XXIV- Algunas flores deben morir

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El plan de Tissaia fue fructífero

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El plan de Tissaia fue fructífero. El haberme convencido de que mi poder era una ventaja y no una maldición, apartó el miedo y me dio vía libre para acceder a mi Caos.

Pasé de ser la peor alumna a ponerme al nivel del resto en cuestión de unas pocas semanas, consagrándome así como la más aventajada. Tissaia no cabía en sí de gozo.

Los meses pasaron, y aprendí a controlar los elementos, la telepatía e incluso el espacio-tiempo.

Terminé la biblioteca que parecía interminable. Aprendí la historia del Continente, de sus razas, de la magia.

Que la única magia de fuego a la que podría aspirar era a la señal de Ignii, puesto que es una magia prohibida que roba la vida a quien la invoca.

Me acostumbré, por pura supervivencia, a vivir encerrada en el ala más inhóspita de Aretusa, con el único contacto humano de Tissaia. Había intentado la telepatía, pero no conseguía el alcance suficiente para que nadie me escuchara.

Aprendí a hacer portales, para lo que Tissaia me alabó diciendo que tenía una habilidad natural, que nunca había visto en alguien conseguir a la primera. También se encargó de dejarme claro que, si intentaba escapar, podía ser rastreada.

Cuando en un ataque de rabia conjuré un ignii tan potente que de no ser porque Tissaia estaba cerca y fue rápida habría calcinado la torre, el miedo volvió por un instante.

-A veces siento como si pudiera hacer el mundo entero arder. Que, con sólo desconcentrarme un poco, puedo crear otra masacre.

-En cada uno de nosotros hay caos y orden, bien y mal. Pero esto se puede y se debe controlar. Hay que aprenderlo. Y tú estás aprendiéndolo.- Me tranquilizó la rectora. Aunque su expresión no supe si era de orgullo o de preocupación por el tamaño de aquel fuego.

 Aunque su expresión no supe si era de orgullo o de preocupación por el tamaño de aquel fuego

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Despierto agitada de una pesadilla. Todavía es noche. Mi cuerpo, todavía en la tensión onírica, tiene todos los sentidos alerta. Y es por ello que soy capaz de escuchar susurros y golpes de puertas a distancia.

El ascenso a hechicera se supone que es dentro de una semana. O eso es lo que me ha dicho Tissaia.

Si algo había aprendido en mi vida, era a no fiarme ni de mi sombra, por lo que corrí a asegurarme con mis propios ojos. Me negaba a después de cuatro años aquí, ser engañada y seguir enjaulada sin poder ascender y buscar mi libertad.


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