Destinada a sobrevivir.
Destinada a luchar.
Destinados a protegerse.
Geralt de Rivia, conocido por muchos nombres, pero por todo el mundo como Brujo (witcher), un mutante creado para matar monstruos a cambio de unas monedas.
Su vida solitaria...
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Me encuentro dando vueltas en círculos en la linde del bosque, sin poder evitar estar nerviosa. El crepúsculo ya está coloreando el cielo y tenemos que irnos antes de que se nos haga de noche, sobre todo por culpa del humano. Están tardando demasiado.
No puedo evitar preguntarme si cometí una estupidez al venir en busca de ese bardo. Al fin y al cabo, Geralt no quería venir...
El sonido rápido de las pisadas, un par de ellas torpes, junto con jadeos de falta oxígeno, me calman al fin. Han llegado, sanos y salvos, y eso hace que mi cabreo se calme.
Sardinilla relincha quedamente antes de ir al encuentro de su amo, el cual ya está discutiendo a gruñidos con el bardo. Y no puedo evitar las ganas de picar a ese par.
-¿Cómo es que llevo décadas recorriendo este mundo sin cruzarme con un solo brujo, y justo al primero que conozco, no consigo deshacerme de él?- Saludo burlona saliendo a la luz de los últimos rayos del sol.
Geralt me observa, intentando saber de qué humor estoy, mientras acaricia el cuello de su yegua.
Jaskier, aunque confundido al inicio, no puede resistirse a seguirme la corriente.
-Sí, bueno, puede parecer extraño, pero lo cierto es que los brujos están destinados a encontrarse con monstruos de vez en cuando.- Me devuelve el guante. Sonrío sin ganas, ya arrepentida al imaginarme lo que nos espera.
-Jaskier.- Saludo como un insulto.
-The Witchess.- Saluda en el mismo tono.
-Las patas de gallo te sientan bien.- Lo pincho con una sonrisa malvada. Palidece levemente antes de que las puntas de sus orejas se sonrojen. Me parece que he ganado este asalto.
-Y tus chistes son...- Balbucea. Levanto las cejas, mirándolo expectante.- Viejos.- Y se voltea a meter algo en las alforjas de Sardinilla. Sonrío complacida.- Por cierto, ¿cómo voy a viajar con vosotros?- Pregunta entonces mirando al brujo.- ¿Geralt?- Su tono demuestra que no sabe si quiere escuchar la respuesta.
-Hmmm...- Gruñe en respuesta.- Como siempre.
-¿Piensas hacerme caminar kilómetros de nuevo intentando seguirle el ritmo a tu caballo?- Exclama enfadado. Y reconozco que tiene razón en estarlo. Pongo los ojos en blanco mientras chasqueo la boca para llamar al caballo que robé a uno de los soldados.
-Yo sí he pensado en ello. Aquí tienes. Imagino que sabes montar.- Le tiendo las riendas.
-Claro que sé.- Las agarra orgulloso.- Es un gusto saber que alguien tiene cerebro aquí.- Ataca al brujo, que mira a otro lado avergonzado.- Por cierto, Geralt, creo que nunca nos has presentado correctamente...- El aludido se rasca la parte trasera de la cabeza, claramente incómodo por unas convenciones sociales que le resultan absurdas.
