XV- Aquello que mereces.

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Con la voz de alarma dada y nuestras habitaciones prendidas en llamas, no nos queda otro remedio que movernos durante unas horas y acampar de nuevo en el bosque.

Con la culpabilidad carcomiéndome las entrañas, miro a Jaskier desmontarse de su caballo y renquear hasta meterse en la tienda, agotado, sin decir una palabra. Por primera vez, no se ha quejado desde que nos esperaba fuera de la posada, pero se le veía claramente fastidiado, agotado y harto por no dormir una mísera noche bajo un techo de verdad.

La sensación se acrecentó como una losa cuando vi a la luz de la luna las arrugas en la comisura de sus ojos y algunas canas salpicar el cabello marrón. Por primera vez me doy cuenta de lo que ha envejecido, y la pena me corroe por los años de su corta vida arrebatados así, en gran parte por mi culpa, por haberse juntado conmigo y apoyarme.

Cabizbaja, acompaño a Geralt adentro de la tienda. Me abraza por la espalda pegándome a su pecho para que me duerma, pero pasan las horas y no lo consigo.

No puedo dejar de pensar en que los problemas me persiguen allá donde voy, y me siento mortalmente culpable por poner en peligro a Jaskier y a Geralt.

Comienzo a agobiarme, la losa pesa sobre mi pecho, aunque intento tranquilizarme concentrándome en el movimiento del pecho de Geralt contra mi espalda al respirar, pero es imposible. Comienzo a dar vueltas en la cama hasta que consigo deshacerme de sus brazos y comenzar a caminar por el suelo alfombrado como un animal enjaulado, mientras me abrazo el abdomen.

Sabía perfectamente cómo pensaban mis enemigos, y yo no sería la única en recibir su rabia y su castigo. Era cuestión de tiempo que dañaran a aquellos que osaron apoyarme, y pronto llegaría el día en el que Geralt sería el torturado... o algo peor.

Sin poder respirar y con la oscura noche cayendo a plomo sobre mis hombros, no puedo contenerme y termino cayendo sobre mis rodillas, con la frente apoyada en el suelo mientras me enrosco sobre mí misma, con los ojos firmemente apretados.

No sé si pasa mucho o poco tiempo cuando siento una manta cubrirme los hombros por encima de la camisa de lino. Geralt intenta llevarme en brazos a la cama, pero me tenso más.


—No... no...— Gimo.


Geralt chasquea la lengua, pero rápidamente suspira y se deja caer en el suelo a mi lado, esperando pacientemente, con una mano rozándome ligeramente un hombro, a que pase el ataque de pánico.

Finalmente, alzo mi tórax para sentarme, aunque continúo abrazándome las rodillas. Me aparto los mechones sudorosos de la frente.


—¿Qué ha pasado, Ciri?— Pregunta dulcemente.

—Nunca había tenido ningún ataque de pánico hasta que estuviste en mi vida. —Protesto entre dientes. Él no se ofende.

THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora