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La mujer habia demostrado ser de fiar y sus conocimientos resultaron ser reales. Durante mas de una semana los ejércitos de Lord Ashterion y Lord Whitewood, se dedicaron a lanzar todos los cadáveres que les fue posible sobre la ciudad, también en ese tiempo llego el príncipe Agdrian con la mitad de sus fuerzas para unirse al asedio. Eso solo podía significar que Andros habia seguido su camino al sur, Malco no pudo evitar preocuparse, pues no entendía que era lo que estaba haciendo. Pero lamentablemente ahora estaba atado de manos allí, debían tomar la ciudad para poder seguir avanzando hasta la capital del reino de la Urna. 

Malco recorría aquel túnel acompañado de una docena de hombres, los guiaba la prostituta que parecia conocer aquel túnel como la palma de su mano. Malco habia enviado a muchos de sus hombres por aquel túnel para que pudieran entrar en la ciudad y desde dentro pudieran ayudar en la caída de la ciudad.

- Cuando salgamos - dijo entonces la prostituta deteniéndose frente a unas escaleras hechas de madera - debes mantener la cabeza agachada y seguirme, algunas de mis mujeres los acompañaran, la ciudad esta llena de mercenarios y soldados, y en los últimos días ha habido descontrol, pero no por eso debemos confiarnos.

Malco y sus hombres asintieron.

- Caminaremos por algunas calles - continuo - tus hombres están en una mansión de uno de mis amigos mas leales.

- ¿Es de confianza? - pregunto Malco - porque juro que lo matare si nos traiciona y a ti te romperé el cuello con mis propias manos.

La prostituta tembló y pareció encogerse.

- Juro por mi vida que mi amigo es de fiar - dijo llevándose sus manos al pecho.

Malco estudio el rostro de la mujer y vio con claridad miedo, pero también vio cierta mentira en su expresión.

- De acuerdo - dijo mientras le señalaba la entrada.

La mujer se dio la vuelta y comenzó a caminar por la escalera. Malco aprovecho el momento para girar y mirar a sus hombres, sus soldados entendieron el mensaje que les lanzo con la mirada y se pusieron alerta y tomaron sus armas.

Siguió a la mujer con sus hombres y cuando abrió la puerta se encontraron en lo que parecia ser un almacén, allí habia como habia asegurado la prostituta muchas mujeres que parecían ser prostitutas.

- Formen parejas - dijo Livia con firmeza - de esa manera no llamaran la atención.

Malco asintió a sus hombres y se formaron parejas, Livia se coloco a su lado y lo agarro sugerentemente del brazo.

- No importa lo que veas afuera - dijo la mujer rápidamente - mantente controlado y no hagas nada.

Malco observo a la mujer con confianza.

- La ciudad es un caos desde que lanzan cadáveres - dijo molesta - revueltas, descontrol y asesinatos.

- Somos mercenarios - dijo mirando a sus hombres - vivimos de eso.

Sus hombres rieron y las mujeres allí presentes los miraron con incredulidad.

- Están todos locos - se quejo Livia.

La mujer los guio por el almacén, hasta encontrarse con un hombre gordo y barbudo.

- ¿Listos? - pregunto el hombre.

- ¿Quién eres? - pregunto Malco dando un paso al frente.

- Soy Simón - dijo el gordo con firmeza - dueño de este lugar.

- Bien Simón - dijo poniendo una mano en su hombro - te prometo que por esto llenare tus bolsillos de oro.

- De eso estoy mas que seguro mi señor - dijo el hombre con una reverencia.

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