79. Wyatt

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De: Wyattsaurio.

Ya llegué.

Para: Wyattsaurio.

Voy.

Apago la pantalla del teléfono y me lo guardo en el bolsillo para continuar atándome los cordones de las zapatillas, una vez acabo recojo la mochila, me la cuelgo y con cuidado me acerco a un muy dormido Zeke que se encuentra tumbado boca abajo sobre las mantas y almohadones. Me sostengo el cabello para que no se le vaya encima, le beso la mejilla y me quedo contemplándolo unos segundos antes de volver a ponerme en pie para salir de la casa.

No es muy tarde, por eso me atreví a pedirle a Wyatt que pasara a recogerme. Ajusto la puerta tras de mí y bajo corriendo las escaleras de la entrada para llegar rápido al auto y así protegerme de la lluvia. Cuando desperté ya estaba lloviendo, pero ha ido empeorando de a poco y amenaza con ponerse peor.

—Gracias por venir.

Me estremezco al entrar al auto por el cambio de temperatura. Me quito la mochila y la dejo junto a mis pies bajo el asiento del copiloto, luego me saco una de mis pulseras de colores para utilizarla sujetándome el cabello.

—No es que me agrade la idea de mi hermana caminando por ahí sola en la noche. — Entorno los ojos. Su nivel de paranoia ha ido a peor, se ha vuelto más sobreprotector y se ha creído por completo el cuento de ser mi hermano mayor—. ¿Sabes qué otra cosa no me agrada?

—No empieces, por favor.

—Ese chico. — Bufo—. No es muy inteligente de su parte traerte a una zona tan desolada en esta época del año, y aún peor, dejarte sola.

Enciende el auto lo pone en marcha mientras continúa haciendo una lista de razones por las que debería mantenerme eternamente soltera. Mi mamá ya superó el tema de Zeke, pero ahora siguió Wyatt, sinceramente no sé qué cruz es la que cargo encima con esta gente.

— ¿Cuándo te dije que me había dejado sola? — Contrataco—. Él sigue ahí dentro, para tu información fui yo quien no avisó que se iría.

— ¿Lo usaste? — Pregunta con una sonrisa—. ¡Esa es mi ardilla! Muy bien hecho. Sigue así, los hombres son malos, todos son iguales y quieren lo mismo, tú estás muy pequeña para lidiar con eso, debes enfocarte en estudiar. Estudia y olvídate de los chicos, después habrá tiempo para eso, tal vez en unos veinte años ¿Te parece bien?

—Por hoy no ¿Sí? — Me recargo contra el espaldar, apoyando el codo en el marco de la ventana y la mejilla en el puño mientras veo las casas y árboles pasar súper rápido—. Quizás mañana amanezca con ánimo para pelear contigo, pero ahorita no.

Lo positivo de Wyatt es que sabe cerrar la boca cuando debe cerrarla, además de ser muy tierno, atento, protector e incondicional. Respeta mi espacio y guarda silencio como le pido, por el reflejo del cristal puedo ver como de vez en cuando me lanza miradas preocupadas. Quién lo diría, pero le agradezco al universo por poner a Wyatt en mi vida, lo necesitaba.

—Ardilla, — me llama, — ¿Quieres ir por una hamburguesa? — Levanto ligeramente la cabeza para poder verlo, —una con muchos aderezos y papitas como te gusta.

Otra cosa sobre él, me conoce bien, se ha tomado la molestia de aprender a conocerme. Asiento y desvía el auto en la dirección contraria de la casa, en menos de cinco minutos estamos en el restaurante de comidas rápidas usando el auto servicio para luego estacionarnos y comer dentro del carro. Brad y Karen hicieron un buen trabajo criándolo, sin contar su ego infumable, es un gran chico con un corazón de oro.

El club de las niñas mal: Bea Libro I 🩷 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora