Rowan observo con horror como los nobles eran ejecutados allí mismo en frente de toda la ciudad, los hombres del principado bajo el mando y orden de Lord Andros habían ejecutado sin juicio a los últimos nobles de occidente. Rowan no podía creer que su señor hubiera podido hacer algo como eso, ese no era el consorte al que habia servido años atrás.
Rowan no dijo nada, simplemente espero a que pudieran estar a solas, un momento que fue posible cuando entraron en el castillo y Rowan lo escolto hasta la biblioteca.
- Mi señor - dijo Rowan preparándose para enfrentar a su señor.
- Tenia que hacerlo - dijo el consorte - eran traidores, traidores en los que no podía confiar.
- La reina no lo aprobaría - dijo Rowan mientras se acercaba a su señor.
Lord Andros sonrió molesto.
- Claro que no lo hará - dijo con dolor - a pesar de que gobierna Alban, ella tiene un buen corazón, es incapaz de quitar una vida de forma injusta, en cambio, a mi me educaron para hacerlo toda la vida.
- ¿Por que lo hizo? - le pregunto Rowan intentando entenderlo.
- Ya no se puede confiar en ellos - dijo Lord Andros - debían morir, espero que sus hijos aprendan de esto, serán enviados a Nirde y sus dominios quedaran en manos de hombres de confianza, hasta que tengan edad de gobernar y su lealtad sea probada.
Rowan se sentó en una de las mesas y observo como Andros revisaba los libros de aquellos estantes que parecían abandonados por la fina capa de polvo que los cubría.
- Créeme - dijo entonces su señor - no me complace quitar una vida, pero hace mucho que no dudo en hacerlo, no olvido el rostro de ningún hombres que asesino, pero ya no siento culpa por ello.
- Podría haber hecho algo mas.
Lord Andros tomo un libro y se acerco a Rowan.
- Es verdad - dijo mientras apoyaba el libro sobre la mesa - pero esta solución me pareció mas directa, un hombre muerto no es amenaza para nadie, eso me lo enseño Alexander.
Rowan se levanto sorprendido.
- ¿A que se refiere? - pregunto nervioso.
- Mira lo que le paso - dijo mientras buscaba algo en el libro - si me hubiera matado, posiblemente no habría caído, incluso podría haber ganado la guerra, pero me dejo vivir y termine con su reinado.
Volvió a sentarse y junto la manos para intentar entender lo que habia dicho su señor, no tardo mucho en entenderlo, pero no lograba entender porque debían morir esos hombres. Eran traidores, eso era verdad, pero existían otros castigos que se podrían haber aplicado.
- No te molestes en entenderlo - dijo mientras pasaba las paginas - no hay nada elaborado de fondo, simplemente los mate para evitar futuras amenazas y traiciones.
Rowan se levanto.
- Me retiro, si me lo permite - dijo Rowan mientras le dedicaba una reverencia.
- No quiero que me veas como un monstruo - dijo entonces su señor - no siento nada de placer al hacer esto, pero a veces es mejor ser temido que amado.
- Usted nunca será un monstruo ante mis ojos mi señor - dijo mientras le dedicaba una reverencia.
Al salir pudo ver que en la puerta de la biblioteca habia una docena de altos caballeros del principado, Rowan seguía sorprendido por esos hombres, eran altos, tan altos que le sacaban una cabeza, todos llevaba el cabellos largo y ondulado, negro como la noche, ojos verdes o azules, con rostros alargados y solemnes, pero con ojos fríos y terribles. Todos vestían cotas de malla negras con armaduras de escamas y coraza de hierro negro con labrados parteados en forma de colmillos de lobos en las hombreras.
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Legitima
RomanceEste libro es la secuela de El Consorte y La Reina, recomiendo que vayan a leerlo primero. Nirde ha caído, Andros ha desaparecido y fue dado por muerto. Los ejércitos de Alban se encuentran desmembrados por todo el reino y Maria debe prepararse para...