THE WITCHESS // The Witcher fanfic

III- Noticias

El invierno pasó y la época de retornar a los caminos volvió.

Jaskier no tardó en meterse en líos de faldas y tuvo que irse como alma que lleva el diablo de la Corte. Nunca cambiaría.

Cuando llegamos a la villa que teníamos como primer objetivo, las tareas para Brujos no son sustanciosas, pero al menos hay algunas.

Cuando me dirijo a la posada para reclamar los trabajos, solo está la hija del tabernero, que comienza a temblar asustada cuando me ve y me dice que espere fuera a que llegue su padre, ya que él no permite que deje entrar a forasteros si él no está.

Estoy seguro de que con Jaskier no tendría ningún problema, pero lo dejo pasar.

Así que me siento junto al abrevadero donde Sardinilla repone fuerzas, mirando mis gastadas botas.

Un gato negro pasa olisqueando, buscando algo para comer. Pronto encuentra algunos restos de comida tirados en la hierba enfrente de la taberna.

Tras el banquete, se queda mirándome a una distancia prudencial, lamiendo sus patas con fruición. Sus ojos amarillos, tan parecidos a los míos, me observan con curiosidad y el desdén típico de los felinos. Yo le sostengo la mirada, no sé muy bien por qué razón.

Estoy tan solo como este gato. Y mucho más solo, porque yo lo sé y él no.

-Eh, Geralt.- Aparece Jaskier de repente.- Vamos, amigo, ya ha llegado el tabernero.- Me anima a levantarme con unas palmadas en el hombro.

La labia de Jaskier consigue que nos inviten a una cerveza por las molestias de la espera, y en mojar el gaznate me hallo, antes de emprender la caza, cuando la mención de Rivia, proveniente de unos aldeanos al final de la barra, capta mi atención.

Por un momento, imagino que están hablando de mí. Cada vez es más difícil mantener un perfil bajo, como si siendo un brujo de mis características físicas hubiese sido una opción alguna vez. Pero entonces me doy cuenta de que no hablan de mí. Y, por una vez, prefería que así hubiera sido.

-¿Cuándo se acabarán estas endemoniadas guerras?- Escupe un anciano mientras mastica las sopas de vino caliente con pan con el diente que le queda.

-Aunque parezca imposible, cada vez son más violentas.- Se lamenta otro.- Rivia se había librado hasta ahora, pero no sé cuándo se detendrán ni cuándo nosotros seremos los siguientes.

-Nilfgaard quiere hacerse con el poder de todo el Continente.- Rumia el viejo de nuevo.- He oído que están masacrando a la población.

-¿Saben hacer otra cosa, acaso?- Bufa otro de ellos, el más joven.- A este paso no les quedarán súbditos por los que reinar.

-Se están cebando con este ataque.- Insiste otro de ellos, negando con la cabeza.- Ya no es el hecho de conquistar, es buscar a The Witchess. Desde que se corrió la noticia que la habían visto oteando por los muros de Rivia, todo se precipitó. El ataque se rumiaba, pero estaban intentando llegar a un acuerdo primero.

-¿Y tú cómo sabes todo eso?- Pregunta el viejo desconfiado.

-No existen secretos en palacio.- Responde enigmático.- Además, el General Cahir está ofreciendo una buena bolsa de dinero a aquel que le diga el paradero de The Witchess.

-Ojalá la encuentren. Por su culpa están matando a todo el pueblo.- Suelta el más joven.

-Bueno, gracias a ella mucha gente está pudiendo huir. Se apresuran tanto en cazarla porque está mermando bastante al ejército nilfgaardiano...

-Por muchos poderes que dicen que tiene, se la está jugando demasiado.- Murmura el viejo con un desagradable sonido húmedo masticatorio.- Un paso en falso, y adiós. El dinero es todavía más apetecible en tiempos de guerra y necesidad.

-Pero si los está ayudando...- Murmura el joven que antes habría sido el primero en liderar el ataque contra ella.

-A Judas más que por traicionar, se le desprecia por traicionar barato.