THE WITCHESS // The Witcher fanfic

XV- Descubierta.

Me había sorprendido ver a Geralt con la poción de habilidades. Mi cerebro no se lo había imaginado nunca con el aspecto monstruoso que me ponía ese brebaje.

Aunque era chocante, no me había asustado. Lo que me asustaba era tener que enfrentarme al eslizón sin la ayuda de las pociones, porque cuando se fija en la espada de plata, ya son demasiadas pistas.

Lo primero que hago es usar el Caos para levantar muros con el empedrado y que el eslizón no pueda calcinar a más personas.

Ante el ruido, el eslizón nos ataca, pero rechazo la llamarada sin problemas.

Cuando Geralt se lanza al ataque, espada en mano, no puedo evitar volver durante unos instantes a las primeras lecciones.

Si tenemos que hacerlo ahora, esta es tu primera lección. Como en la vida, es imposible estar del todo preparado para la batalla. Ten siempre tu espada cerca, y mantente en movimiento.

Y así lo hice.

Como mi maestro, nuestro estilo de lucha es parecido. El mío más escurridizo y el suyo más a la fuerza bruta, pero a poco que se fije reconocerá el estilo de lucha de los brujos.

Y nos compenetramos como si hubiésemos luchado toda la vida juntos.

Uso el Caos para aumentar el poder de las señales de Geralt, también para aturdir al eslizón lo suficiente para poderme deslizar bajo el cuerpo y acuchillar sus patas.

Geralt ha conseguido cortar sus alas de modo que no puede ya emprender vuelo.

Pero en un momento en el que esquivo una de sus garras muy cerca de mi cuello, el monstruo suelta un rugido sónico directamente contra Geralt, haciendo sangrar sus oídos y lanzándolo.

No puedo evitar centrar toda mi atención en crear un potente Quen que pueda competir con el ataque y frenar la caída, y esa es mi perdición: no tengo tiempo a apartarme lo suficientemente rápido de su cola venenosa y me lanza con enorme fuerza contra el muro de la iglesia.

Vuelo gritando de dolor al sentir las púas clavándose y desgarrando la carne de mi abdomen y brazos por el movimiento.

Consigo enderezarme mínimamente para pasar mi mano por las heridas que sangran profusamente y arden por un viscoso líquido verdoso. El Caos no sería lo suficientemente rápido para sanarme y me debilito por momentos, por lo que no me queda otra opción que descorchar con los dientes la poción sanadora y bebérmela de un trago para justo después beberme la misma pócima de habilidades.

Un veneno para neutralizar el veneno.

Mientras aprieto los dientes por el dolor de las heridas cerrándose y mis venas negras saliendo a la superficie, me encuentro deseando que el brujo esté demasiado ocupado luchando para fijarse en lo que he hecho.

Cuando mis ojos se abren de nuevo, todos mis sentidos agudizados al máximo, viendo el sistema circulatorio del eslizón bajo su piel, me encuentro a Geralt observándome fijamente, boquiabierto.

Estas pociones deberían haberme matado si no hubiera sufrido la mutación en la Prueba de las Hierbas. Sabe que soy una hechicera. Y sabe que soy un Brujo.

Solo ha habido una mujer que haya estado en una Escuela de Brujos.

Ya no hay más mentiras.

Lucho contra la llamarada lanzando hielo contra ella. Con las habilidades mejoradas, consigo no solo parar la llama, sino congelar durante unos preciados segundos al eslizón.

Lo suficiente para acercarnos más a él.

-¡Cuidado con la cola!- Alerto al Brujo mientras uso la dentellada fallida para agarrarme de uno de los colmillos y balancearme hacia arriba y montarlo.

Intenta tirarme y remontar el vuelo, pero chilla por las alas inutilizadas.

Las dos espadas de plata se insertan hasta la empuñadura en el monstruo, la mía por la nuca, la de Geralt por la garganta.

La sangre oscura comienza a brotar a chorro llenando toda la arena y a buena parte de Geralt, para, segundos después, el eslizón caer muerto con un sonido estrangulado.