XX - La prueba de telepatía.

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A pesar de sus amenazas, el Caos no había vuelto a hacer su aparición.

Como si se hubiera esfumado para siempre, como si lo que había deseado tan tiempo se hubiera hecho realidad. Lo único que quedaba de él era el recuerdo del daño que había provocado, pesadillas que se repetían; y el eco perenne del grito en la parte trasera de mi cráneo.


Me había hecho a la idea, aunque a regañadientes, que esa maldición no aparecía a mi antojo, sino cuando consideraba que el cuerpo que parasitaba corría peligro de dejar de existir.

Y por mucho que yo supiera que Aretusa no era un hogar seguro, mi maldición, si es que todavía seguía por ahí y no se había esfumado, no estaba de acuerdo.

Cuando los ojos me dolían después de terminar tomos de cientos de páginas, me dejaba llevar por la tentación del espionaje. De observar escondida las clases a las que no se me permitía asistir ni a las muchachas que se me prohibía conocer.


En el invernadero, observé las dos filas de aprendices, frente a frente, arrodilladas en el suelo mirándose fijamente, mientras Tissaia daba la clase.


-Miraos a los ojos.-Siseaba con voz fría y desprovista de emoción, su tono plano terminaba siendo hipnótico. -Hasta que la puerta se convierta en ventana. Tratad de comprender los mayores temores de vuestra compañera. Gracias al Caos, la telepatía fluirá a través de vosotras. Es como aprender a bailar, a nadar o a besar.


No dio más explicación, sólo se apartó en silencio, dejando que sus alumnas se concentraran. Las horas pasaron, el anochecer llegó y ninguna se había movido de su posición. Me dolían las rodillas sólo de imaginármelas tantas horas soportando el peso sobre el frío y duro suelo. Tissaia no parecía frustrada, ni impaciente. Recostada sobre su mullido diván leyendo tranquilamente a la luz de las velas, parecía ni siquiera prestar atención, normalizando la situación. Agotada y aburrida, me fui antes de que la clase terminara. El resto de la semana fue lo mismo. Si consiguieron pasar la prueba de la telepatía, o llegué tarde para verlo o me aburrí y me fui antes de que ocurriese.


No me atrevía a tomar demasiados riesgos, pues tras varios días había conseguido hacer levitar temblorosa y levemente la piedra. Aunque no me esperaba una sincera felicitación, la mueca de desagrado de Tissaia me revolvió el estómago. No me hacía falta leerle la mente para saber que querría marchitarme como el ramillete en mi mano.

Cuando esa tarde me preparaba para volver a intentar la misma prueba de siempre, mi maestra fría y malhumorada me hizo arrodillarme en el suelo y mirarla a los ojos.

Me tensé involuntariamente incluso antes de que empezara a hablar. Era mi turno de la prueba interminable de telepatía y nada más y nada menos que con ella.

Sus helados ojos claros me taladraron hasta la médula durante horas extenuantes.

Mi cabeza dolía como el infierno, el grito reverberando por todo mi cráneo sin conseguir nada más que silencio por parte del de Tissaia. Mis rodillas huesudas se clavaban contra el suelo como aristas, y sólo quería terminar con esta tortura, que sólo era unamás que se acumulaban.

La supervivencia y la promesa de una cama ganó a mi tozudez y ego, y decidí que, aunque fuera una fracasada una vez más, prefería terminar con esto.

Pensé y pensé durante un buen rato qué podría temer más aquella poderosa mujer: con magia, riqueza y posición. Y, como mujer que era, sólo se me ocurrió lo más obvio: perderlo por ser eso, una mujer.


-El peor miedo de Tissaia de Vries es ser silenciada.-Y según salía la mentira por mis labios quemaba. Su rictus se contrajo, y su mirada se convirtió en dagas.

-Levántate.-Ordenó furibunda, calmada en el exterior.-Tardas semanas en levantar la piedra, no puedes controlar el agua. Parece que lo único que sabes hacer es leer y limpiar. ¿Y ahora te atreves a mentirme a la cara?-Bajo la mirada hacia mis pies palpitantes por la falta de circulación.-Tu mayor miedo tiene sentido. Ni aunque no fueras un monstruo, conseguirías que nadie te apreciara lo suficiente para quedarse a tu lado.


Conseguí, no sin esfuerzo, mantenerme impasible. No solté ningún sonido, ni permití que las lágrimas llegasen a mis ojos, a pesar de que sentí que me rompía por dentro.

Cuando alcé la mirada, intentando buscar cualquier rastro de humanidad en aquel monstruo con apariencia demujer, sólo encontré indiferencia y un rastro de placer, como si hubiera podido escuchar mi vapuleado corazón resquebrajándose.

 Acarició su colgante y terminó de leer el capítulo tranquilamente, ignorándome. Cerró el libro con un golpe seco y se fue, dejándome sola para que recogiera los pedazos rotos.

 Cerró el libro con un golpe seco y se fue, dejándome sola para que recogiera los pedazos rotos

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THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora