XLIII- Cuando piensas que todo está perdido.

187 27 22
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Termino de recoger todas las cosas y las guardo en las alforjas, más malhumorado que de costumbre.


-¿Qué haces?- Pregunta el bardo.

-Nos vamos a Urdvik. Me aseguraré de que está sana y salva, le daré sus cosas y después pensaré qué hago.- Gruño. Mi primer instinto es irme, abandonarla como ella hizo tantas veces conmigo, pero no sé si seré capaz.


El viaje dura menos de un día, pero se hace eterno por todas las ideas que se me pasan por la cabeza de lo que me encontraré al llegar. Nyx relincha nerviosa y está mas tozuda que su dueña, y aunque realizo varios Axii sobre ella, no terminan de ser del todo efectivos, por lo que mi preocupación también aumenta.

La inquietud es tal que incluso pago por un viaje a través de un portal para evitar tener que hacer el viaje en barco. En cuanto la tuviese delante, iba a pagármelas todas.

Cuando aterrizo del portal, mareado y con los vellos más de punta que un gato rabioso, el cielo no me calma en lo más mínimo. El clima está enrarecido, y esta ventisca no se siente natural. El eclipse ha oscurecido el cielo hasta ser casi de noche, incluso aunque estamos en pleno mediodía.


-¿Dónde era el punto de encuentro?- Pregunta un Jaskier también inquieto.

-La carta no lo decía exactamente.- Gruño irritado.- Tendré que preg...- Pero algo me interrumpe.


Entonces, entre las montañas, veo a lo lejos un brillo tan fuerte como una explosión de luz, para poco después un resplandor verdoso que me recuerda demasiado al teletransporte de la bruja.

El dolor repentino en el centro de mi pecho, como una puñalada, pronto me avisa de que algo no va bien. Y es cuando empiezo a buscar desesperado a Ailith.

Entramos a la taberna como un elefante en una cacharrería. Las miradas de sorpresa pronto se convierten en desagrado al verme, pero son lo suficientemente inteligentes para volver a mirar sus jarras de cerveza.

Tanto el bardo como yo comenzamos a preguntar si alguien ha visto a una mujer de cabello ceniciento (dudaba que se mostrase como The Witchess a la mínima, dejando ver perfectamente su armadura, espadas y ojos violetas). Nadie respondió afirmativamente.


-Disculpen, caballeros. ¿Les suena haber visto por el pueblo a una mujer joven de cabello blanco?- Pregunta Jaskier a la mesa más apartada.

-No hemos visto a nadie así, pero te aseguro, bardo, que primero me habría divertido con ella antes. Las zorras de aquí las tengo demasiado conocidas.- Responde uno de ellos con voz gangosa y nauseabunda, para después romper en risotadas junto al otro.

THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora