13

166 18 6
                                    

Rowan elevo su espada al cielo y la dejo caer en dirección a la larga columna de carretas que marchaban en lo bajo de aquel valle. Cientos de hombres cargaron sobre sus caballos contra la columna y muchos mas los siguieron a pie. Rowan observo a su abuelo que estaba sentado en un tronco a pocos pasos de el.

- Ve muchacho - dijo mientras sacaba su pipa de entre los labios y la golpeaba contra el tronco para que las brasas de tabaco cayeran al suelo - mata a esos hijos de puta.

Rowan clavo sus talones en los costados del caballo y este cargo pendiente abajo. Rowan ya desde antes de llegar llevo la espada hacia atrás y justo en el momento en el que se internaba en el caos soltó un potente tajo que abrió la garganta de un inmenso hombre cubierto de pieles. Rowan analizo el campo de batalla mientras de forma indiferente desviaba la punta de una lanza y clavaba la punta de su espada en el cuello de un enemigo que lo miro sorprendido. Había dedicado los últimos dos años a entrenar, a matar y dirigir a las tropas que junto con su abuelo habían reunido para defender las tierras de occidente en nombre de la reina. 

Rowan cabalgo y decapito a tres hombres en pleno movimiento mientras tomaba una antorcha con la otra mano y con la mano de la espada, la cual ya estaba cubierta de sangre, sostuvo las riendas. Una de las carretas estaba llenas de los heridos que sus enemigos habían tenido en el bosque de Breen los cuales suplicaban por su vida, pero Rowan sonrió con satisfacción y tiro la antorcha en la carreta. Los gritos del combate se vieron por completo superados por los chillidos y gritos de desesperación de los heridos que poco a poco comenzaban a quemarse. Vio como sus hombres acababan sin problema con los defensores de la caravana, dejaban vivos a los capitanes, como siempre lo hacían. Nunca se sabia cuando Torán podría estar entre ellos, por eso no podían matarlos, pues era en esos momentos en los que aprovechaban para que estuviera unos días con ellos y luego de que informara de todo lo liberaban para que volviera a Nirde. Aun se sorprendía de que uno de los hombres de la reina se hubiera infiltrado entre las filas de la misma guardia de Nirde.

Pero no estaba entre ellos, así que Rowan los miro y uno por uno sus hombres les abrieron la garganta con sus cuchillos.

- Ya saben que hacer con los cuerpos - ordeno mientras se dirigía a donde estaba su abuelo, revisaba la correspondencia que se transportaba en la caravana mientras que a su lado algunos hombres hacían inventario de todo lo que habían podido rescatar. 

Su abuelo lo observo mientras se acercaba, Rowan tomo uno de los trapos que hacían con las prendas de los muertos y limpiaba su espada de la sangre de sus enemigos. Adoraba esa espada, era el regalo del consorte, el que le había dado cuando marcharon por primera vez a la guerra.

- Debes controlarte - dijo Eustace mientras tomaba su pipa y dejaba los papeles a un lado - no te dejes llevar por la bestia que habita en el interior del hombre.

Rowan inclino la cabeza sin comprender y se sentó en frente de su abuelo, sirvió dos vasos con cerveza y le entrego uno.

- A veces debemos dejar que la bestia se sacie - dijo Rowan tomando el vaso y dándole un trago.

Su abuelo lo observo críticamente mientras bebía y volvía a llevar su pipa a los labios.

- Me sorprende que no aprendieras autocontrol mientras servías al consorte - dijo aun con la pipa en los labios.

- ¿A que te refieres?.

Eustace lo observo seriamente.

- Andros Whitewood era un hombre consumido hijo - tomo su vaso y lo termino de una sola cabeceada - puede que tu falta de experiencia no te dejara verlo, pero yo nunca me equivoco cuando veo a un hombre, el consorte hacia mucho que había sido consumido por la bestia, pero aun así lograba controlarse, algo admirable.

LegitimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora