III - Promesas incumplidas

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Después de esa noche, Geralt me ignoró de nuevo. Por más que intentara buscar su mirada, todo había vuelto a ser como antes, como si aquella conversación y su ofrecimiento hubiera sido todo parte de un sueño.


La rutina había vuelto, nada había cambiado, incluidos los maltratos a los que me sometían cuando podían los aprendices cuando me encontraban a solas por un pasillo.

Recordaba un refrán que decía "no muerdas la mano de quién te da de comer", pero no parecía aplicarse en mi caso, pues, aunque devoraban mis comidas con ansia tras los entrenamientos extenuantes, recibía mordiscos en forma de insultos la mejor de las ocasiones y golpes en las peores.

No podía seguir así, o un día lo que llevo dentro se descontrolaría y sería mi fin. No podía defenderme porque todavía no tenía el entrenamiento suficiente para ser efectiva, y eso podría darles motivos para ser más violentos.

Me negaba a pedirle ayuda a Geralt, por orgullo y porque me imaginaba la negativa. Tal vez todo era finalmente un truco o una burla.

Así que decidí intentarlo de nuevo con Vesemir, mi única opción y la mejor, y reclamar que cumpliera su promesa.


Bajo hasta el laboratorio, a nivel subterráneo como las mazmorras, y el frío perenne de esta fortaleza parece anclarse aún más a mis huesos. No tengo prohibido específicamente entrar aquí, pero sé que a Vesemir no le hará ninguna gracia. Está empeñado en tenerme alejada de todo lo que tiene que ver con la magia y el mundo de los brujos, aunque diría que por otro lado se siente identificado con mi curiosidad innata.

Las puertas de madera maciza chirrían levemente cuando las abro lo mínimo para deslizarme dentro de la estancia. Las velas iluminan tenuemente la estancia (el ver en la oscuridad no es un problema para los brujos) donde preparan las pociones para sus salidas y donde Vesemir da las clases sobre monstruos (a las que por supuesto, no se me permitió asistir y no he sido capaz todavía de colarme).

El jefe de la Escuela del Lobo se encuentra sobre la mesa de disección estudiando un tronco con una forma sospechosamente parecida a un brazo, la salvia pegajosa y negruzca desprende un olor resinoso que me irrita un poco la nariz. Sé que me ha escuchado entrar (los sentidos de brujo no son fáciles de engañar), pero ha decidido ignorarme, inmerso en su investigación.

Rasco mi nariz con el dorso de la mano mientras me acerco a él, dejando a mis lados todos los ingredientes e instrumentos alquímicos.


- ¿Qué es eso? - No puedo evitar preguntar, al ver sin duda la forma de un brazo y una mano de madera que hasta contiene insectos bajo la corteza.

-Un leshen.- Responde escueto, aunque que me responda me parece una buena señal.

THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora