Había estado acechando a su victima por días, muchos hombres se habían unido a las filas de la guardia de la ciudad, muchos eran oportunistas o bandidos que bajo el gobierno del nuevo rey se les habían perdonado todos sus crímenes, pues según el, esos crímenes se cometieron en contra de unos reyes ilegítimos y si querían podían ganarse su favor sirviéndole y las ratas salieron de sus agujeros para ponerse bajo su mando. Por fortuna eso tenia algo que le servía a su favor, cientos de hombres, quizá miles que no se conocían ni el rostro entre ellos ahora conformaban la guardia de la ciudad y esa era una oportunidad de Loreant no podía desaprovechar. Necesitaba infiltrarse en las filas del usurpador para poder servir a María, se lo debía después de todo lo que su familia había hecho por el, debía honrar al difunto rey por haberlo salvado de las calles y al consorte por haber confiado en el.
Su presa se acercaba por la calle, como bien había deducido siempre hacia el mismo trayecto hasta su hogar y Loreant lo esperaría a pocos metro de la puerta de su hogar, debía asumir su identidad, por eso había elegido a alguien que tuviera su misma altura y contextura corporal.
Loreant vio que pasaba cerca de su escondite y comenzó a seguirlo sigilosamente hasta la entrada de su hogar, algo que lo había vuelto el blanco perfecto para Loreant, no había sido solo su parecido físico con el, si no el hecho de que era nuevo en la ciudad y no parecía tener parientes cercanos, era como si se lo hubieran entregado en bandeja de plata, Loreant no era alguien religioso, pero si algún dios había ayudado se merecía sus respetos.
Vio que sacaba la llave de uno de sus bolsillos y abría la puerta, momento que Loreant aprovecho para sacar su cuchillo y acercarse hasta estar a solo un paso de el. Su victima no se percato de absolutamente, alcanzo a voltear solo para terminar siendo degollado en el acto y a continuación ser empujado al interior de su hogar. Loreant entro y cerro la puerta casi al unísono que entraba. Vio pacientemente como el hombre daba sus últimos desesperados movimientos por llevar sus manos a su garganta, pero la vida se desvaneció de sus ojos y todo su cuerpo se quedo quieto. Una muerte muy rápida, algo que en opinión de Loreant no se merecía nadie que se hubiera puesto bajo el mando del usurpador, todos y cada uno de ellos merecía la muerte.
Reviso el lugar, no había nadie ni nada que pareciera ser de valor mas allá de la armadura y armas que ahora llevaban la guardia de la ciudad. Loreant recordó a los antiguos guardias de la ciudad, vestidos con sus cotas de malla plateadas y sus capas azules, eran un espectáculo que desplegaba respeto y admiración de parte de los ciudadanos, pero ahora la cota de malla era negra y la capa que los hacían llevar era roja como la sangre además de que sus yelmos tenían mascaras que cubrían sus rostros, eso no lo molestaba, facilitaba su trabajo como infiltrado, pero para las personas que los vieran en las calles, no seria una linda imagen.
Limpio la sangre y desmembró el cuerpo, lleno varios sacos con sus restos y los preparo para llevarlos a la basura, donde accidentalmente una antorcha terminaría cayendo y quemando todas las pruebas de que ese desgraciado existió.
Acomodo todo el lugar para que estuviera a su gusto, el hombre que había asesinado era un desastre, tenia ropa tirada y sucia por todos lados, comida echada a perder en la mesa y la armadura descuidada. Loreant se encargo de limpiar, de tirar todo lo que no pudiera servirle y de preparar la armadura lo mejor que podía, si de algo estaba seguro era que necesitaba subir rápidamente de rango en la nueva guardia, pues de esa manera tendría mas acceso y podría obtener mas información sobre como sabotear al usurpador.
A la mañana siguiente salió de su nuevo hogar ya vestido con su armadura negra y brillante con la capa limpia y planchada y el yelmo perfectamente lustrado al igual que sus botas, salió con lanza en mano y espada envainada en el cinturón, el hombre al que remplazaba se llamaba Toran y venia de las marcas occidentales, por fortuna ese acento era fácil de imitar para Loreant.
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Legitima
RomanceEste libro es la secuela de El Consorte y La Reina, recomiendo que vayan a leerlo primero. Nirde ha caído, Andros ha desaparecido y fue dado por muerto. Los ejércitos de Alban se encuentran desmembrados por todo el reino y Maria debe prepararse para...