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Rowan llego a las puertas de la ciudad cuando la noche comenzaba a caer y tal y como Loreant habia prometido las puertas estaban abiertas, algunos hombres del usurpador bloqueaban la entrada, parecía que luchaban con alguien, seguramente los hombres que Loreant habia enviado para que abrieran la puerta. Del otro lado de las murallas se llegaba a ver el fuego, la ciudad ardía.

- A la carga - ordeno Rowan.

Lord Beomont que se encontraba a su lado desenvaino su espada y con una sonrisa en sus labios alzo su espada y ordeno la carga de la caballería. Rowan espero unos instantes y ordenes que la infantería avanzara rápidamente y en formación, no queria que cayeran ante los posibles arqueros que podía haber en la muralla. Rowan estaba justo en frente de la puerta por la que habia huido en la caída de Nirde, ahora debía entrar para reconquistarla en nombre de su señor y la legitima reina de Alban.

Vio como la caballería entraba por la puerta y avanzo rápidamente con sus hombres hasta que llego a ver que en las calles se levaba a cabo una autentica carnicería, veía como de las casas salían hombres armados y atravesaban por la espalda a los guardias de la ciudad, vio como algunos hombres del usurpador intentaban defender el cuartel que se encontraba allí cerca, pero mientras defendían la estructura, algunos hombres lanzaron antorchas que comenzaban a consumir el techo de madera y empezaron escucharse los gritos de todos los hombres que estaban allí adentro.

- Vamos avancen - grito Rowan mientras se lanzaba al ataque con la infantería el grueso de sus fuerzas, vio como a lo lejos los hombres Lord Beomont recorrían la calle ejecutando a todos los que se cruzaban en su camino.

Rowan decapito a uno de sus enemigos, bloque el ataque de otro y contrataco con una estocada que le perforo el muslo y con una patada en el pecho quedo tirado en el suelo. Rowan se adelanto hasta tenerlo justo debajo de su pie, intento lanzar un ataque y Rowan de un ataque no solo lo desarmo, sino que le corto la mano.

- Por favor - grito con miedo aquel hombre - por favor.

- Sin piedad - grito Rowan a sus hombre mientras clavaba su espada en el cuello de su oponente.

Avanzo hasta la puerta del cuartel mientras bloqueaba ataques o ejecutaba a los enemigos que encontraba desprevenidos, era fácil matar una vez que te acostumbrabas, sus vidas ya no significaban nada para el. En la puerta pudo ver que muchos hombres intentaban salir, escapar del fuego que los mataría. Rowan tomo una lanza.

- Lanzas - grito - formen las lanzas que mueran como perros.

Los hombres obedecieron y entonces todos o que salían desprevenidos eran atravesados por las lanzas o eran empujados nuevamente al interior para morir quemados. Atravesó a un hombre que intento atacarlo con un hacha y aun después de ser atravesado por el estomago intento atacarlo, Rowan esquivo, volvió a tomar su espada con la mano derecha y lo degolló con la lanza aun metida en sus tripas. Estuvo un buen tiempo hasta que el ultimo de los hombres que intentaba salir murió a manos de cientos de lanzas que impedían su salida.

- Avancen - grito Rowan mientras volvía a dirigir sus hombres al sur, donde estaba la plaza central, el mismo lugar donde la ciudad habia caído.

Mientras avanzaba no podía evitar recordar su escape, las miles y miles de muertes que se habían producido allí y que ahora esas mismas calles volvían a ser sembradas de cadáveres y la sangre comenzaba a cubrir todo el suelo, charcos completos de sangre roja y humeante llenaban el lugar y los gritos eran cada vez mas desgarradores. Cuando llego hasta la plaza vio que las entrada a ese lugar estaba llena de hombres del usurpador que defendían con muros de escudos las rutas.

Rowan detuvo a sus hombres y observo a los enemigos, lo miraban desafiantes, debía haber mil hombres solo formados en aquella plaza, Rowan dudo de si podrían lograr enfrentar un numero tan grande, muchos de sus hombres ya estaban cansados, pero entonces desde la entrada oeste de la plaza apareció un caballero armado con una lanza y a galope atravesó el pecho del que parecía ser el comandante de esas fuerzas, cientos mas de hombres armados llegaron desde el oeste y arremetieron con furia contra la formación, desde el sur se vio a un grupo aun mas numeroso atravesar las filas dejando una masacre detrás de ellos. Rowan entonces escucho gritos detrás de el y vio como Lord Beomont y su caballería aparecía en una esquina y corría hacia el.

- A un lado - ordeno Rowan mientras la caballería se abría paso y vio como el noble y sus hombres destrozaban el muro y abrían pequeños agujeros.

Rowan satisfecho levanto su espada.

- Ataquen - grito con toda la furia - maten a todos sin piedad, sin prisioneros.

Todos los hombres que lo siguieron entraron por uno de los agujeros lanzando espadazos y estocadas, Rowan entro primero lanzando un potente mandoble que decapito a un enemigo y le cerceno una mano a otro, desvió una lanza y con una estocada atravesó la cota de malla de un enemigo, golpeo con su puño a otro enemigo que intento detenerlo y con una sonrisa en los labios libero su espada para seguir con su sangriento trabajo.

En un momento sino un potente cuerno de guerra que jamás olvidaría, el cuerno de guerra de Lord Andros busco con desesperación en el campo de batalla, desvió ataque, remato enemigos, vio como cientos de sus propios hombres morían a manos de sus enemigos y sintió que poco a poco la batalla se estaba perdiendo, pero entonces lo vio. Vio a un caballero montado con espada en mano, que derribaba a uno tras otro de sus enemigos, con un cuerno en su mano y una espada en la otra. Vio como se llevaba el cuerno a su mano y volvía a sonar el potente cuerno de guerra de su señor, el caballero decapito a un enemigo que se encontraba a pocos metros de Rowan y vio como el caballero le dirigía una mirada.

- Vamos Rowan - grito con una voz tan potente que hizo que algo se encendiera dentro del escudero y guerrero que era - el baluarte debe caer.

Rowan vio como el cabalero le lanzo el cuerno, el cual atrapo y con alegría vio que definitivamente era el cuerno de Lord Andros.

- Al baluarte - grito el caballero mientras se quitaba el casco de hierro y dejaba ver unos cabellos negros como la noche y ojos verdes que ardían con terrible poder - por Alban, por la reina.

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