Rowan no se quedaría en Las Diez Forjas, se quedo solo para poder presenciar el funeral de su señor caído, ahora solo tenia un objetivo, matar al usurpador. Lo había estado reflexionando, pensando que es lo que haría el consorte, cual seria su movimiento y Rowan solo pensó que la única opción era cortar la cabeza de la serpiente. En el tiempo que estuvo en el norte vio como los ejércitos de la reina comenzaban a agruparse, los hombres del norte eran una fuerza temible para Rowan, todos eran guerreros y soldados probados, todos ellos contaban con la disciplina y experiencia que los ejércitos del sur no. Eran menos, eso era cierto, pero Rowan sabia que si esos hombres hubieran estado en Nirde, la ciudad hubiera tenido un destino distinto.
El viejo sanador de la fortaleza trato sus heridas y lo acogió en su torre para que pudiera residir allí mientras estuviera en la fortaleza. Rowan estaba impaciente, solo quería marchar al sur, quería unirse a Malco y luchar junto con el. Quería participar en su cruzada de venganza, de que servía estar allí en el frio, no, lo que tenia que hacer era luchar, castigar a los que profanaban Alban, miles de hombres habían muerto por este reino, Rowan debía honrarlos.
Con la bendición de la reina marcho al sur, solo, tal y como había llegado viajo por los fríos parajes que se interponían entre el y las tierras del sur. Esperaba llegar a tiempo para encontrar a Malco en el mismo lugar donde lo había dejado, pero no seria posible, habían pasado meses desde que lo enviara al norte para relatar a la reina los acontecimientos de Nirde. En el viaje, entendió algo, que no era mentira cuando en le norte decían que no podrían marchar hasta que el invierno acabara, los caminos estaban cubiertos hasta la cabeza de un hombre de nieve y los vientos eran terrible, si un solo hombre tenia problemas para avanzar, no lograba imaginar lo difícil que seria para un ejercito entero cargados de armas, armaduras y provisiones para la guerra. Tardo dos semanas enteras en llegar a la ciudad de Idma, la ciudad mas al norte que había en todo el reino de Alban, sabían desde hacia semanas que la ciudad había caído ante el usurpador, en el norte próximo solo quedaba en pie la ciudad de Iluria que aun no llegaban a alcanzar gracias a las constantes emboscadas que sufrían las tropas del usurpador en el camino a la ciudad y Rowan comprendía que era en esa dirección en la que tenia que ir, no tenia que quedarse en Idma o ir al sur a Nirde, debía ir a la ciudad de Iluria y unirse a la lucha, podría ser que incluso fuera Malco el responsable de esos ataques y allí pudiera reunirse con el y sus hombres.
Desde lo lejos pudo ver que la ciudad de Idma había sido saqueada, era la misma fatídica escena que había tenido de Nirde, ambas ciudades habían caído y sido saqueadas por los ejércitos del usurpador. No se atrevió a entrar en aquella ciudad, pues se veía en las puertas a largas columnas de hombres de mas allá del mar, armados con sus temibles armaduras y que se dedicaban a inspeccionar a los que entraban. No podía arriesgarse a ser atrapado, de nada servía si era encarcelado por el enemigo.
Marcho hacia el oeste, siguiendo el camino, aunque no directamente, sino que se guiaba viajando al margen del camino, era mas arriesgado y un viaje mas lento, pero mejor eso que ser capturado y llevado a una oscura celda. Por fortuna en aquellas tierras no nevaba tanto como en el norte y los caminos aun eran visibles y transitables. Mientras marchaba por la cima de una colina una flecha impacto a su caballos justo en el costado, este perdió el control y termino cayendo por la colina. Rowan logro sostenerse de una roca y así no caer pendiente abajo, su pobre montura se termino estrellando contra las rocas y quedado hecha pedazos. Rowan rápidamente desenvaino su espada, aunque le fue difícil por el frio, la vaina se había apretado al rededor del acero. Miro en todas direcciones para intentar identificar al tirador, pero no vio nada.
- ¡Mierda! - grito con furia mientras liberaba la espada y se preparaba.
Otra flecha llego, pero se clavo a pocos pies de el. Rowan logro ver la dirección de la que había llegado la flecha se cubrió detrás de unas rocas y observo esa dirección detenidamente. Vio como una figura comenzaba a moverse, llevaba un arco en una mano y claramente un flecha en la otra. Rowan entendió que podía ser una trampa el que su oponente se mostrara, por eso se quedo en su posición observando como avanzaba hasta su posición la figura encapuchada.
- Sal de donde te escondes - escucho que decía la figura desde el otro lado de las piedras - sal lentamente o te atravesare con mis flechas.
Rowan tomo uno de sus cuchillos y preparo su espadas. Salió rápidamente una flechas se disparo y rozo su hombro, Rowan lanzo su cuchillo contra su enemigo el cual esquivo desesperado, como resultado de esquivarlo tropezó y cayo al suelo. Rowan tomo ventaja y cargo, su oponente intento poner otra flecha en el arco, pero Rowan ataco, el arco termino cortado por la mitad, la figura se desespero y saco un espada corta.
- Ríndete - dijo Rowan mientras avanzaba con espada en mano - no quiero matarte.
- Yo tampoco - dijo mientras reía - dulces sueños.
Rowan no entendía nada, entonces sintió un terrible golpe en la cabeza y todo desapareció.
Al volver a abrir los ojos se dio cuenta de que estaba atado, y en un lugar desconocido para el. Intento estudiar el lugar donde se encontraba, pero no logro distinguir nada mas que piedras y un techo de madera, quizá fuera un cabaña, pero Rowan no estaba seguro. Le habían sacado todo lo que poseía, vio que su espada y armadura estaban tiradas a un lado, vio leña un lo que parecía ser una chimenea en un costado, pero no había rastro de los que lo habían capturado.
Frustrado intento desatarse, pero parecía que los nudos eran muy buenos, se dio cuenta de que no habían descubierto lo que escondía debajo de su cinturón, un pequeño pedazo de metal afilado que le habían dando en Las Diez Forjas. Lo saco de su escondite y comenzó a cortar las cuerdas que lo ataban, aunque tardo mucho mas de lo que tenia planeado y el hecho de que nadie llegara lo ponía aun mas nervioso con respecto a donde se encontraba. Termino de desatarse y corrió hasta donde estaba su espada, justo a tiempo para cuando se abría la puerta de la cabaña y un hombre entraba. Rowan rápidamente lo ataco por atrás y lo sujeto poniendo el filo de su espada justo en su cuello para que no se moviera.
- ¿Dónde estoy? - pregunto silenciosamente mientras cerraba la puerta con uno de sus pies, no deseaba llamar la atención.
- Tranquilo Rowan - dijo el hombre que había entrado.
Rowan dudo por unos instantes, pero volvió a poner su espada en su cuello y lo presiono.
- ¿Cómo mierda saber mi nombre? - pregunto molesto - ¿Quién eres?.
- Acaso no reconoces a tu abuelo muchacho - el hombre se dio la vuelta.
Rowan dejo caer su espada y vio a su abuelo Eustace allí parado vestía ropas simples y llevaba una espada en el cinturón.
- ¿Abuelo? - pregunto sin poder creerlo, bajo su espada - pero, ¿como?.
El anciano lo miro con lastima.
- Escape de Nirde al igual que tu, pero no sin antes ver la caída del baluarte en primera fila.
- Pensé que estabas muerto - dijo Rowan ante el anciano caballero.
- No te culpo muchacho - dijo mientras se acercaba y ponía una mano en su hombro - mataron a tantos y de una manera tan brutal que es normal que crean que todos los que quedamos atrás estábamos muertos.
Rowan dejo caer su espada y abrazo a su abuelo con fuerzas.
- Gracias a los dioses que estés vivo - dijo desesperado.
- Vamos, debes calmarte - dijo - ven, tenemos mucho de lo que hablar.
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Legitima
RomanceEste libro es la secuela de El Consorte y La Reina, recomiendo que vayan a leerlo primero. Nirde ha caído, Andros ha desaparecido y fue dado por muerto. Los ejércitos de Alban se encuentran desmembrados por todo el reino y Maria debe prepararse para...