XVII- La profecía.

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Ailith se lleva el cuenco a los labios y apura una buena cantidad del líquido, ignorando los sonidos de asco del bardo.

La observo cruzado de brazos, esperando que todo quede en un estúpido hechizo que nada consigue, pero entonces su cuello cruje cuando su cabeza cae hacia atrás de forma brusca, con los ojos en blanco. Ambos comenzamos a llamarla a voz en grito, asustados ante su postura antinatural, pero la única respuesta es su boca abierta en un grito silencioso.

Los segundos pasan de forma angustiosa mientras nos movemos a su alrededor vociferando su nombre de forma frenética, con miedo a tocarla, a pesar de las ganas de zarandearla por los hombros.

De pronto, cae sobre sus rodillas, con la cabeza gacha, para volver a levantar la mirada en blanco hacia la nada y comenzar a recitar con voz cavernosa:


"Llegará el Tiempo de la Espada y el Hacha, el Tiempo de la Mestiza.

Llegará el Tiempo de la Llama y el Tiempo del Frío.

Llegará el Tiempo del Desprecio y el Tiempo del Fin.

Llegará el Tiempo de la Tormenta del Lobo Blanco y de los Cuervos antes de que caigan las blancas nieves del mundo. El mundo perecerá en el hielo y renacerá con el nuevo sol.

Renacerá de la Anciana Sangre, de Hen Ichaer, de una semilla sembrada.

Una semilla que no brotará, sino que explotará, en llamas."


Cierra los párpados y vuelve a encogerse sobre sí misma, quedándose durante unos eternos instantes de esa manera mientras nosotros observamos congelados. Tan pronto como ocurrió, Ailith levanta la cabeza de nuevo y abre los ojos, mostrando de nuevo sus iris violetas, enfocándose.


—El final se acerca.— Susurra, todavía volviendo de su viaje profético. Un rayo cae peligrosamente cerca, partiendo uno de los árboles, y provocando un respingo en el grupo junto con el grito de Jaskier. Seguidamente, comienza a diluviar.

—Por Melitele, cuando pensaba que no podía dar más miedo, se supera.— Despotrica entre dientes el bardo. Los ojos lilas latiguean hacia el humano.

—¿Qué ha pasado?

—Eso quería preguntarte yo a ti.— Replico con el susto aún en el cuerpo.— Has tenido una profecía.— Y procedo a repetírsela. Frunce el ceño, pensativa, y su rictus pronto se vuelve de preocupación, lo que provoca que clave mis dedos en los brazos cruzados para controlarme.

—El final se acerca.— Repite entre susurros. Ahora soy yo el que arrugo el entrecejo, francamente preocupado.

—¿Sabes dónde se encuentran los magos?

THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora