XXIII- Un viaje por la mente

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Rasco mis ojos cuando termino el grueso volumen

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Rasco mis ojos cuando termino el grueso volumen. Ya me he leído mucho más de la mitad de la biblioteca, y solo me ha llevado menos de un año. Me pregunto cuánto tiempo tardaré en quedarme ciega a este paso.

Aunque el ansia por seguir aprendiendo hace que coger el siguiente libro, que pesa lo suficiente para hacer temblar mi antebrazo, no se sienta como un castigo, sino como un premio.

El libro se cierra de golpe cuando Tissaia entra en la habitación. Sin duda, sabe hacer entradas con efecto.

Con un seco movimiento de mano, las cortinas se cierran y la habitación queda en penumbra, solamente iluminada por una tenue vela. Me ordena que me acueste y cierre los ojos.

-¿Qué vas a hacerme?- Pregunto a la defensiva.

-Ya te lo dije. Trabajaré con tu mente para que tu miedo deje de bloquear el Caos y puedas acceder a él antes de que te consuma.

-No esperarás que me fíe de ti y tus métodos.

-No esperarás tener opción.- Replica ufana. Gruño mientras tenso los músculos, preparada para saltar a la yugular si es necesario.- Cálmate, Ailith. Nada de lo que pueda hacer puede dañarte, ni física ni mentalmente. Sólo navegaré entre las mareas de tu inconsciencia para llegar a la raíz de tu bloqueo y ayudarte a borrarlo.



Reticente, acepto acostarme sobre la tosca manta, boca arriba, y me esfuerzo por relajar cada músculo de mi cuerpo al compás de mi respiración, siguiendo las órdenes de la siseante y helada voz de Tissaia de Vries.

Me encuentro entonces en medio de un mar de niebla, donde no se ve nada a un paso más allá de donde me encuentro. La figura de mi maestra se encuentra detrás de mí, borrosa y desdibujada, pero su voz se escucha omnipotente y clara.

-La mente humana es un lugar tan salvaje e inexplorado como cualquier tierra allende de los mares. Está habitada por multitud de peligros: miedos, recuerdos dolorosos y traumas que merodean por los límites de nuestra conciencia, como depredadores esperando un momento de debilidad para hacer su aparición... y destruirnos.- Sus palabras se entremezclan con la niebla, que comienza a arremolinarse junto a mis pies y engullirme. Comienzo a pelearme con ella para que no me ciegue.- No luches, Ailith. Estamos a las puertas de tu mente. Deja que tu inconsciente nos guíe por el camino.

Me obligo a dejar que la niebla densa me trague, aspiro fuertemente mientras se cuela por mi garganta y todo se vuelve negro durante unos instantes, hasta que abro los ojos en el comedor de Kaer Morhen.

Los aprendices de brujo comen, juegan y practican armando un gran alboroto, mientras Vesemir no despega el ojo de ellos y da indicaciones. El caldero de la comida suelta un olor especiado que abriría el apetito de cualquiera.

Entonces me doy cuenta de que no hay techo, de hecho, sólo existe uno de los muros. El resto es el campo en el que tanto he practicado y corrido. Aspiro con fuerza volviendo a sentir el aire fresco, la libertad.

THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora