee, porque ella fue la única persona que tuvo la amabilidad de hablarme con la verdad.
Así sin pañitos tibios y sin condescendencia por mi estado, sólo la verdad pura y dura: Me puse en una situación de peligro, Cameron la aprovechó, me atacó, me abusó y me drogó con una sustancia de esas que él acostumbra a meterse y que contiene un montón de mierda para volverte un zombi, probablemente con la intención de "calmarme", porque me conozco y a pesar de que no lo recuerdo muy bien, seguro dócil y obediente no fui. Tal vez hasta ahí, en cierto modo, estuve bien, con gran parte de la película borrada del disco duro, pero bien, lo que en realidad me aniquiló fue saber que había perdido lo único que para mí de verdad importaba, después de eso ya nada tuvo sentido, no como todo el mundo espera que lo tenga.
Todo esto se siente mal, irreal, lejano, como estar viendo una película, no siento que me estuviera pasando a mí, me siento como en otra dimensión y que estoy viviendo la realidad de otra yo, porque esta no es la Bea que estuvo en el apartamento con Zeke haciendo planes sobre el futuro y pintando pajaritos en el aire, está no es la yo que ansiaba convertirse en mamá, eso se siente que fue hace mil años. Sé que hay una explicación lógica y es que estoy en shock, ya he pasado por esto y sé cómo funciona, pero aun así siento que no soy yo, que una parte de mí se quedó en la cocina de la mansión Sinclair y que Cameron la mató en el momento en que decidió tocarme sin mi consentimiento.
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El club de las niñas mal: Bea Libro I 🩷 [TERMINADA]
Teen FictionBeatrice Ramírez es sinónimo de caos. Problemática, impulsiva, rebelde e ingobernable. Son muchas las opiniones sobre Bea, pero todas coinciden en algo: Bea es una niña mal.