XVIII- Ella.

763 91 3
                                    

Mis pies se ponen en marcha incluso antes de que lo piense

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mis pies se ponen en marcha incluso antes de que lo piense.

Su perfume natural la ha delatado para mí, y el hechizo de glamour con el que se ha cambiado la apariencia se va desintegrando delante de mis ojos poco a poco.


El cabello antes negro como la tinta, comienza a mostrarse blanco nevado. Los ojos cobalto, bellos pero humanos, se muestran como son realmente: violetas.

Y veo con alarma como, en la espalda abierta del vestido azul vaporoso, la empuñadura de la espada se muestra victoriosamente escondida, lista para el ataque.


Adivino la trayectoria con solo una mirada: el objetivo es Dijkstra, el enemigo que tiene más cerca. Evito la masacre agarrándola del mismo brazo que se alza para desenfundar el arma de su espalda.



-¿Qué dem...?- Suelta, sorprendida desprevenida por estar tan cegada con la facilidad del objetivo.

-Yo no lo haría.- Aconsejo, manteniendo mi voz en susurros.- Bailemos.- Y no espero una contestación afirmativa antes de llevarnos a la pista de baile para mezclarnos entre la gente.


No sé cuánto durará su hechizo para los tres magos, pero espero que lo suficiente para que pueda sacarla de aquí sana y salva.


No era precisamente un gran bailarín, pero los años y, sobre todo, el equilibrio y reflejos de brujo me permitían no pisar los pies de mi pareja de baile.

Toqué su cintura por vez primera, acercándola a mi cuerpo, algo que siempre había querido, pero nunca me había atrevido a hacer. Y dentro de la alegría y emoción, me encontré deseando más. Sobre todo cuando fijó su vista en mí, sus apetecibles labios entreabiertos a sólo unos centímetros de los míos.

Miraba fijamente sus ojos violetas, de los que me había quedado prendado, y removían todo mi interior, esos sentimientos que me negaba a sentir.

Todo esto, mientras los rasgos de la desconocida se iban convirtiendo en los de Ailith a medida que el glamour se disipaba.



-Siempre supe en mi corazón que volvería a verte. Pero nunca imaginé que sería en estas circunstancias.- Susurro sin quererlo. Como siempre, diciendo más cosas de las que deseo cuando ella está delante.

-Tienes suerte de que no esté pateando tus pelotas por alejarme de mi objetivo.- Susurra entre dientes, pero manteniendo la compostura y siguiendo mis pasos en el baile. El enfado es patente, pero el calor en sus mejillas y el aumento súbito de sus latidos me dan la esperanza de que yo no soy el único afectado por nuestra cercanía.

THE WITCHESS //  The Witcher fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora