Macao - Tay

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Tay descansaba en el pecho de Macao, habían llegado hacía poco a su apartamento, habían ido a cenar con un par de clientes del mayor y debido a la gran cantidad de comida que habían pedido no se veían capaces de acostarse a descansar, por lo que se habían acomodado en el sillón de la gran sala de estar de la segunda familia, Vegas y Pete había salido de viaje y no volverían hasta la mañana siguiente por lo que habían decidido pasar la noche en la casa del menor que quedaba más cerca que el apartamento de Tay. La mano de Macao jugaba con la de Tay, acariciándose mientras miraban sus móviles tranquilamente en silencio. El menor desvió por un segundo su mirada para fijarse en las fotos que estaba pasando, agarrando la muñeca del mayor, el cual lo miró sorprendido por la acción repentina.

La foto tenía un par de años, salía junto a Kinn, llevaba un pantalón corto de color negro y un croptop del mismo color, Macao se fijó en una pequeña joya que se veía en el abdomen del mayor y no pudo evitar sentir como su corazón se aceleraba. "¿Llevabas un piercing y nunca lo he visto, p'?" , Tay no pudo evitar empezar a reír y negó con la cabeza, incorporándose en el sofá rápidamente "Fue una tontería de rebeldía y adolescencia~ Me lo quité cuando empecé a salir con Time, de vez en cuando me lo pongo unos días para asegurarme que no se cierra, pero ya no lo llevo regularmente~"

Macao lo miraba desilusionado ante la respuesta del mayor, "Pues no es justo, yo quiero verte con el piercing puesto~ a cambio te contaré un secreto que ni mi hermano sabe~" la última frase lo dijo acercándose al oído de Tay, mordiendo el lóbulo de su oreja. Este cerró levemente los ojos y asintió, levantándose para coger su bolso e ir al baño, no sin antes agarrar una camiseta ancha del menor para cambiarse. Sacó una caja pequeña de terciopelo rojo tan rápido como cerró la puerta del baño y se quitó el body negro que llevaba para poder colocarse la joya en el ombligo. Sonrió levemente cuando se vio en el espejo y se puso la camiseta ancha, haciéndose un nudo con ella por encima del abdomen. El pantalón de cuero negro resaltaba todavía más la perla del piercing y el mayor no pudo evitar recordar lo mucho que le gustaba cuando era un crío, le hacía sentir más empoderado y sexy cuando salía mostrándolo. Antes de salir decidió un pequeño cambio de planes y se quitó los pantalones negros, quedándose con los bóxers ajustados que llevaba.

Abrió la puerta del baño a los pocos minutos y la boca de Macao se abrió por completo cuando lo vio salir mostrando su delgado abdomen con esa joya que brillaba en su ombligo, su mirada se desvió por unos segundos al darse cuenta de que no llevaba los pantalones y sintió como tragar se volvía más complicado. "Wow" fue lo único que logró decir el menor ante Tay, el cual negó con la cabeza y se sentó en la mesa del salón con las piernas cruzadas. El menor lo miró con deseo, sus ojos se desviaban levemente hacia las piernas perfectamente cruzadas del chico, moría por acariciarlas, besarlas, marcarlas.

Macao se acercó a Tay, besándolo ferozmente antes de separarse con una sonrisa "¿y bien? ¿Cuál es mi recompensa por enseñarte esto~?", el mayor acarició el rostro del chico con una sonrisa en sus labios. Macao se alejó y fue hacia su cuarto, abrió el cajón que tenía justo debajo de su escritorio y sacó una caja negra de cuero, y cogió la pequeña joya que había en su interior. Quitó la camisa que llevaba puesta y se posicionó delante del espejo, colocando el pequeño hierro en el lugar donde siempre había estado, no recordaba el motivo por el cual decidió quitárselo, pero apenas se acordaba de asegurarse de que se pudiera cerrar y temía que ya no pudiera ponérselo, pero parecía que su imaginación estaba equivocada y entró fácilmente.

Se colocó una camisa blanca ajustada que quedaba a la perfección con el pantalón de americana negro que llevaba puesto y salió de nuevo por el pasillo hacia el comedor. Tay lo esperaba y sus ojos lo repasaron de arriba abajo, deteniéndose en la pequeña marca en la camiseta, a la altura de su pecho, sintiendo como su garganta se secaba al instante, "Me estás tomando el pelo", Macao abrió los brazos cuando escuchó las palabras de Tay y se acercó a él, separando sus piernas para poder colocarse entre ellas. Agarró el cuello del mayor, levantando su rostro para poder besarlo de nuevo, sus lenguas empezaron a bailar conjuntamente.

KinnPorsche cortos (2a parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora