THE WITCHESS // The Witcher fanfic

X - Señales

-Gracias por venir, Hexias.- Agradezco al mago mientras aprieto su mano saludándolo en cuanto llega al patio de entrenamiento. - ¡Aprendices! - Llamo al orden.- Hoy Hexias el mago os enseñará cómo perfeccionar la señal de Aard ya que hay algunos que todavía no la conseguís realizar bien y el resto de señales que os pueden salvar el culo en una pelea contra un monstruo. Poneos todos en posición para practicar el Aard.

-Vesemir, acompáñame un momento antes de empezar.- Me pide antes de alejarnos un poco.- ¿Qué hace aquí una niña?

-Le prometí que recibiría entrenamiento de brujo... es una larga historia. Haz como si no estuviera.

-Los humanos no pueden ni siquiera lanzar Señales, lo sabes, ¿verdad? - Asiento.- Sólo quería avisarte de que perderá el tiempo. - Le quito importancia con un movimiento de mano.

- Lo intentará, verá que no lo consigue y se cansará, no te dará ningún problema. - Se encoge de hombros y volvemos al patio, donde todos están ya en posición.

-Como ya os conté en nuestro anterior encuentro, las Señales son sortilegios que no necesitan conocimiento de ninguna fórmula mágica, basta concentración y gesto. La mutación os permite un pequeño acceso al Caos, y por eso sois capaces de invocarlas. Os serán muy útiles para ayudaros con vuestra espada. Enseñadme cómo invocáis la Aard. Situad vuestra palma dominante levantada con los dedos separados y doblad el dedo medio. Concentraos en la corriente que pasa por vuestras extremidades. - Sólo Geralt y un par de aprendices más la realizan. Hexias chasquea la lengua, al ver la dura jornada que le espera.- Decepcionante. Os enseñaré para qué sirven cada una y sus gestos y después practicaréis.

Aard, una onda telequinética que puede lanzar, golpear o atontar al enemigo. Esta señal puede usarse también para romper obstáculos.

Yrden inmoviliza a vuestros oponentes, cuando mejoréis vuestras habilidades, podrá crear un muro invisible. Dirigid vuestras palmas hacia el suelo con los dedos extendidos.

Igni, con ella lanzaréis un chorro de llamas. Dedos extendidos, doblad el índice y esconded el meñique tras el anular.

Quen, es un escudo protector. Levantad la palma con el codo doblado, juntad los dedos del medio y anular y doblad el meñique y el pulgar.

Axii, es hipnótica. Sirve para calmar, manipular las mentes y hacer que vuestros oponentes se vuelvan aliados. Levantad la palma con el codo doblado, juntad el índice y el medio y bajad el anular y el meñique.

Y entonces, todos se pusieron a practicar. El más aventajado, Geralt, conseguía hacerlas, aunque con dificultad, muchas no eran lo suficientemente potentes.

El resto de aprendices, tenían un abanico de resultados: desde algunas poco potentes, a pequeños chispazos que quemaban las puntas de sus dedos, hasta absolutamente nada.

Y nada era lo que esperaba en el caso de Ailith, así que no me sorprendí cuando al mirarla, sus ojos estaban centrados en sus manos, su ceño arrugado en una mueca de concentración. Me pareció ver un leve humo, pero estaba seguro de que eran imaginaciones mías. Tal vez el cerebro de la niña friéndose de tanta concentración.

Cuando me volteé para charlar con Hexias, mientras dejábamos a los muchachos quemándose las pestañas y moviendo copos de nieve, hubo un momento en el que nos quedamos helados con sorpresa cuando Geralt soltó un improperio en voz muy alta (era raro escucharlo hablar en público, y nunca lo había escuchado levantar la voz) y un grito de emoción de Ailith.

Cuando me volteé, no podía creer lo que estaba viendo: de la mano de la niña humana salía una llamarada como si fuera de la boca de un dragón, que había hecho saltar a Geralt para salirse de la trayectoria y revolcarse en la nieve porque se le había chamuscado la camisa raída.

-Pero qué demonios...- Soltamos el mago y yo a la vez.

-Vesemir, me dijiste que era humana.- Suelta entre dientes sin dejar de mirarla, ahora haciendo volar un tronco por los aires. Todos nos encontrábamos ahora viendo el espectáculo. El único sonido, sus gritos de júbilo y los golpes de los objetos que hacía volar.

- Es humana. ¿Qué otra cosa va a ser si no?- Contesto sonando como una mentira incluso para mí mismo. Ninguna humana tenía esa afinidad con el Caos, ni los brujos, y por lo poco que sabía, los magos tenían que entrenar para poder usarlo a su antojo. Todas las alarmas suenan en mi cabeza cuando descubro pista tras pista que me confirma lo que me intuición me dijo cuando la encontré en el bosque: había algo dentro de ella que no sabía lo que era ni había visto jamás.