Vegas - Pete - Macao - Tay

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Aquella noche Macao había escrito a Vegas para informarle que iría a dormir a casa con Tay esa noche, le había organizado una cena romántica en uno de sus restaurantes favoritos y quedaba muy alejado del apartamento del mayor, por lo que preferían volver a descansar a casa de la segunda familia. Vegas, por su parte, quería aprovechar la noche de hoy que Pete había salido a hacer unos recados para la primera familia para poder prepararle alguna cosa para cenar así más íntimamente. Una vez terminaron con la cena, Vegas se levantó y le tendió una mano a Pete para que lo siguiera, este lo hizo sin pensar y aún con sus copas de vino en las manos se dirigieron a la "habitación especial" de Vegas.

Los ojos de Pete fueron vendados, sus manos atadas al cabecero de la cama y su ropa retirada lentamente entre caricias. Sabía lo que venía y no sería dulce, pero le gustaba, anticipaba cada movimiento de Vegas, su cuerpo se ponía en tensión esperando cualquier tipo de estímulo. Vegas sujetó ambas copas de vino con las manos, observando con una sonrisa la imagen que tenía delante de él, inclinó una de las copas lentamente, empezando a ver caer el líquido por encima del cuerpo de Pete, disfrutando de cada una de las reacciones que este tenía, el chico que se encontraba atado intentaba estar atento de todos los ruidos que había a su alrededor para intentar esperar el siguiente movimiento de Vegas.

El mayor buscaba entre los cajones con una pequeña sonrisa, sabía perfectamente que era lo que buscaba pero quería volver loco a Pete, que no supiera que era lo que él quería encontrar, de esta forma podía crear más tensión y podía sentir como crecía la intriga y la necesidad del otro chico. Cuando consiguió sacar del cajón un par de velas de diferentes colores encendió estas con mucho cuidado de no hacer mucho ruido, una de sus manos se desvió a acariciar el cuerpo desnudo de Pete, pasando sus manos por todo su pecho, notando como la piel de su cuerpo se erizaba bajo su toque.

Cuando las velas empezaron a calentarse y derretirse, el más bajo las cogió con cuidado y empezó a derramar la cera por el cuerpo de Pete, deleitándose con cada reacción involuntaria que tenía este. Vegas se acercó al cuello del chico, empezando a besarlo con delicadeza y empezando a dejar pequeñas marcas rojas por el camino que sus besos recorrían, los jadeos de Pete intentaban volver loca la mente de Vegas, el cual luchaba con él mismo para mantenerse cuerdo.

La puerta de la casa llamó la atención de ambos chicos, pero pensaron que sería su simple imaginación, y aunque Pete le pidió a Vegas que fuera a ver que había sido eso, el más bajo se limitó a seguir jugando con el cuerpo del otro sin importarle sus palabras. Pasaba sus manos por la cera que ya estaba fría, mientras seguía moviendo la vela en su mano, volviendo a dejar caer la cera recién calentada sobre el cuerpo de su pareja, haciendo que esta también se olvidara del sonido anterior.

Macao y Tay entraron a la casa besándose de forma apasionada, sin molestarse en vigilar que Vegas y Pete no estuvieran en la sala o alguna cosa donde pudieran verlos, eso era algo que en ese momento era completamente secundario para ellos. Tay desabrochó la camisa negra ajustada del menor y la tiró al sofá, empujándolo a él después para poder sentarse sobre su regazo mientras se deshacía de su propia ropa.

Macao acariciaba la cintura de Tay, observando sus acciones sin perderse un solo detalle de estas, una de sus manos subió por su pecho, jugando con este sin apartar la mirada de los ojos del mayor, el cual se movió para poder acercarse de nuevo a su rostro y volver a besarlo. La cadera del mayor se levantó de forma involuntaria y un leve jadeo se escapó sobre sus labios, volviéndolo aún más loco con solo ese leve sonido. El menor se incorporó, sujetando al mayor con una mano, besando su cuello mientras con su mano libre cubría los labios de Tay, "No grites o mi hermano nos va a escuchar, mi amor", su voz ronca provocó un escalofrío en el cuerpo del mayor, el cual se levantó rápidamente y lo tomó de la mano para que lo siguiera hacia su cuarto para poder seguir con lo suyo.

Pero antes de llegar a la habitación escucharon ruidos en la sala que había justo al lado de su cuarto, Tay miró a Macao y este, sin pensarlo demasiado a consecuencia del alcohol que llevaban dentro de su cuerpo, abrió la puerta con cuidado, encontrándose la escena de su hermano y Pete enfrente de sus propios ojos. El mayor sintió como sus mejillas se volvían completamente rojas tras ver a Vegas tirar la cera por el cuerpo de Pete, mojó sus labios con su lengua antes de mirar a Macao, el cual no podía apartar la mirada de la escena que tenían delante.

Vegas se acercó a ellos y, sin saber por qué, besó a Tay, mientras Macao se acercaba a Pete, acariciando su cuerpo con delicadeza, deteniéndose en su pecho ya rojo. El hermano mayor guio a Tay a una de las sillas que había en la sala, sentándolo y atando sus piernas una a cada pata de esta, abriéndolo por completo de piernas, Macao observaba la escena mientras acariciaba la tela de su pantalón, justo donde su miembro empezaba a notarse frente a la escena. Vegas desabrochó los pantalones de Tay y liberó su miembro, el cual ya estaba completamente erecto, pasó su mano por encima, haciendo gemir al rubio, el cual echó la cabeza hacia atrás. Macao se acercó, cubriendo los ojos de su chico con una fina tela negra, de esta forma, tanto él con Pete estarían en igualdad de condiciones.

Vegas se acercó a la mesita al lado de la cama donde Pete se encontraba y sacó dos anillos, uno de los cuales le tendió a su hermano pequeño, y ambos se acercaron a sus parejas, colocando el utensilio en el miembro de estos, escuchando como ambos gemían prácticamente a la vez, casi rogando completamente. Macao acarició el cuerpo de Tay mientras sus labios mordían los del mayor con fuerza antes de separarse, ambos hermanos se miraron antes de hacer un leve cambio de parejas. El menor levantó las piernas de Pete, acariciando cada centímetro de su piel, agarró el lubricante que su hermano tenía al lado de la cama y lo abrió, dejándolo caer en sus dedos un par de gotas antes de acariciar la entrada del mayor, provocando que este se contrajera ante el tacto, pero justo cuando el chico se replanteaba lo que hacer escuchó el susurro de su hermano sacándole el lubricante de su mano, "No lo pienses tanto, está acostumbrado", por lo que Macao simplemente agarró su propio miembro y lo introdujo lentamente en el cuerpo del mayor, escuchando cada sonido que se escuchaba de sus labios.

Vegas, por su parte, mojó sus manos con el lubricante y acarició el cuerpo de Tay con ellas, haciendo que este se estremeciera bajo sus manos. La silla era reclinable, por lo que solo con un rápido movimiento tenía completo acceso a la entrada del mejor amigo de su antiguo enemigo, su primer amor, lo tenía completamente abierto para él. Lamió sus labios antes de obligar al chico a abrir la boca para lamer sus dedos empapados en lubricante para, posteriormente, acariciar su entrada e introduciendo un par de dedos en ella antes de colocar su miembro rápidamente dentro de él.

La habitación estaba llena de gemidos y jadeos, Macao y Vegas se miraban de vez en cuando con una sonrisa en sus labios, viendo como sus parejas eran tomadas por el otro sin que estos fueran cien por cien conscientes. Los cuatro chicos perdieron la cuenta de la cantidad de veces que llegaron, Tay y Pete solo eran conscientes de como tuvieron que rogar la primera vez, pero Vegas y Macao no se iban a cansar tan rápidamente, cambiando de posición a los chicos. Tay acabó encima de Vegas, cabalgando al chico con sus manos atadas a su espalda; mientras que Pete terminó a cuatro en la silla mientras Macao seguía tomándolo una y otra vez.

Cuando se dieron por vencidos, la luz del sol empezaba a asomar por la ventana, habían pasado toda la noche follando, sin importarles absolutamente nada que no fuera su satisfacción y la de sus parejas. Los limpiaron y vistieron con ropa limpia después de ayudarlos a bañarse, todos estaban cansados, por lo que, después de bloquear sus agendas, fueron a sus habitaciones, prometiéndose con los ojos que esto quedaría única y exclusivamente para ellos y para su recuerdo.

-Time

KinnPorsche cortos (2a parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora