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Rowan acompañaba a la avanzada del grupo, que estaba conformada por mas de una docena de hombres liderados por el hombre de Loreant, Julio, en los pocos días que llevaban juntos habia aprendido a acostumbrarse a la presencia de esos hombres con las armaduras y los colores de sus enemigos y mucho mas después de que sin dudarlo atacaron a los exploradores que el usurpador parecía tener por todo el bosque de Breen.

Aun esperaban que el choque de fuerzas se llevara a cabo en el bosque para así aprovechar la falta de hombres del enemigo y adentrarse en la zona en la que parecía estar ese par de cavernas que según Casia podían albergar la prisión de Lord Andros. Rowan deseaba llegar a ese lugar, estaba ansioso por volver a ver a su señor y ponerse bajo su mando, estaba mas que convencido de que aun después de todo ese tiempo el consorte seguiría teniendo una voluntad fuerte y deseo de batalla.

El bosque de Breen era uno de proporciones inmensas, era el mas grande de todo el sur, tan grande que en vez de rodearlo los antiguos gobernantes de esas tierras habían decidido hacer caminos que lo atravesaran por completo. Era también un lugar en extremo peligroso, no solo por la patrullas enemigas, sino también por las criaturas que lo habitaban, habia jabalíes que eran tan grandes como un hombres y manadas de lobos numerosas y terribles, y ni hablar de los osos, eran inmensos y podías encontrarlos por cualquier parte. Rowan tenia que admitir que era muy inteligente encerrar a alguien en una prisión que estuviera en medio de ese lugar tan hostil.

Rowan clavaba el ojo en todos los movimientos que se producían a su alrededor y mantenía siempre su mano en la espada. Los demás hombres parecían actuar de la misma manera, alerta y a la espera de que algo pudiera aparecer. Llevaban días recorriendo el bosque, pero no encontraban nada que los ayudara a encontrar esa cueva, Rowan comenzaba a desesperarse, giro la cabeza para observar a su espalda y muy a lo lejos pudo ver a los demás marchando en filas. No sabían muy bien a lo que se podían enfrentar cuando llegaren a aquel lugar, pero no estaba de mas tener a todos esos hombres, gracias a ellos las patrullas enemigas que se acercaban y intentaban detenerlos eran aniquiladas sin problemas con bajas mínimas, en lo que iba del viajes habían perdido a diez hombres. Rowan dio la orden para que se detuvieran.

- ¿Qué es lo que pasa Rowan? - le pregunto Julio mientras se acercaba a el.

- Según Casia - dijo mientras intentaba agudizar el oído - en aquella cueva hay una cascada y de aquella cascada nace un arroyo.

Julio y sus hombres lo miraron sin entender.

- Dioses - dijo algo molesto mientras se arrodillaba en el suelo - se nota que son hombres de ciudad, en el bosque el ruido de un arroyo es mucho mas fuerte de lo que parece.

- No digas estupideces - dijo Julio.

Rowan levanto la mano para callarlo.

- Escuchen, no hagan ni el mas mínimo ruido y traten de concentrarse en cualquier ruido que escuchen.

Los hombres de mala gana le hicieron caso y Julio se quedo parado observándolos con escepticismo y desconfianza. 

Rowan se quedo allí arrodillado escuchando con paciencia, esperando escuchar algo, después de todo estaban cerca de la zona en la que supuestamente debería estar aquel escondite. Entonces mientras luchaba con la desesperación de que no pudiera encontrar nada y que todo fuera en vano escucho lo que parecía ser una caída de agua, muy pequeña pero aun así eso era sin duda el ruido de una corriente de agua que chocaba con las rocas.

- Logro escuchar algo - dijo uno de los hombres - como si fuera la caída del agua.

- Debemos estar cerca - dijo Rowan mientras se levantaba.

Julio los miro a todos algo preocupado.

- Yo no escucho nada - dijo molesto - acaso se están volviendo loco o quieren jugarme una puta broma.

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