Destinada a sobrevivir.
Destinada a luchar.
Destinados a protegerse.
Geralt de Rivia, conocido por muchos nombres, pero por todo el mundo como Brujo (witcher), un mutante creado para matar monstruos a cambio de unas monedas.
Su vida solitaria...
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Tal y como prometió, con el amanecer y nuestra partida, Ailith vuelve a ponerse la coraza de indiferencia y actúa como si esta noche no hubiera pasado.
No solo resulta desconcertante y molesto, sino también doloroso.
Es desesperante, sentir que cada vez que doy un paso adelante con ella, doy dos hacia atrás.
Ailith cabalga en silencio varios metros por delante de nosotros, guiando el camino, aunque no nos ha dicho en ningún momento a dónde nos dirigimos.
Ni siquiera Jaskier ha preguntado, temiendo que se rompa la falsa quietud y que sea él quien las pague.
La paz disfrazada se desvanece cuando, a mitad de la tarde, la bruja se detiene decidida, saltando del caballo y extendiendo un mapa, comenzando a estudiarlo.
-Hmmm. Mierda.- Gruño, temiéndome su idea. Jaskier balbucea contrariado.
Cuando salto de Sardinilla y me acerco a ella, puedo escucharla murmurar ideas a toda prisa, casi ininteligibles. Está trazando un nuevo plan para llegar a Aretusa, donde la Hermandad de Magos se reúne.
Me arrodillo frente a ella y tapo parte del mapa con mi mano. Levanta entonces su vista hacia mí, el ceño fruncido.
-El culpable ya ha pagado. Es hora de seguir.- Intento convencerla.
-No puedo simplemente esperar.- Responde, en una mezcla de enfado y ansiedad.
-Claro que puedes. Lo has hecho todo este tiempo, sigue el plan.- Insto. Se levanta como un resorte, resoplando y negando con la cabeza.
-No puedo quedarme de brazos cruzados cuando usan todos sus esfuerzos en cazarme porque no me subyugo ante ellos, pero miran a otro lado cuando alguien de los suyos, por muy expulsado que esté, hace estas atrocidades.- Expone, dando vueltas y moviendo los brazos exasperada.- Es imposible que no sepan estas cosas. Temo que él no sea el único demonio en la tierra. Vivimos en el mundo real, no en un cuento, y parece que todos mientras están seguros entre sus murallas no importa el resto.- Desliza de golpe el mapa bajo mi mano y lo extiende en alto frente a su vista, con una clara invitación a que me aparte de su camino. Tras echarle una ojeada, lo guarda mal arrugado en su morral de nuevo.- Tal vez estoy planteando mal mi objetivo. No tienen que ser ellos tres. Tiene que ser todo el Consejo. Tal vez tenga que hacer el mundo arder.- Ahora soy yo el que bufo exasperado al ver su determinación motivada por la rabia.
