Tay le había pedido a Macao que lo esperara en su apartamento, estaba ayudando a Kinn en unos informes para arreglar un par de cuentas que tenía y aún tardaría en llegar, por lo que prefería que el menor estuviera en casa y no esperándolo fuera, ya empezaba a hacer frío y no quería que se enfriara. Macao simplemente obedeció y se dirigió a su casa, no sabía cómo matar el tiempo hasta que el mayor lo avisara para irlo a buscar, por lo que decidió ponerse a ordenar un poco el lugar. No hacía mucho desde que Tay había recogido algunas cajas del apartamento que compartía con Time, y estaba todavía todo guardado en cajas en el comedor principal. La primera caja que cogió el menor contenía principalmente ropa, pero cuando la dejó en la cama y vació lo que había dentro encontró lo que parecía una libreta, pensó varias veces en que hacer, si dejarla en su sitio y fingir que no existía o si ver qué era lo que había dentro. A pesar de las muchas opciones que pasaron por su cabeza, finalmente decidió abrirla y ver de qué se trataba, al parecer parecía un diario, ya que había fechas en casi todas las páginas, y sin darse cuenta empezó a leer lo que había escrito en el.
Time había decidido llevar al rubio de excursión, pero no a la montaña como este había pensado, Tay ya había estado toda la semana intentando averiguar dónde lo iba a llevar para poder prepararse correctamente para el evento. Time le vendó los ojos a Tay y lo ayudó a subir al coche, evitando que el más bajo pudiera golpearse sin querer o hacerse daño, quería que el día fuera perfecto. Cuando cogió sus manos para ayudarlo a sentarse pudo notar como estas temblaban levemente, Time no pudo evitar dejar un beso en su frente para intentar que se relajara. Cerró la puerta y se dirigió a paso rápido hacia la puerta del conductor para dejar al rubio el menor tiempo posible solo en el coche, entendía que no debía de ser cómodo estar con los ojos vendados.
Cuando estuvo sentado cogió la mano de Tay y la puso encima de las marchas, justo debajo de la suya, de esta manera lo ayudaba a calmarse y no sentirse tan desorientado. Encendió el motor del coche y empezó a conducir, avisando levemente al otro de los paisajes por donde pasaban, en forma de guía, aunque sin dar muchas pistas, no quería que Tay descubriera dónde lo llevaba antes de tiempo. Durante el camino solo era el más alto al que se le escuchaba hablar, Tay se limitaba a sonreír mientras escuchaba las descripciones de Time, le gustaba escucharlo en silencio mientras le explicaba las cosas, tenía una forma perfecta de relatar paisajes, algo que el rubio siempre admiró desde que se conocieron. De vez en cuando notaba como la mano que se posaba encima de la suya se movía para acariciarla y como apretaba levemente cuando debía usar las marchas, pero siempre con un cuidado extremo que aún lo enamoraba más.
Time paró el motor del coche y apartó con cuidado su mano de la de Tay, susurrando un leve "ahora te vuelvo a sujetar la mano", al salir del coche aceleró su paso hasta llegar a la puerta del copiloto para poder volver a sujetar a Tay, ayudándolo a salir del coche con cuidado. Lo guió de las manos hasta llegar a una superficie más bien blanda, lo ayudó a sentarse y le destapó los ojos, sacando la venda negra con cuidado. Sus manos seguían unidas, mientras las de Time se centraban en desatar la venda, las de Tay estaban agarradas en la camisa del otro, pero tan rápido como Tay pudo ver al chico que tenía delante, las manos de ambos volvieron a entrelazarse.
Tay se puso de rodillas, intentando besar los labios del más alto, mientras este lo miraba con una sonrisa. Lo acompañó hacia una pequeña mesa que había en medio de la playa, la cual estaba completamente vacía, era una pequeña cala que poca gente conocía, por lo que nadie iba a molestarles mientras estaban tranquilamente en su mundo. Un par de velas adornaban la mesa, y una sombrilla se encargaba de que el sol no les molestara. Time separó una de las sillas, esperando a que el más bajo se sentara en esta para volver a acercarlo, después se dirigió a la silla que había delante de él y se sentó, cogiendo las manos del otro entre las suyas nuevamente.
Tay no entendía cómo había podido preparar todo esto, habían dormido juntos, por la mañana estuvieron juntos, en ningún momento tuvo tiempo para llegar hasta aquí y preparar la comida que había en los platos, no había podido desplazarse hasta aquí para preparar las cosas que adornaban el lugar. Lo que el rubio no sabía es que su mejor amigo le había ayudado a tener todo listo para cuando llegaran, para que todo se mantuviera perfecto para el momento en el que llegaran. Empezaron a comer entre pequeñas risas y miradas cómplices, sus manos se tocaban, se acariciaban a cada momento que podían, sus miradas se cruzaban de vez en cuando para dibujar sonrisas en sus labios.
Al terminar, Time se levantó, sacando un pequeño saquito de terciopelo azul, Tay lo miraba curiosos, no celebraban nada en especial, pero al parecer el más alto quería sorprenderlo de alguna forma, como siempre había hecho en el poco tiempo que llevaban juntos. El rubio cogió el detalle que le tendió y lo sacó de la bolsita, viendo una cadena, un poco más larga de la que él siempre solía llevar. Sonrió ampliamente y se levantó, abrazándolo con fuerza por el cuello y notando como los brazos del chico se enredaban en su cintura con fuerza, levantándolo del suelo.
Sus labios se unieron un tierno beso, Tay acariciaba el cuello de Time levemente y cuando este lo dejó de nuevo en la fina arena de la playa se giró, tendiéndole la cadena que acababa de regalarle para que se la colocara, no podía esperar a ponérsela. Cogió su móvil para hacerse una foto, la cual colgó rápidamente en sus redes sociales, se sentía afortunado de tener a Time a su lado, de tener la mejor pareja que él pudiera imaginar. Sus manos volvieron a entrelazarse rápidamente y el más alto lo guió algo lejos de la mesa, sacando de una pequeña bolsa un pañuelo doble que estiró en la arena.
Time lo ayudó a sentarse en ella, tumbándose después a su lado. Abrió los brazos, acción que Tay entendió a la perfección y se tumbó con él, apoyando su cabeza en su pecho, escuchando el latir que tanto adoraba escuchar por las noches. Time acariciaba la espalda de Tay con caricias leves y cariñosas, como si temiera poder hacerle daño sin querer por usar demasiada fuerza, temiendo poder romperlo. Vieron como, poco a poco, el sol iba desapareciendo, como se iba escondiendo en el horizonte, como el cielo iba cambiando de color, naranja, rosado, morada y finalmente, azul oscuro. Vieron como la luna empezaba a aparecer mientras el sol todavía no había dicho un último adiós al día.
Cuando la noche se apoderó por completo de su alrededor, cuando empezó a hacer frío, Time se percató de que la espalda que acariciaba había empezado a perder el movimiento acelerado de la respiración, dejando paso a uno completamente lento y pausado. No pudo evitar sonreír ampliamente y besar la cabeza del chico que todavía descansaba en su pecho, completamente dormido. Se movió con dificultad, pero con el cuidado de no despertarlo con un movimiento brusco, sujetó su cabeza todo el rato hasta que pudo salir de encima de él. Kinn había venido para ayudarlo a recoger las cosas, le señaló que se llevara a Tay al coche, que él se encargaba de terminar de recoger el lugar.
Time cogió en brazos al chico aún dormido, usando el pañuelo para cubrirlo y refugiarlo del aire que había empezado a soplar. Lo tumbó en la parte trasera del coche, asegurándose que nada podía hacerle daño, que el cinturón estaba correctamente puesto para no lastimarlo. El coche permitía que una persona pudiera estar tumbada, perfecta y cómodamente sin riesgos de caer al frenar, por lo que Time estaba tranquilo acerca de ello. Arrancó el coche una vez se sentó y se dirigió hacia casa, vigilando por el retrovisor superior que Tay seguía plácidamente dormido. Al llegar a casa lo llevó hasta la habitación y lo tumbó, dejando un beso en sus labios y susurrando un leve "te quiero, mi amor" antes de cambiarse de ropa y tumbarse a su lado, no sin antes desabrochar la ropa de Tay que pudiera ser incómoda para dormir. Volvió a abrazarlo con fuerza, notando como este se movía para recuperar la postura de hacía un rato, apoyándose en su pecho y quedándose, ahora sí, profundamente en el pecho de su novio.
Macao cerró el diario rápidamente, su menté reconocía esa cadena, la había visto millones de veces, pero si su mente no recordaba mal, hacía unas semanas que vio como se la quitaba en el baño. Guardó de nuevo el diario en su sitio y terminó de recoger las cajas que había empezado a colocar, escuchando la puerta de su apartamento y corriendo a la puerta para poder ver al chico que había estado esperando toda la tarde, no sin antes secar algunas de las lágrimas que habían empezado a formarse en sus ojos.
-Time<3