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Heron por fin se había decidido a confrontar a aquel capitán que tanto le llamaba la atención desde que había llegado al baluarte. Al principio sospechaba que el usurpador lo utilizaba para espiarlo y así mantenerlo controlado sin que Heron se diera cuenta, pero había algo mas, lo había visto muchas veces interrogando a muchas personas y cuando veía al usurpador y a ese hombre juntos, no importa el momento o lugar, o si estaban acompañados o no, siempre Heron identificaba algo que al parecer el usurpador no, el capitán controlaba sus impulsos, impulsos que Heron mismo había tenido que controlar para no atacar a ese maldito. El capitán Toran, como al menos se hacia llamar, tenia el instinto de matar al usurpador.

- ¿Qué acabas de decir? - dijo el capitán Toran algo perturbado.

Heron se acerco mas al capitán y lo miro a los ojos.

- No debe fingir conmigo - dijo susurrando - se reconocer a alguien que intenta reprimir sus deseos e instintos, yo también debo contralar mis deseos de clavar un martillo en el cráneo de ese hijo de puta.

Heron sabia que era arriesgado decir esto en frente de uno de los capitanes de la guardia de la ciudad, pero al ver la mirada que ponía Toran, sabia que no estaba en peligro, pues en sus ojos había una mezcla de asombro y alegría.

- ¿Acaso quieres morir? - le pregunto mientras lo tomaba de la camisa y lo empujaba contra una pared de la herrería - escúchame, no se cuales son tus lealtades, pero si no quieres que te mate no dirás nada.

Heron sonrió desafiante.

- Mi lealtad siempre estará con Lord Andros Whitewood - le dijo sin poder evitar que sonara el orgullo que sentía.

Toran lo soltó y acerco aun mas su rostro al de Heron.

- El consorte esta muerto - dijo con la voz fría como el hielo - ¿acaso crees que serle leal a los muertos vale algo?.

Heron no pudo evitar sonreír, había dudado en decirle esto al capitán, pero el hecho de que aun no lo haya llevado ante el usurpador o el comandante de la guardia queria decir que tal y como Heron había supuesto aquel hombre no era leal al nuevo rey y podía llegar a ser un agente de la reina María.

- Si - dijo mientras caminaba hacia el, el capitán comenzó a retroceder - porque creo en el sacrificio de aquel hombre al que admire en vida y aun mas en su muerte.

- Deja de hablar de esa manera tan estúpida herrero - dijo, pero aun así siguió retrocediendo.

- Y si te dijera que se algo - dijo Heron sonriendo con malicia - algo que podría tener el poder de destruir al usurpador, que el tiene en su poder a alguien que entregaría su vida con tal de poder tenerlo al alcance de su acero.

El capitán apoyo su mano en su pecho y comenzó a empujarlo, Heron era un hombre grande y fuerte, pero se sorprendió por la fuerza que tenia a pesar de no parecerlo, era un lobo en piel de cordero. La mirada que le clavo en ese momento demostró que había tocado en un lugar muy importante.

- ¿A donde quieres llegar herrero? - dijo dejando ver su verdadero ser, hablaba con frialdad y lo miraba con unos ojos negros que parecían poder atravesar la piel y la carne - si no dejas de decir estupideces te aseguro que no dudare en decir todo lo que me acabas de decir al rey y así ganarme aun mas su favor.

- No harás algo como eso - dijo el herrero - se que tu deseo es verlo muerto, un deseo que comparto y a lo que quiero llegar mi buen capitán es que unamos fuerzas, matemos a la bestia con otra bestia igual de peligrosa.

- Aquella persona que dices puede matarlo - dijo mientras revisaba que nadie pudiera escucharlos - ¿Quién es?.

Parecía que ahora si estaba nervioso, algo que el mismo Heron también sentía en ese momento ahora que parecía que habían acordado intrincadamente una alianza. No sabia quien era ese hombre, pero eso no importaba, lo que importaba era que compartían un objetivo que parecía ser la fuerza que los hacia continuar adelante.

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