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El viaje que estaban realizando al norte era tranquilo, sin una sola batalla que librar, los hombres estaban felices, volvían a casa, celebraban casi todas las noches, comían juntos, rememoraban a los caídos y celebraban brindis tras brindis en su honor. Con la guerra terminada estos hombres se encontraban ahora por fin en paz, una paz que verdaderamente Malco deseaba que durara bastante. En sus muchos años de mercenario, había aprendido muchas cosas y visto muchas mas de las que un hombre podría imaginar ver en una sola vida, esperaba que entre todas las cosas que vería en su vida, pudiera ver a los hombres de Alban en paz, se lo merecían después de tanta muerte.

Ya llevaban una semana de viaje, estaban tardado mucho mas de los que Malco hubiera imaginado, pero eso era normal teniendo en cuenta que la marcha no era una militar, en cambio era una retirada, los hombres si se apresuraban era simplemente por el anhelo de volver al hogar, pero en cambio, preferían disfrutar del viaje, visitaban pueblos y aldeas, donde eran recibidos como auténticos héroes, eran las mismas aldeas y pueblos que habían ido liberando en su marcha al sur y en cada uno los recibían con los brazos abiertos y fiestas para honrarlos.

Los hombres de Malco, por su parte no estaban regresando a casa, al igual que la escolta personal de Andros, ellos estaban trabajando, se mantenían al servicio de Andros y tenían una tarea muy importante, llevar a la única heredera de Alban de regreso con su madre. Malco nunca imagino años atrás que el simple hecho de haber asistido a un torneo, con el simple deseo de ganar el primer premio por que se encontraba en bancarrota, lo llevaría a servir a la familia real y de haber participado en un conflicto tan terrible como la guerra del usurpador.

El viaje seria normal y con las típicas tareas de una marcha y del campamento, pero Malco no podía fijarse en esas cosas, porque cada vez que le ponía atención a su alrededor, siempre encontraba a Livia cerca, ya fuera hablando con alguien o haciendo alguna cosa a la que Malco no daba importancia y cada vez que la observaba no podía evitar que su expresión se ablandara, se sentía en paz. Pero no tardaba mucho en imaginar cosas y por eso se alejaba, porque cada cosa que imaginaba, ya lo había hecho con Lara y todo lo que la hacia recordarla lo heria y no podía evitar que su ira se encendiera en su interior con fiereza.

La tienda la compartía con su hermano, el cual ya se había recuperado completamente y que por culpa de Malco y sus problemas con Livia y los recuerdos de Lara, se tenia que hacer cargo de todas las tareas de Malco, cosa que su hermano realmente no sentía como una molestia, después de todo, Malco lo había cuidado casi sin dormir en su tiempo convaleciente y su hermano, a pesar de ser un mercenario tenia sentido del honor y del deber. Siempre desde que eran pequeños Karl soñaba con ser caballero, con proteger a los débiles y seguir las grandes hazañas que habían logrado en antaño los extintos Caballero de Lati, la antigua orden de caballería donde se origino la tradición.

- Lamento que tengas que encargarte de esto - le dijo a su hermano mientras revisaba en un mapa el camino trazado por Andros.

El ejercito avanzaba contantemente, pero a una velocidad muy lenta, mientras que las demás fuerzas no tenían una tarea mas que mantener la marcha y organizar el campamento, los hombres de Malco debían explorar el camino, recorrerlo antes que el ejercito, extender la visión de las filas a kilómetros a la redonda y alertar de cualquier cosa que pudiera representar una amenaza, ya fuera para el ejercito o para las poblaciones locales. Pues a pesar de que la guerra había terminado, seguían habiendo grupos enteros de desertores que se dedicaban a asolar las tierras mientras tuvieran la oportunidad, además de contingentes de hombres de mas allá del mar que habían logrado sobrevivir a la guerra y sin la oportunidad de volver a sus tierras, se habían dedicado al saqueo de las tierras de Alban.

Andros junto con Lord Beomont, Lord Ashterion y la reina Maria, ya estaban preparando un contingente nutrido y bien preparado para que se encargara de la limpieza total de Alban, pero, ese grupo aun no estaba listo y además empezaría por al tierras del sur y de occidente, donde eran mas numerosos estos grupos. Por eso su amigo había decidido que si algún grupo llegaba a ser encontrado durante su marcha al norte, se encargarían de exterminarlo sin piedad.

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