Destinada a sobrevivir.
Destinada a luchar.
Destinados a protegerse.
Geralt de Rivia, conocido por muchos nombres, pero por todo el mundo como Brujo (witcher), un mutante creado para matar monstruos a cambio de unas monedas.
Su vida solitaria...
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Recogemos el campamento y nos dirigimos a Aretusa en un silencio pensativo y sepulcral por vez primera. Al fin y al cabo, los tres sabemos que este es el viaje más importante y, tal vez, sea el último.
El camino normalmente llevaría semanas, pero ya he trazado la ruta en el mapa que permite crear portales a sitios, en un principio aleatorios, que, aunque no nos desvían mucho del camino principal, si nos rastrean no objetivarán fácilmente el destino final.
Tendremos que bordear el norte nevado durante los últimos coletazos del invierno, pero lo más peligroso será acercarnos a Temeria, donde será más fácil ser avistados. Una vez bordeemos Temeria, el camino a Gors Velen será mucho más fácil, y sólo tendremos que pensar una manera de cruzar el mar hasta la Isla de Thanned.
Intento, a pesar de todo, mantenerme positiva, pero cuando ni siquiera el bardo se siente cantarín, no resulta de gran ayuda. Nunca pensé que diría esto pero... ojalá Jaskier nos amenizara el camino como siempre.
White Orchard
—Podríamos hacer noche aquí, en White Orchard.— Propone Jaskier.— Sé que no es momento de mostrarme quejumbroso... pero me duelen los huesos después de una semana de dormir en el suelo y cabalgar durante horas... si puedo dormir encima de un colchón de paja, aunque sea solo una noche, rejuveneceré diez años de golpe.— Mendiga con las palmas enfrentadas encima de Pontias. Suspiro, lista para negarme, aunque lo siento por él.
—Sí, podríamos.— Responde Geralt por mí, para mi sorpresa.
—¿Qué?— Protesto, sin entender nada.— Geralt, estoy segura de que los magos están usando todos sus medios para conocer mis pasos y que no los sorprenda. Puedo prepararle a Jaskier un brebaje para el dolor de huesos y el cansancio y...
—White Orchard es uno de los pocos pueblos donde reina la paz a pesar de los años de guerra. Yo mismo me he resguardado aquí después de meterme con quien no debía y nunca me han delatado. Son agricultores que lo único que desean es tranquilidad. Si además matas cualquier monstruo que pueda acabar con sus cosechas, te tomarán como uno más. Las yeguas necesitan descansar, y nosotros también.— Frunzo el ceño y me preparo para refutarlo, pero no me deja continuar.— Nos meteremos en un pajar en cuanto anochezca y nos levantaremos al amanecer, nadie se dará cuenta.— Propone. Finalmente, me rindo con un suspiro de derrota.
Con algo que no contaba era que, estábamos tan agotados, que nos quedamos dormidos incluso después del amanecer. Pero no fue la luz del sol colándose por las rendijas de las tablas del pajar donde nos habíamos resguardado. Fueron los gritos y el olor metálico de la sangre y el miedo.
