Destinada a sobrevivir.
Destinada a luchar.
Destinados a protegerse.
Geralt de Rivia, conocido por muchos nombres, pero por todo el mundo como Brujo (witcher), un mutante creado para matar monstruos a cambio de unas monedas.
Su vida solitaria...
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Los días han pasado y puedo decir que soy feliz. Geralt y Vesemir se han dado cuenta por fin de que no soy una frágil niña humana. Y tres de los hermanos de Geralt, Coen, Lambert y Eskel, han empezado a hablarme y a tratarme como una más. Del resto no puedo decir mucho, pero por lo menos la mayoría han dejado sus miradas de asco y odio y sus intentos de lesionarme.
Es un día de finales de primavera cuando, para mi sorpresa, veo a Edmund correr hacia mí directamente.
-Vesemir nos ha dicho que nos reunamos donde el circuito, quiere que nos entrenemos con obstáculos.- Me informa. Frunzo el ceño.
-Pero... ayer dijo que hoy tocaba espadas.- Pone los ojos en blanco harto y levanta los hombros. Como si ya hiciese un gran esfuerzo por venir a avisarme.
-Haz lo que quieras, pero tú se lo explicas a Vesemir luego. Sígueme o haz lo que te salga de las narices, me importa una mierda.- Aunque extrañada, lo sigo hacia la colina.
- ¿Y Vesemir?- Pregunto al llegar.- ¿Y Geralt? ¿Y Eskel, Coen y Lambert? - Cuando todo el resto de aprendices se acercan peligrosamente hacia mí rodeándome, me arrepiento de no haber hecho caso a mi cabeza.
-Tus perros guardianes no te salvarán esta vez.- Me suelta Elgar con una sonrisa malvada, haciendo que los pelos de la nuca se me pongan como escarpias.
-¿Qué demonios pasa aquí? - Pregunto intentando aguantar el temblor de mi voz.
Con uno seguramente podría, con dos o incluso los tres podría ser una batalla medianamente igualada. Pero con diez más... no tenía nada que hacer. Estaba claro que a pesar de que habían pasado tres años desde la primera paliza, no habían olvidado su venganza.
-Pasa, que se ha acabado tu farsa.- Responde echándome su aliento rancio en la cara.- Han pasado cinco años desde que llegaste aquí y has conseguido que Vesemir te mantenga, poniéndolo de tu lado con tus artimañas. Pero hasta aquí hemos llegado. Todos hemos visto como intentabas engañarnos haciéndote pasar por una niña humana desvalida, pero tu soberbia ha podido con tu disfraz y te has mostrado.
-Esta cosa – Sigue el discurso Barmin, agarrándome por el brazo y mostrándome como un trofeo ante el resto- ha conseguido que la enseñen a pelear como un brujo, para conocer nuestros puntos débiles. Sabemos que una humana no puede invocar señales, y que sólo un monstruo, creado por el Caos, puede usarlo sin problemas a su antojo. ¡Ha aprendido como aniquilarnos, para crear otra masacre de Kaer Morhen! Nos ha ganado en combate, ha conseguido realizar este circuito ella sola, ¡cuando a nosotros nos llevó años y con mutación!
-Consiguió que la vitorearais, intentó ganaros con sus trucos - continúa Gardis, arrastrándome de las garras de Barmin- ¡pero fuisteis capaces de ver la verdad que os decíamos, con nuestras pruebas! Ese rechazo que sentíais por ella, por esos ojos demoníacos, ¡es instintivo! Ha conseguido hechizar nuestros medallones para que no vibren en su presencia, ¡pero nosotros hemos sido más inteligentes!
