Destinada a sobrevivir.
Destinada a luchar.
Destinados a protegerse.
Geralt de Rivia, conocido por muchos nombres, pero por todo el mundo como Brujo (witcher), un mutante creado para matar monstruos a cambio de unas monedas.
Su vida solitaria...
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-Ciri... Ciri...
-¿Geralt?
La noche es calma en el bosque oscuro. Sólo se escucha el roce de las hojas mecidas por el suave viento, el canto de los grillos y el quedo ritmo de mi respiración mientras estoy sobre mis rodillas, meditando.
Ahora que he abierto los ojos y me he levantado, buscando ese sonido lejano en el que Geralt parece llamarme, no veo nada más que la luz de la luna redonda y las parpadeantes luces de las luciérnagas.
El sonido es débil y lejano, y el Brujo no responde a mi llamado. Quien sí lo hace, es una hechicera de cabellos pelirrojos y ojos verdes que camina entre los árboles de forma calmada, directamente a mi encuentro.
-The Witchess.- Saluda, entre amabilidad y admiración.
-¿Nos conocemos?- Pregunto en guardia, frunciendo el ceño. Ella sonríe.
-No directamente, pero estoy segura de que nos hemos encontrado.- Me fijo en sus rasgos, rebuscando en mi memoria.
-Eres Triss Merigold, ¿cierto? Estudiabas en Aretusa mientras me tenían allí.- Observo, con las cejas levantadas, al recordar verla en una de las clases que espiaba.- Eras buena con las pócimas curativas.- Recuerdo. Todavía sonriendo, baja la cabeza levemente en asentimiento, agradeciendo el cumplido.
-Eso dicen, al igual que con las profecías.
-Estoy segura de que te tienen en gran estima en la Hermandad por ello.- Replico con retintín. Cuando aprieta los labios, mirando hacia otro lado, vuelvo a ponerme en guardia. -Así que por eso te has colado en mis sueños. Otro intento de rastreo del Consejo.- Escupo con rabia. Me pongo en tensión, intentando despertarme. Se apresura a levantar las palmas en señal de paz.
-No, por favor. Ni vengo de parte de nadie ni pienso venderte. Realmente, no sé cómo he terminado aquí.- Y por más que intento buscar, no encuentro ninguna señal que pueda decirme que miente, así que acepto relajarme.
-No soy lo que ellos quieren que sea.- Me excuso, no sé por qué.
-No, gracias a los Dioses.- Responde rápidamente con un suspiro de alivio, lo que me hace relajarme e incluso mostrar una pequeña sonrisa amable.- Un lugar curioso, sin duda.- Aprecia con una mueca, mientras mira alrededor.- Por lo pacífica que te encontré, debe ser un buen sueño, pero bien podría ser una pesadilla.
-En la oscuridad me encuentro a mí misma. – Respondo alzando los hombros, mientras comenzamos a pasear lentamente.
-Ciri...- Vuelve a escucharse la voz de Geralt a lo lejos. Triss me observa de reojo, cuando ve que me muerdo la lengua para no gritar su nombre de nuevo a ver si esta vez me contesta.
