XIII- El último deseo.

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El bardo sigue todo el drama atento, con la boca llena, sin duda guardando ideas para próximas canciones.

Ailith vuelve a sentarse con un suspiro, cerrando los ojos y masajeándose las sienes, como si esto le hubiera drenado toda la energía.

Yo sigo en guardia, mirándola fijamente de pie con los brazos cruzados.

Me mira irritada un rato después cuando ve que no pienso moverme.


-¿Qué haces ahí parado? ¿Tú también vas a seguir rompiéndome la cabeza con preguntas para las que ya sabes la respuesta? ¿Eres demasiado orgulloso para comer o piensas que te he envenenado la comida? Tranquilo, brujo, no caería tan bajo.


Arrastro con enojo una de las sillas por el suelo y me siento frente a ella, el brazo apoyado encima de la mesa, el otro sobre mi rodilla, claramente invadiendo su espacio personal.

Ella se recuesta de nuevo sobre el respaldo, cruzando las piernas y con expresión aburrida, preparada para mi aluvión de preguntas de nuevo. Muerde una fresa de forma perezosa, y no puedo evitar ver como su lengua sale a lamer el jugo que se escurre por la comisura de su boca.

Tengo que carraspear y concentrarme seriamente para que sus distracciones no hagan efecto.


-¿Por qué me resultas tan familiar?- Insisto. Pone los ojos en blanco y se chupa los dedos para quitar los restos de jugo.

-Qué pesado eres.- Suelta.- Tú sabrás. Tú a mí, no me recuerdas a nadie. ¿A quién te recuerdo yo?- Inquiere, acercándose a mí, descansando sus brazos cruzados sobre la rodilla. Trago saliva.

-A alguien a quién perdí hace mucho.- Las palabras salen por mi garganta como hierro candente.

-Por un módico precio puedo rastrearla.- Ofrece con una sonrisa ladina.

-Hmmm.- Gruño.- No quiero deberte nada más. Tampoco podrías encontrarla.- Vuelve a recostarse hacia atrás, golpeándose la barbilla con un dedo, pensativa. Cuando me mira de nuevo a los ojos, se encoge de hombros.

-No tengo respuestas para esas dudas que solo tú tienes.- Se disculpa.


El choque de los cubiertos contra la madera hace que miremos a Jaskier, que se frota las manos.


-Pues yo sí tengo dudas que puedes solucionarme. ¿Predices el futuro, no? Dime, ¿conseguiré ser el bardo famoso que estoy destinado a ser? ¿Tendré mujeres a mis pies y dinero rebosará de mis bolsillos?- Ella levanta una ceja mirándome, preguntándome en silencio qué hacía cargando con este cretino. Me encojo de hombros suspirando, pues ni yo sé la respuesta.

THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora