Hacía rato que estaban durmiendo, llevaban una semana algo complicada y se sentían agotados por las noches, por lo que apenas tocaban la cama, que ya se quedaban completamente dormidos, no había tiempo ni para besos, caricias o palabras de amor antes de dormir. Pete había tenido que ir a beber agua a medianoche, miró su reloj y suspiró, no llegan a las cuatro de la mañana, eso quería decir que sería incapaz de volver a dormirse hasta que sonara el despertador a las siete de la mañana. Normalmente, solía dormir de un tirón toda la noche, no se despertaba ni para ir al baño, pero debía aceptar que, si se despertaba antes de que sonara la alarma, sería incapaz de volver a dormir. Era algo que le había pasado desde joven, le resultaba imposible volver a dormir una vez se despertaba, y con el trabajo que tenía solo se había agudizado, ya que necesitaba dormir con un ojo abierto por si alguien lo necesitaba.
Pensó que esto desaparecería una vez empezara a vivir una vida más calmada al lado de Vegas, pero no había sido el caso. Aunque debía aceptar que no le importaba estar despierto en los brazos de su pareja, era una forma de descansar diferente, pero sentía que recuperaba su fuerza a pesar de no dormir. Esta vez, pero, prefirió no volver a la cama, tenía calor y no quería incomodar el sueño de Vegas, por lo que decidió coger unas llaves de encima de la encimera de la cocina y salió en dirección hacia las escaleras.
Alguna vez habían subido a la azotea de la casa para cenar bajo las estrellas, o simplemente para tener algo de intimidad y hacer algo de forma especial, que no fuera una cena en casa o en un restaurante. Esta vez Pete decidió usar la azotea para tomar el aire y ver las estrellas, aunque para su sorpresa el cielo estaba nublado y no parecía que estas fueran a salir por culpa de las nubes, aun así decidió tumbarse en el frío suelo y cerró los ojos, notando como el aire frío le acariciaba el cuerpo. Apretó los ojos con fuerza, un nudo se creó en su pecho de golpe, sentía que le faltaba el aire y unas fuertes ganas de llorar invadieron su cuerpo y su mente, no entendía de donde venía ese dolor, esa extraña sensación que hacía mucho que no sentía o que no tenía la necesidad de sentir.
Escenas vinieron a su cabeza, pequeños recuerdos que en su mente parecían haber quedado atrás, pero que su corazón no había terminado de olvidar, parecía que la frase de "la mente puede sanar mucho antes que el corazón" era real y, aunque para él todo ese tiempo de incertidumbre y miedo había pasado, para su pequeño corazón seguía siendo una herida que no terminaba de estar sanada por completo. Colocó uno de sus brazos sobre su rostro y se dejó llevar por ese dolor en el pecho, nadie podía escucharlo desde allí, ¿verdad?
Vegas se despertó al poco rato de la ausencia de Pete, la cama se enfrió rápidamente y eso provocó que el más bajo se despertara, rascó sus ojos antes de incorporarse y ver que el chico se había ido de la habitación. Salió a la cocina, pensando que tal vez había ido a comer o beber alguna cosa, pero al ver la puerta que conducía hacia la azotea de su casa suspiró, entendió dónde había ido el chico que buscaba. Cogió una de las mantas que había en el sofá del salón principal y subió en dirección a la zona en la cual debía estar Pete, abrió la puerta que daba acceso al lugar y la cerró a su espalda, viendo la silueta del chico en suelo, preocupándose levemente al ver la forma en como cubría su rostro y su pecho subía y bajaba con una velocidad rápida.
Se acercó con delicadeza y colocó la manta encima de él, sentándose a su lado y tomando la mano de Pete que no se encontraba cubriendo sus ojos. El más alto se destapó el rostro y lo miró, incorporándose rápidamente y negando con la cabeza, intentando disimular su estado, Vegas se limitó a observar el cielo, no quería interrumpir a Pete, si este necesitaba llorar lo dejaría tranquilo, solo quería hacerle compañía durante el tiempo en el cual necesitara sanar, de igual forma que el otro había hecho en miles de ocasiones, en silencio, simplemente sujetando su mano con fuerza, haciéndole saber que estaba a su lado. Pete sonrió levemente y apoyó su cabeza en el hombro de Vegas, un leve "te amo" salió de los labios de ambos casi a la vez, haciéndoles sonreír y negar con la cabeza.
Las lágrimas seguían cayendo por los ojos de Pete, Vegas seguía acariciando su mano con delicadeza, la mirada de ambos clavada en el cielo, observando como las nubes se iban moviendo a consecuencia del viento que se las intentaba llevar, como si quisiera despejar el cielo para que las estrellas pudieran brillar. De golpe un par de gotas mojaron sus cabezas, el suelo empezaba a mojarse y su ropa empezaba a teñirse de tonos más oscuros a consecuencia del agua que caía del cielo. Usaron la manta para cubrirse mientras llegaban a la puerta casi corriendo para no mojarse mucho, o al menos lo mínimo posible, el silencio fue roto por sus risas ante la escena, al parecer no podrían seguir tumbados en el suelo mientras fingían ver las estrellas, pero en ese momento Vegas quitó la manta de sus cabezas y la echó al suelo.
Se colocó debajo de la lluvia y le tendió la mano a Pete, esperando que este se la cogiera de vuelta y los guio hasta colocarse, ambos, en el mismo punto donde se habían posicionado antes de que empezara a llover. El más bajo alzó los brazos y se sentó de nuevo, tumbándose y dejando que la lluvia lo mojara por completo, riendo e indicando a Pete que hiciera lo mismo.
Ambos terminaron tirados en el suelo, bajo la lluvia, riendo mientras dejaban que esta los mojara, Pete nunca había hecho algo así, nunca se había tumbado en el suelo mientras llovía y no había imaginado lo bien que podían llegar a sentirse uno haciendo tal acción. Miraba a Vegas, el cual parecía no inmutarse de la lluvia que lo mojaba, se mostraba tranquilo mientras se mojaba, parecía acostumbrado a hacerlo. Pete sonrió y le cogió de la mano, provocando que este le devolviera la mirada y sonriera, de forma involuntaria, dejar que la lluvia los mojara, les había hecho compartir un momento íntimo, un momento nuevo, algo que, sin darse cuenta, los unió todavía más.
Cuando dejó de llover y el sol apareció de nuevo, bajaron a casa de nuevo sin soltar sus manos, mientras Vegas iba a llenar la bañera, Pete preparaba la ropa seca y las toallas encima de la cama para cuando salieran. Un olor a lavanda se apoderó de sus sentidos y se acercó al baño para ver como algo teñía el agua de color lila, desprendiendo ese olor que tanto les gustaba a ambos. Se quitaron la ropa mojada y entraron en la bañera, Pete tiró de Vegas, provocando que este se tumbara apoyando la cabeza en su pecho, las caricias volvieron a aparecer, leves "te amo" se iban escuchando mientras se dejaban llevar a su mundo de nuevo, donde estaban completamente a salvo.
-Time<3