V- La práctica hace al maestro

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Pasan los días y las semanas y continúo practicando sin descanso en cuanto tengo un hueco libre

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Pasan los días y las semanas y continúo practicando sin descanso en cuanto tengo un hueco libre. No he dejado ni una sola de mis obligaciones, pero incluso me fuerzo a hacerlas más rápido para rascar unos pocos minutos que pueda usar para pelearme contra el muñeco de paja que me construyó Geralt detrás del establo.

No voy a negar que comienzo a impacientarme. Todos los entrenamientos de brujos que espié son combates entre ellos, con espadas de verdad. Los aprendizajes con espadas de madera y muñecos de paja son solo para los primeros entrenamientos antes de la conversión, pero yo aquí sigo.

Odio pensar que Geralt me trata como Vesemir, como a una niña débil a la que darle un juguete para que se contente y deje de molestar, pero que no pueda hacerse daño.

Cada noche pienso en lo que me dijo cuando empezamos el entrenamiento. Nunca lo había escuchado decir tantas palabras seguidas, pero Geralt era una persona que sólo hablaba cuando tenía algo importante que decir.

Era alguien inteligente, probablemente sabio con el tiempo. Él tenía doce años y yo siete, pero ambos éramos más mayores por dentro que por fuera. Otra cosa a añadir que nos unía.

Tapo la gran olla al fuego con guiso de unas bayas y hierbas que hemos podido recolectar en lo duro del invierno y los restos de carne de ciervo que quedan de la última caza fructífera. No es un manjar, pero calienta el cuerpo y llena la barriga. Termino de revolver cuando comienza a burbujear y me limpio las manos en las calzas mientras aprovecho el tiempo de cocinado para entrenar a solas en el establo.

El suelo nevado moja mis zapatos y los copos restantes de la nevada nocturna empapan mi trenza mientras me apresuro a cruzar el patio hacia mi objetivo.

Desentierro la espada de su escondite bajo la paja y me posiciono de nuevo frente a mi enemigo estático. El vaho sale de entre mis labios mientras inspiro hondo antes de coger impulso y lanzar una estocada a cada uno de los lados del supuesto cuello. Golpeo sus costados, donde debería estar su hígado y estómago, y ataco sus puntos vitales imaginarios con los movimientos que aprendí al principio.

Los golpes secos se suceden sin pausa, sólo los acompañan de vez en cuando alguna de mis respiraciones forzadas por el esfuerzo.

De un lado, de otro, del derecho, del revés. He empezado también a intentar cambiarme la espada de mano con el objetivo de ser mínimamente ambidiestra, pero cuando la alzo, se escurre en mi mano izquierda y cae a la nieve.

No dejo que la frustración haga mella en mí, sólo continúo hacia delante, me susurro un otra vez, y vuelvo a empezar.

Cuando la espada se me resbala por sexta vez después de lanzarla en voltereta, no puedo evitar un mierda enfadado mientras me agacho de nuevo para recogerla.

Estaba tan enfrascada en perfeccionar mis movimientos que no me di cuenta de que Geralt estaba detrás de mi hasta que pisó mi espada impidiéndome recogerla.

-Ya es suficiente. - Ordena. Entrecierro los ojos mientras lo insto con la mirada a apartarse.

-Puedo hacerlo. - Insisto con toda la intención de arrancarle la espada bajo el zapato.

- Entrenar en soledad sólo sirve para perpetuar los errores.

-No puedo esperar por ti eternamente a que tengas un hueco libre. De todas formas, tampoco es como si hubiera gran diferencia si no luchas conmigo. - Contesto airada. Suelta uno de sus hmm desde el fondo de la garganta.

-Todavía no estás preparada.

-Claro que no. - Replico irónica antes de hacer ademán de agacharme por la espada.

-Ya basta. Necesitas descansar. - Repite empujándome hacia atrás levemente con un golpecito en el hombro. Me enfada el hecho de que con el mínimo esfuerzo pueda hacerme trastabillar. - Llevas semanas haciendo tu trabajo y el de un aprendiz de brujo. Las ojeras te llegan a los pies. - Esta vez es él el que se agacha y recoge mi espada, para no darme oportunidad de seguir. - Si no descansas como es debido, tu rendimiento se resentirá.- Parece un papagayo de Vesemir y me dan ganas de pegarle un puñetazo. Comienza a irse de nuevo hacia el comedor, sin darme lugar a réplica, como recordándome que es la hora de servir la comida.

-La imperfección conlleva la muerte. - Suelto terca.

-El sonido de tu estómago despertaría a un muerto, si es que eso cuenta. - Bromea para rebajar mi tensión. Me sonríe, una de esas raras sonrisas que sólo son para mí y hacen que mi corazón comience a correr y la sangre suba a mis mejillas. Pero si él es testarudo, yo lo soy más.

-Con hambre todo mejora. - Replico mientras lo sigo, ya que ha vuelto a emprender marcha.

-Menos las estocadas. - Está claro que por mucho que Vesemir los lleve al límite, el descanso es algo imprescindible en sus métodos de entrenamiento. Se detiene al ver mi reticencia y su mirada se vuelve menos impenetrable mientras me agarra los hombros. - Ciri, estás a salvo aquí.

-Ojalá tengas razón. - Respondo triste antes de sacudirme sus manos de encima y volver a la cocina. Me dolía que sólo me tocara cuando le daba pena.

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THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora