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Heron se encontraba en su herrería como siempre que el usurpador no tenia ninguna tarea para el se encargaba de forjar mas armas para la guarnición o reparar las armaduras que le traían. Había comunicado a su descubrimiento a Toran hacia semanas y desde ese momento el capitán no aparecía por ninguna parte. Heron aun no sabia si considerar que eso era bueno o malo, pues no era la primera vez que desaprecia alguien cercano del baluarte, unos días después de que el consorte fuera llevado, el viejo sanador y sus dos asistentes también desaparecieron, Heron no podía evitar sentir que lo único que los mantenía con vida era el hecho de que el rey los usaba para curar al consorte luego de la tortura y así mantenerlo vivo para seguir torturándolo.

No sabia que pensar, si Toran había sido descubierto y capturado por el usurpador y ahora las herramientas que el había forjado eran utilizadas para torturarlo a el, o había desaparecido para hacer algo y que por fin su mísera existencia en aquel baluarte hubiera servido para algo. Algo que si podía agradecer era que el usurpador hacia meses que no aparecía en su herrería y no lo llamaba para pedirle ningún trabajo especial, parecía que la guerra no le estaba saliendo como el esperaba y la reina por fin estaba avanzando de manera considerable, obviamente Heron no recibió informes acerca de la guerra, su única tarea dentro del baluarte era el acero, nada mas. 

Había dedicado todo el día en preparar a cantidad justa de metal para llenar la larga fila de moldes para las cabezas de las hachas y las hojas de las espadas. Era un trabajo agotador y mucho mas por el hecho de que no tenia a ningún asistente en la herrería, ahora justo antes de terminar su jornada volcó con la palanca el rojo metal ardiente en el molde y vio como el liquido bailaba por llenar los huecos y tomar la forma que Heron había deseado. Observo unos instantes, hasta que por fin todo estuvo en su lugar, tomo un pinza y movió algunos moldes para que así el liquido se asentara. Cuando abrió la puerta de la herrería una fría corriente de aire nocturno choco contra su rostro y sintió alivio pues si de algo estaba seguro era que odiaba el calor agobiante de la forja, amaba el acero y el arte de moldearlo y crear, pero el calor, el calor era el infierno.

Camino por el patio, algunos guardias lo saludaban con una inclinación de cabeza cuando pasaba y Heron les devolvía el gesto. Finalmente se acerco a una de las piletas de agua que habia en el patio y sin dudarlo metió la cabeza hasta los hombros, estuvo un buen tiempo sumergido mientras con las manos se revolvía los cabellos, estaban largos, muy largos. Cuando saco la cabeza se peino los cabellos largos y rojos hacia atrás y al abrir los ojos vio una figura encapuchada en frente de el. Heron dio un brinco, la figura estaba parada del otro lado de la pileta mirándolo fijamente. Por un momento tuvo la esperanza de que fuera Toran y que viniera a informarle de algo, de lo que fuera o que simplemente fuera a pedirle mas información que el pudiera tener, pero no, era demasiado bajo para ser Toran, además su ropa era ajustada y se podía ver una voluptuosidad solo perteneciente al cuerpo de una mujer. Heron dudo, ¿debía correr?¿alertar a los guardias?¿o en cambio esperar y arriesgarse?.

- Tu debes ser Heron - escucho que decía una voz parecida a un ronroneo.

Heron asintió mientras observaba de arriba a abajo la figura, buscaba algo que le dijera quien podía ser o a quien servía, también estaba interesado en saber si estaba armada, no le sorprendió ver que debajo de su capa llevaba una espada corta y lo que parecía ser una ropera. Armas de asesino, no habia duda.

- Si, ese es mi nombre - dijo mientras media cada movimiento que pudiera hacer la mujer.

- Me envía Loreant - dijo mientras daba unos pasos a un costado, Heron entendió que queria dar la vuelta a la pileta de piedra.

Heron retrocedió unos pasos.

- No conozco ese nombre - dijo dudando - ¿Qué quiere de mi ese tal Loreant?.

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