51. Mi Burbuja

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Para: Allen.

Allen, Allencito.

¿Quién es el mejor sensei del mundo? ¿Quién, ah?

¿Hola? ¿Alguien vive por aquí?

AAAAALLEEEEEEN.

No es muy rockstar de tu parte ignorar a una mujer embarazada.

¡¡Jesus Christ!! En serio, Graham ya estás pasándote de tonto.

Voy a reventar tu buzón y sabes que soy capaz.

Envío ese mensaje y al igual que el resto ni siquiera le llegan. No es la primera vez que peleamos, bueno, no peleamos en el sentido estricto de la palabra, sólo omití darle cierta información y él se enteró por un tercero — y de muy mala manera— que su mejor amiga va a ser mamá. Sólo faltó que Ashley lo publicara en el periódico para darle más circulación al chisme, ahora mi nombre está en boca de todos en la escuela y también en el barrio, por suerte mi mamá está feliz en su mundo y la noticia aún no llega a sus oídos, pero como es mejor no tentar a la suerte, ya está decidido que de esta semana no va a pasar hablar con ella.

— ¿Aún no responde? — Niego y de mala gana dejó el teléfono a un lado, — dale tiempo para procesarlo, tarde o temprano va a responder, te quiere demasiado para dejarte sola en este momento.

Acepto esa malteada de fresa que me ofrece e intento dejar de pensar en Allen, no cancelé mi reunión con Miles para esto, o sea, sí para huir del ojo público y en parte también para olvidar lo complicados que han sido los últimos días, ahora entiendo a la perfección por qué Nia se negaba a ir a la escuela cuando estaba embarazada de Bo. La humanidad es una mierda, fin.

— ¿Y si no me perdona? — Saco una rebanada de pizza de la caja, — sé que suena infantil, pero es mi mejor amigo y no quiero perderlo, quiero que esté conmigo en este momento y siempre.

—Y no va a pasar, va a volver, ya verás. — Aparta la caja ya casi vacía de pizza en medio de nosotros y se acerca como un león hambriento, lo que me deja a mí como la presa en esta analogía—. Quieres enloquecerme ¿Verdad?

Finjo no entender, dejo la malteada y cedo a quedar completamente indefensa para él. Sus ojos brillan con lujuria al recorrerme con la mirada de arriba a abajo, la abstinencia de estos días ya están pasándonos cuenta de cobro y mi outfit "para trabajar" no ayuda mucho que digamos, aunque admito que de forma consciente elegí usar solo una camiseta suya. La idea era sacarlo de la rutina y funcionó.

—Yo sólo quería ayudar, — me pierdo viendo su boca, — a eso se supone que vine ¿No?

En teoría, porque sí me interesa que acabemos pronto de pintar y reparar lo que hace falta en el apartamento, pero también vine porque quería estar a solas con él lejos de todo y de todos; y pues aquí estoy, cubierta de pintura hasta el pelo y con muchas ganas de él. Después de Acción de Gracias no hemos tenido mucho tiempo para estar juntos, entre la escuela, el trabajo y que con los Ross en casa no he podido librarme de las actividades familiares en las que mi mamá me ha obligado a participar para integrarme a ellos a lo maldita sea, entiéndase priorizando su voluntad sobre la mía, no hemos estado juntos tanto como nos hubiera gustado.

»—Sospecho que esto de vivir juntos y solos me va a gustar, — lo tomo por el cuello de la camisa, — mucho.

Un suspiro se le escapa al tiempo en que se remoja los labios y pasa saliva con dificultad. Él es una ternurita, en serio, la cosita más tierna que he conocido y espero que mi otra cosita bella herede todo de él aparte de esos ojazos azules que me fascinan.

El club de las niñas mal: Bea Libro I 🩷 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora