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Lo primero que hizo Andros al salir de esa maldita cueva fue comer comida de verdad, los hombres de Loreant lo miraban sorprendidos por como devoraba todo lo que ponían delante de el. Carne, carne de verdad, zanahorias, papas y queso, todo lo que llegaba a sus manos era devorado. Los presentes ya habían terminado de comer y Andros seguía devorándolo todo y bebiendo cerveza y vino, tanto que casi vomita en mas de una ocasión.

- Mi señor - dijo Rowan mientras se sentaba frente a el, todos los demás mantenían la distancia, Andros no podía culparlos, después de tres años pudo ver su reflejo y hasta el mismo se habia asustado.

- Rowan - dijo mientras lo observaba de arriba a abajo, ya no era el muchacho que María habia designado como su escudero, ahora era un hombre - gracias.

El escudero pareció avergonzarse e inclinar la cabeza ante el.

- Se que es apresurado - dijo mientras levantaba la mirada - pero me gustaría saber que es lo que quiere hacer, yo lo seguiré a donde vaya.

Andros se miro las manos y comenzó a apretarlas hasta formar dos puños, le dolían las manos por las cadenas que llevaba desde hacia años, dudaba de que aun pudiera hacer algo, luchar, eso si lo haría, pero ya no confiaba en su propia habilidad para hacerlo.

- Por lo poco que me han contado - dijo observando las llamas de la hoguera - la guerra se esta decantando en favor de María, gracias a la ayuda del principado.

Andros no soportaba la idea de que María se aliara con el principado y mas aun saber que le contaran su verdadero linaje, le habia mentido a María todo el tiempo y habia depreciado a la mitad de su familia durante toda la vida y ahora les debía, le debía al principado mas de lo que podría pagar en una vida. Le debía a María una explicación por todo y seguramente se enojaría con el, esperaba con ansia ese momento, su esposa era aun mas hermosa cuando estaba molesta y deseaba verla mas que nada en el mundo. Lamento escuchar del descenso de su abuelo, pero mas lamento saber que Agdrian, su tío, habia designado a su pequeña hija Miriel como su sucesora. No les entregaría a Miriel, jamás lo haría, aun no la conocía pero sabia que daría su vida por ella sin dudarlo.

- Pero no creo que sea buena idea ir al encuentro de María o de mis parientes - dijo Andros tomando por completa sorpresa a Rowan.

- Pero - dijo algo disgustado su escudero - creí que querría ir a reencontrarse con la reina y conocer a su hija, a pasado tanto tiempo que supuse.

Andros sonrió con amargura.

- Tu no conoces al usurpador - dijo Andros - nadie puede conocerlo como yo lo hago, no solo me torturo durante años, yo en ese horrible tiempo logre aprender como funciona su mente enferma.

Los hombres de Loreant seguían dirigiendo algunas miradas curiosas o temerosas en su dirección, vio que Casia estaba sentada junto al herrero que lo habia liberado de las cadenas y no pudo evitar identificar a su hermana en ella, tenia la misma mirada estúpida que le dirigía a Ambras cada vez que lo miraba.

- No podemos dejar que descubra que he escapado de mi cautiverio, algo que seguro será rápidamente difundido si me presento ante María - Andros tomo un palo y revolvió la madera de la hoguera - no, si queremos que Alexander siga creyendo que tiene poder sobre María, pues por eso me ha dejado vivir tanto tiempo, no solo por torturarme y hacerme daño, no, su mente es mucho mas compleja, lo que quiere es que si la guerra llega a un punto sin retorno poder utilizarme como moneda de cambio.

Rowan lo observaba con atención y escuchaba todo con una mirada segura y fría.

- Andros - dijo Loreant mientras se acercaba a ellos - ¿escuche bien? - pregunto - ¿acaso no planeas ir a ver a tu esposa?.

Andros negó con firmeza.

- No mi buen amigo - dijo tirando el palo en el fuego - aun queda algo que puedo hacer para que esta guerra termine, aun queda algo que podemos hacer para salvar la vida de todos los habitantes de Alban.

- Pero - dijo disgustado - la reina ha sufrido mucho su muerte, o mejor dicho supuesta muerte, no necesita hacer nada, deje que otros se encarguen, deje que los ejércitos de Alban luchen y ganen esta guerra, vaya a casa, a Las Diez Forjas y reúnase con su familia conozca a su hija y tenga paz.

Andros imagino la escena y si, habría dado la vida por ese simple momento, pero luego recordó a Alexander, el usurpador, recordó todo lo que le hizo y todo lo que habia hecho a esas mujeres en frente de el. No, como esposo, como padre y como hombre, no podía dejar que esa bestia siguiera viviendo, no cometería el mismo error que su enemigo, lo mataría sin dudar.

- Lo lamento Loreant - dijo con firmeza - pero sabes que no puedo quedarme de brazos cruzados, pueden cortarme, pueden quemarme, pero ahora que se que aun tengo porque luchar, no hay forma de que no lo haga.

- Bien - dijo Loreant con un tono de derrota en la voz - jure servirte hace años y ese juramento sigue en pie.

Andros sonrió complacido.

- Lo primero, ¿el capitán de este grupo enemigo sigue con vida? - ambos hombres asintieron - perfecto, pues necesitamos que siga escribiendo sus informes y que uno de tus hombres se lo lleve a su contacto en Nirde, para que así llegue a las manos del usurpador y no sospeche que soy libre.

- ¿Qué es lo que planea? - pregunto Rowan.

- Loreant, dime, ¿Alexander respeta las tradiciones de Alban?.

- Tiene que hacerlo - le respondió su agente - si no lo hiciera ni un solo noble se hubiera unido a su bando, respeta todas y cada una de sus leyes y tradiciones, aunque verdaderamente lo hace por obligación y con disgusto.

Andros sabia que el no se atrevería a no seguir las tradiciones, era un conquistador hábil, sabia que no podía simplemente ignorar y no adoptar las costumbres del pueblo que planeaba gobernar.

- Pues recurriremos a esas tradiciones para acabar con el.

Los hombres lo miraron sin entender.

- Solo dime una cosa mas y entonces podremos comenzar a preparar mi plan, ¿podrías volver a entrar en Nirde y seguir fingiendo ser un capitán leal?.

Loreant parecía dudar de esto ultimo, pero al final luego de mucho pensar asintió con mala cara.

- La verdad preferiría comer mierda - dijo con odio en la mirada - pero si es necesario podre hacerlo.

- Necesito que también empiecen a organizarse revueltas en la ciudad - dijo Andros - necesito que se vuelva loco, que pierda el juicio. Si enserio la guerra se esta volviendo en su contra y ahora le ponemos problemas dentro de las murallas de su capital estoy seguro de que caerá en mi trampa.

- ¿Trampa? - pregunto Rowan sin entender - ¿una trampa para que?.

Andros sonrió complacido y se levanto cuan alto aun era, sentía que poco a poco la fuerza le volvía y mucho mas después de que pudiera mover el cuerpo libremente, aun así debía prepararse, en tan solo un mes estaría listo y los preparativos para su plan estarían completados.

- Para matar al usurpador y acabar con esta maldita guerra de una vez por todas.

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