Los jovencitos se volvían cada día mas fuerte, los había traído consigo desde el norte, una nueva tanda de niños de los clanes cuyos padres entregaban para que fueran formados en la corte de Alban. Desde hacia ya cinco años que tenia a los jóvenes de los clanes como sus pupilos, cada año llegaba una docena mas de jóvenes, en su mayoría varones, algunas niñas a veces eran entregadas para que terminaran formando parte de la corte de Alban, pero los jóvenes eran para el, los entrenaba, les enseñaba a usar la espada, el arco, la lanza, a luchar a caballo y luchar con armadura pesada, algo poco común entre los hombres de los clanes que no suelen disponer de armaduras de tan buena calidad como los de Alban o Reindlad.
Tenia a una docena de jóvenes formados frente a el, la mayoría de ellos no llegaba a tener mas de doce años, pero eran fuerte y les gustaba pelear, Rowan en su ausencia había hecho un buen trabajo con los que ya tenían, ahora era el momento de que los nuevos se incorporaran al entrenamiento, entre ellos coloco a Gared, ya era momento de que luchara de verdad, basta de espadas de madera y chocar espada como niños, tenia que aprender a luchar de verdad, era el mas pequeño de todos, pero eso no lo hacia menos, tenia esperanzas en el pequeño, como las había tenido con Rowan.
- Primera lección cachorritos - dijo mientras caminaba frente a ellos - cuando se lucha por la vida todo vale, les enseñare a ser caballeros, pero no idiotas que se dejan matar, si deben atacar por la espalda para salvar a sus compañeros, lo hacen, si deben hacer trampa, lo hacen, si deben rodear al enemigo para que su defensa colapse, lo hacen. ¿Les quedo claro?.
- Si señor - dijeron todos manteniéndose firme.
- Ahora, uno por uno tomaran la espada - dijo mientras tiraba una de las espadas de practica a los pies de los jóvenes, era de entrenamiento de metal, pesada como una de verdad pero sin filo - y se enfrentaran a mi uno a uno.
Los jóvenes parecían dudar de aquello, no parecían querer enfrentarlo, Andros sabia que los jóvenes sentirían eso, pero justamente lo que quería era que pudieran superar el miedo que les podría generar enfrentarse a alguien que claramente era superior a ellos, de nada servía un soldado que no supiera como enfrentar el miedo.
- Si no toman la espada - dijo entonces Andros desenvainando la suya y apuntándolos - elegiré yo.
Los jóvenes no se movieron miraban la espada que Andros llevaba en la mano, era también de practica, pero la miraban con tanto miedo y respeto como si de acero con filo se tratase.
- Bien - dijo mientras caminaba frente a ellos - son unos cobardes al parecer, pero no se preocupen, el miedo no es malo, lo malo es ceder ante el, por lo que me encargare de quitárselos a los golpes.
Se paro al final de la fila y apunto a uno de los nuevos, era un joven alto, para su edad le llegaba hasta el pecho, debería tener unos trece años y ya era mas alto que su esposa.
- Tu nombre si no me equivoco es Lance - le dijo al joven que lo miro asustando, el chico asintió - bien, toma la espada y muéstrame de lo que eres capaz.
Andros se dio la vuelta y comenzó a caminar hasta estar frente al grupo completo, el joven se adelanto, tomo la espada que Andros les había tirado, con ambas manos, se notaba que le pesaba, era alto, pero no tan fuerte como Andros hubiera querido, tendría que hacerlo trabajar la fuerza, quizá troncos, cortar leña o incluso ayudar a los albañiles, eso lo haría fuerte y resistente.
- Vamos - le dijo con un gesto de la mano - ataca primero, quiero ver que tanto deberé golpearte para que aprendas a luchar como es debido.
El joven ataco con un ataque horizontal, Andros lo detuvo sin mucha dificultad y lo tomo del chaleco de cuero para luego empujarlo hacia atrás.
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Legitima
RomansEste libro es la secuela de El Consorte y La Reina, recomiendo que vayan a leerlo primero. Nirde ha caído, Andros ha desaparecido y fue dado por muerto. Los ejércitos de Alban se encuentran desmembrados por todo el reino y Maria debe prepararse para...