Especial parte 1

644 60 1
                                    

Kim llevaba toda la semana encerrado en su despacho, por mucho que Che insistía en que saliera a comer alguna cosa, apenas lo veía salir por la noche, no sabía si estaba yendo a descansar a su cuarto o si dormía en algún momento del día. Sus hermanos estaban preocupados por lo que tenía tan atareado al menor de los tres, pero no se atrevían a preguntar, al fin y al cabo su relación no era buena y no tenían la confianza suficiente para entrar en su cuarto a preguntar. Che fue al cuarto de Tanakhun para pedirle consejo, quería saber cómo conseguir que Kim abriera la puerta para poder saber en qué situación se encontraba y si estaba bien, pero el mayor no mostró ningún tipo de preocupación por su hermano y simplemente le dijo que lo dejara estar, que a veces lo hacía durante un tiempo para alguna estúpida investigación sin sentido de las suyas.

Che se percató de que debería haber pedido ayuda a Kinn y no al hermano mayor, este nunca se tomaría en serio algo que tuviera que ver con Kim, pero el segundo hermano lo intimidaba y no se atrevía a preguntar nada, por lo que simplemente se sentó enfrente de la puerta del despacho de Kim, esperando que en algún momento del día este saliera para comer o alguna cosa y pudiera preguntarle. Porsche salió del cuarto de Kinn y se sorprendió de ver a su hermano medio dormido sentado en el suelo frente a la puerta de Kim, se acercó rápidamente y lo despertó con cuidado, sabía que no era nada grave, pero no podía evitar preocuparse por el porqué estaba sentado en el suelo. "P'Kim lleva días sin salir y estoy preocupado por él, si me quedo esperando y lo veo salir puedo hablar con él".

Porsche miraba a su hermano y lo ayudó a levantarse, la puerta del cuarto de Kinn estaba abierta y asomó la cabeza al escuchar la conversación entre su pareja y su hermano, saliendo para encontrarse con ellos y llamar a la puerta del despacho de Kim. "Kim, por favor, ¿puedes salir un momento?", la puerta estaba cerrada con llave por dentro, nadie podía abrir desde afuera y tampoco escucharon a nadie acercarse para intentar abrirla. Kinn suspiró y negó mirando al menor, "Ve a descansar, mi hermano a veces hace estas cosas, estará ocupado con alguna cosa, cuando salga nos dará las explicaciones necesarias", pero en ese momento escucharon la llave girar y la puerta abrirse. Kim tenía grandes marcas debajo de los ojos, debía hacer días que no descansaba y Che no pudo esconder su enfado, corriendo a abrazar al chico que terminaba de salir.

"Anakinn, deberías ver esto por tus propios ojos.", las palabras del chico fueron tan serias que el mayor de los dos hermanos presentes se asustó levemente y entró en el despacho. Kim acariciaba el pelo de Che delicadamente y siguió a su hermano sin dejar que el chico soltara su cuerpo todavía. Porsche los siguió y cuando vio todo lo que había escrito en la pizarra, la gran cantidad de fotos y trozos rotos de papel esparcidos por una mesa casi tan grande como el lugar, no pudo evitar mirar a Kinn ciertamente preocupado. La gran mesa redonda que había en medio de la sala estaba cubierta por una tela blanca llena de un hilo rojo anclado con chinchetas que lo entrelazaba entre diferentes fotografías y notas, había frases y nombres, incluso fechas y horas debajo de ciertas fotos; en la pizarra que tenían frente a ellos había más datos importantes apuntados, llenándola por completo.

Porsche vio como la cara de Kinn cambiaba por completo a medida que observaba los datos de la mesa y la pizarra, y se acercó agarrando con fuerza su mano. El mayor miró a su hermano en busca de una explicación y este asintió, sabía que debería explicarse y dar a entender todo lo que había estado haciendo estos días y llevaba desde el primer día pensando en ello y en cómo lo haría para poder hacerlo. "La semana pasada papá me citó en su despacho a primera hora de la tarde y mientras esperaba me percaté de que había un armario debajo de su mesa que nunca antes había visto, y créeme, conozco demasiado bien cada rincón de ese lugar. El armario tenía un candado, pero no había ninguna llave cerca, por lo que usé el pequeño truco que P' me enseñó personalmente cuando éramos pequeños." Kinn negó con la cabeza, él mismo le había enseñado cómo abrir cerraduras sin tener la llave y este siguió hablando.

KinnPorsche cortos (2a parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora