Whitewood

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Oscar observaba desde lo alto de su caballo como las fuerzas enemigas comenzaban a salir de su campamento y en formación avanzaban. Los habían derrotado decenas de veces en el ultimo año, pero siempre volvían a atacar, era como si nunca se acabaran, Oscar comenzaba a cansarse de esto, queria acabar con esto de una vez por todas y caer sobre Nirde, queria atravesar esas malditas puertas con sus hombres y acabar con la vida del usurpador, debía pagar por lo que habia hecho.

Sus hijos, el orgullo de toda su vida dirigían cada uno uno de los flancos, aunque les ordeno que esperaran hasta que el enemigo avanzara, se habían vuelto hombre poderosos y terribles, el terror de sus enemigos. Andros abría estado muy orgulloso de ellos, después de todo siempre fue mas un hermano que un primo y ambos habían luchado bajo el mando de Andros antes de que se convirtieran en capitanes de sus propias tropas. 

El enemigo parecía haber entendido al fin que un ataque frontal contra sus filas era un suicidio, los hombres del norte formaban su muro de escudos con lanzas, espadas y hachas, con eso de su lado no habia manera de que atravesaran su posición. Por es avanzaban en formación cerrada sin desarmar su propio muro de escudos. En ambos flancos enemigos habia miles de hombres de mas allá del mar, eran fieros y sin miedo a la muerte, dignos enemigos, no como los hombres de la urna, eran disciplinados, pero no grandes guerreros, una vez que lograbas romper su formación no habia manera de que lograran recuperarse.

- Lord Oscar - dijo a su derecha Kardus - ya hemos posicionado a los de mi sangre.

Así era como llamaba el viejo a los hombres de los clanes a los que ahora gobernaba en nombre de su difunto sobrino y que ahora habia jurado lealtad, no a Oscar, ni a la reina María, no, el viejo Kardus se habia arrodillado ante la pequeña Miriel.

- Bien - dijo mientras desenvainaba su espada - ya saben lo que deben hacer, cuando el enemigo haya avanzado y deje caer todo su poder sobre nosotros, resistiremos, resistiremos y resistiremos, entonces cuando hayamos obligado al enemigo a superar sus limites, comenzaremos a retroceder, creerán que nos están superando, entonces ustedes hacen su jugada y los rodean y atacan por la espalda.

Kardus asintió y se marcho galopando sobre su caballo. Oscar aun no lograba creer que ya no estuvieran en guerra con esos hombres, habían librado siglos de guerra, una guerra que nunca parecía acabar y que parecía que duraría para siempre, incluso mucho después de que su familia se extinguiera.

Las fuerzas enemigas seguían avanzando en formación, los arqueros de Oscar comenzaron a disparar, causando que algunos enemigos cayeran muertos al suelo y que su avance fuera aun mas lento. Oscar observo como sus enemigos no dejaban de avanzar, filas enteras de hombres caían muertos ante las flechas, sus enemigos cuando llegaron a un punto abrieron espacio para sus arqueros que desde atrás de los escudos de la infantería comenzaron a disparar. Era difícil admitirlo, pero esas formaciones que sabían usar los hombres del sur eran muy eficientes, pero tenían una debilidad, debían romper su formación, aun que fuera solo por unos pocos segundos, le daban la oportunidad del enemigo para destrozarla si sabían donde atacar.

No tardaron mucho en avanzar hasta la posición ideal para mandar al ataque a su infantería, aunque habían dejado cientos de hombres muertos en el camino. Oscar habia desde hacia meses establecido su posición siempre en la misma elevada sobre la amplia zona deforestada que rodeaba al camino del norte. Una posición mas que ideal para esperar al enemigo y mutilar su fuerza. La infantería comenzó a subir lentamente la elevación dejando atrás a los arqueros y lo que parecía ser la retaguardia de esa fuerza. Aunque mas allá, hasta donde alcanzaba la vista Oscar solo podía ver armaduras y legiones enteras de hombres que esperaban la orden para atacar y no le sorprendió ver como cuando la infantería enemiga con grandes perdidas llegaba hasta la fila de sus hombres, a lo lejos mas tropas enemigas comenzaban a avanzar hacia ellos.

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