Urna

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El reino de la Urna era uno de los mas antiguos del mundo, incluso existía antes de que el imperio tomara sus tierras y extinguiera a la antigua Urna, pero luego de que aquel imperio cayera bajo su propio peso, la Urna volvió a surgir mas fuerte que nunca. Su estirpe habia gobernado desde antes de la caída del imperio, siempre bajo las antiguas costumbres de su pueblo, siempre con su fuerza y sin someterse ante nadie.

Pero ahora, un nuevo enemigo se imponía sobre ellos, con aun mas fuerza y brutalidad de la que se recordaba en los antiguos textos. Los antiguos latinos se habían impuesto por la fuerza, pero aun así, los hombres de Alban apoyados por las fuerzas del principado fueron capaces de acabar con todas sus defensas. Valeram entendía en ese momento que el haber decidido apoyar a Alexander habia sido la peor decisión de su vida, no solo de su vida, sino que podría ser la peor decisión tomada en los mas de quinientos años de reinado que tenia su familia sobre la Urna.

En esos momentos, mientras estaba sentado en su trono, el trono de su padre, del padre de su padre y el padre de su padre, solo podía pensar en que estúpido habia sido. Habia supuesto que con la muerte del consorte, Alban seria una presa fácil, pero nunca habría imaginado que el estúpido de Alexander fuera tan cruelmente estúpido, habia dicho a todo el mundo que Andros Whitewood estaba muerto y en realidad lo habia dejado vivir, al parecer por el simple hecho de que queria verlo sufrir y queria que antes de matarlo verlo destruido. Valeram sabia muy bien que si hubiera tenido la vida de ese hombre en sus manos, lo habría matado sin dudarlo ni un solo instante, era mejor matar al mas peligroso de tus enemigos, pues si lograba liberarse de sus cadenas lo haría mas fuerte que nunca. Eso era lo que ahora sufría su reino.

Los esclavos se rebelaban y se unían a los ejércitos de Alban, el usurpador no solo habia dejado vivir al consorte, resultaba que la cuna de ese hombre era mucho mas noble y alta de lo que jamás imagino Valeram, en su puta vida hubiera imaginado que ese simple capitán del norte, era un príncipe de Reidlad.

Sus ciudades habían caído y sus tropas estaban aniquiladas, solo quedaba su capital, el ultimo de los grandes bastiones de la Urna. Pero Valeram sabia la verdad, se habia acabado, habia enviado emisario a parlamentar con los generales enemigos y le habían devuelto sus cabezas con una nota metida en sus bocas.

"Rendición total o muerte"

Esas eran las únicas palabras que le habían enviado como respuestas. Valeram entendía el mensaje y en esos momentos estaba debatiendo que debía hacer. Era el ultimo de su linaje, no tenia hijos ni hermanos, ni siquiera tenia un primo lejano al que nombrar como su heredero. Si el moría, uno de los linajes mas antiguos de historia desaparecería con el y todo por tomar una mala decisión.

Se disculpaba con sus ancestros, los habia decepcionado y llevado a su reino a la extinción.

- ¿Qué haremos majestad? - preguntaba Lord Horace - el enemigo parece estar listo para asaltar las murallas.

- No podremos defenderlas - dijo Valeram seguro de eso.

Habia perdido a miles de hombres en la guerra, pero nunca habia visto algo mas terrible que a ese hombre de cabellos negros y ojos verdes cargar el solo contra todo su ejercito mientras sus hombres morían tras el. Ahora no tenia suficientes hombres para defender sus murallas, murallas que eran demasiado altas y gruesas como para ser defendidas. Si no se hubiera precipitado y retrocedido a las ciudad quizá podría haberlas defendido, pero la aplastante derrota en los vados lo habia dejado sin tropas y su ultima esperanza, el ejercito del sur, habia sido masacrado hace una semana, sus aliados lo habían abandonado y su propio pueblo se alzaba en rebelión.

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