Siempre habia querido ser rey, un buen rey, su madre le habia dicho que su padre era el legitimo heredero al trono de Alban y dedico su vida entera a entrenar y prepararse para algún día tomar lo que era suyo por derecho, su madre habia muerto sin poder verlo convertirse en rey. Pero agradecía Que no estuviera para ver en lo que se habia convertido.
A veces no lograba entender como una mujer tan bueno habia terminado criando a un hombre como el. Alexander sabia que era malo, sabia que todo lo que hacia era de una naturaleza aberrante, pero simplemente no le importaba, nada le importaba mas que tener el trono y por fin estar a salvo de todo el mundo.
Mientras desayunaba sin haber dormido en toda la noche, leía el ultimo informe del estado del consorte, según el capitán Oliver seguía encerrado y sin decir palabra alguna, pero vivo tal y como Alexander deseaba.
También estudio el mapa de la ciudad y habia decidió repartir a sus fuerzas por la ciudad ya que sus enemigos habían comenzado a asaltar los cuarteles y ya habían quemado dos con los pocos hombres que los protegían siendo asesinados, por eso habia duplicados las guarniciones y puesto en alerta a todos los hombres de la guardia y tropas que le quedaban en la ciudad, unos seis mil hombres aun estaban en la ciudad suficientes para defenderla, pero sus fuerzas que habia enviado a occidente habían sido repelidas y estaban regresando a la ciudad para defenderla, por fortuna y a la hora justa habían llegado las noticias de que en occidente estaban llegando las naves de sus aliados con miles de hombres que pronto podrían marchar hacia Nirde y entonces las ya cansadas fuerzas de la reina María no podrían hacerle frente. Decidió entonces recostarse sobre el escritorio sin preocuparse en sacarse la armadura que hora llevaba como un hábito.
El haber pensado en su madre causo que cuando cayera dormido viniera en sueños las imágenes de su pasado. Vio a su madre sentada junto a la chimenea tejiendo mientras los sirvientes preparaban la cena, recordó sus cabellos rubios y ojos marrones, la amargura en su rostro y las risas irónicas que tanto lanzaba. Ceno junto a su madre como lo había hecho tanto tiempo atrás que parecía que hubiera sido en otra vida.
Lo despertaron los gritos de sus hombres que entraron corriendo en su estudio, Alexander ya estaba cansado de esto y la noticia de que sus fuerzas habían sido derrotadas en occidente no hacia nada mas que volverlo loco.
- Díganme que ocurre.
- Arden los cuarteles del sur majestad - dijo Lord Harlam - y hemos visto que varios cientos de hombres se movilizan por toda la ciudad.
Alexander se levanto rápidamente de su asiento y miro a sus hombres. Como siempre llevaba su armadura puesta y la espada estaba apoyada sobre el escritorio, sabia que no era algo normal dormir con armadura, pero sabia que debía estar listo en cualquier momento, no habia escusas.
- Preparen a nuestras fuerzas quiero que acaben con esa escoria hoy mismo y cierren todas las puertas de la ciudad.
Muchos hombres asintieron y fueron a cumplir sus ordenes.
- Quiero que la mitad de nuestra fuerza se quede en el baluarte y en la plaza - dijo con furia - y quiero que movilicen al resto para repeler los ataques de estos revoltosos, si es necesario mata a todos los que estén en la calles, pero esto se acaba hoy.
Miro entonces a sir Durgg.
- Tu toma a cien de mis hombres y ve a la puerta oeste, quiero que salgas y captures al caballero llamado Marte - ordeno con firmeza - si llega a resistirse mátalo y tráeme su puta cabeza.
El caballero simplemente asintió y salió corriendo de allí.
- ¿Esta seguro de esto? - pregunto Lord Drujag con preocupación - ese caballero puede que no tenga nada que ver con esto.
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Legitima
RomanceEste libro es la secuela de El Consorte y La Reina, recomiendo que vayan a leerlo primero. Nirde ha caído, Andros ha desaparecido y fue dado por muerto. Los ejércitos de Alban se encuentran desmembrados por todo el reino y Maria debe prepararse para...