Korn - Kan - Nampheung

477 43 0
                                    

Hoy, como cada domingo, tocaba cena familiar, toda la familia se reunía en la mesa después de ducharse y terminar de recoger para poder comer conjuntamente. Era el único momento que todos y cada uno de los miembros de la familia reservaba cada semana para poder verse todos, contarse como iba la semana, que los niños pudieran explicar a sus padres como les iba en el colegio, como les iba en el instituto... incluso cuando alcanzaron la mayoría de edad seguían guardando ese día para juntarse a cenar con sus padres, no importaba si habían empezado a mantener algún tipo de relación con alguna persona, ese día seguía siendo sagrado.

Todos estaban sentados en la mesa, solo faltaba Nampheung la cual había avisado disculpándose de que llegaría un poco tarde. Sus dos hermanos temían que sus padres se enfadaran con ella, imaginaron que estaría con el chico que había estado conociendo en las últimas semanas. Ella decía que no había nada de lo que preocuparse, simplemente era un amigo cercano con el que le gustaba pasar el rato, incluso la ayudaba en los temas de los trabajos de clase, ellos dos nunca habían establecido grandes relaciones de amistad con sus compañeros, parecían tener más clara la situación de su familia que su hermana, desde bien pequeños habían sido educados con la idea de quién era su padre, su hermana parecía no haber tenido mucho en cuenta ese pequeño detalle, pero mientras eso no complicara las cosas, nadie quería darle importancia.

Cuando Nampheung llegó el ambiente se volvió sonriente y tranquilo de golpe, como si con ella llegara la paz que a veces faltaba en el lugar. La cena transcurrió entre sonrisas y risas, la conversación era agradable y todos se sentían cómodos al hablar de cómo les había ido el día, contaban lo que habían hecho en el instituto durante la semana. Al terminar, se despidieron antes de irse a dormir, o al menos a acostarse en sus respectivas camas. Korn nunca cerraba la puerta de su cuarto, la dejaba siempre ajustada, esperando que sus dos hermanos las abrieran para acostarse en la cama grande del hermano mayor. Alargaban la noche, no les importaba que al día siguiente tuvieran que despertarse pronto, querían disfrutar de la única noche familiar, los tres juntos.

La diferencia de edad no era mucha, pero era la suficiente para que empezaran a tener horarios complicados y distintos para poder coincidir, por lo que cada minuto juntos era algo que merecía disfrutar en su totalidad. Por ese motivo, los domingos después de cenar, cuando escuchaban la puerta del cuarto de sus padres cerrarse corrían de manera discreta hasta la habitación del hermano mayor para tumbarse los tres y terminar de hablar de sus cosas. Fue esa misma noche donde ella les contó que había empezado a salir con ese chico con el que "solo somos amigos". Al principio no sabían como responder, pero rápidamente, ambos hermanos confesaron tener también a esa persona especial de la que tanto hablaba su hermana de repente.

Los años seguían pasando, Nampheung cada vez faltaba más domingos, incluso ya no venía a dormir a casa, ambos hermanos fueron los siguientes en empezar a faltar a las cenas familiares. Sus vidas empezaban a formalizarse, incluso se prometieron con sus respectivas parejas, cosa que trajo alegría a sus padres, los cuales empezaban a verse preocupados por el distanciamiento de su única hija. Las parejas de Korn y Kan fueron presentadas a sus padres, empezaron a venir a las cenas familiares, obligando así a sus prometidos a recuperar la costumbre de los domingos en familia, pero Nampheung era la única que no había presentado a su pareja a la familia, era algo que solía llevar mucho en secreto.

Kan intentó hablar con ella en repetidas ocasiones, sus edades eran más cercanas, por lo que la relación siempre había sido más unida que con su hermano mayor, el cual últimamente estaba demasiado centrado en el trabajo de su padre, ya que sería el futuro heredero de la primera familia. Los dos hermanos pequeños se habían empezado a unir más en ese sentido, hablaban bastante por privado, y aunque Nampheung siguiera hablando diariamente con Korn, ya no era la misma relación.

Una vez más llegaba el domingo, y después de un par de años, volvían a estar todos juntos en la mesa, pero había un plato más, finalmente aparecía la pareja restante. La cena transcurrió tranquila, entre preguntas debido al embarazo de la mujer de Korn, pero había una zona de la mesa que no estaba tan alegre como los padres, Nampheung les había comunicado a sus hermanos la decisión de irse de casa, iba a casarse con su pareja y querían tener hijos, pero no querían que estos crecieran en ese ambiente, no querían estar rodeados de conflictos y armas, no querían que formaran parte de la mafia. En esa cena, ella iba a pronunciarse al respecto y le iba a comunicar a su padre su partida con su prometido.

Los tres hermanos se miraban, hasta que Nampheung se levantó y dio a conocer su decisión, Korn y Kan la miraron, no se atrevían a girar su rostro hacia su padre, podía ser una situación compleja y no sabían como debían reaccionar. En un primer momento, no sucedió nada y ese siguió cenando tranquilamente, obviando el comentario que su hija había hecho segundos antes. Seguían preguntando acerca de la formación de la familia de su hijo mayor, el único al que parecía querer en ese momento. Hacía tiempo que ya no prestaba atención a Kan, no escuchaba sus opiniones ni sus opciones para el trabajo, no era el principal heredero, por lo que para él había perdido por completo el interés.

Cuando la cena terminó, mandó a su mujer para que se llevara con ella a las esposas de sus hijos, dejando solamente en el gran salón a Korn, Kan, Nampheung y su marido. No sabían que iba a pasar, pero el ambiente era completamente tenso en ese mismo momento. El padre se dirigió hacia el marido de su hija, culpándolo de querer separar a su única familia del negocio familiar. Nampheung saltó para interponerse entre ambos, diciendo que la decisión había sido tomada por ella, que ella era la que pidió que sus hijos no crecieran en este ambiente.

Una discusión empezó en el lugar, una discusión que terminó con su hija y su marido saliendo del lugar pegando un portazo, sin escuchar los gritos de su padre, ni como sus hermanos los perseguían intentando que hablaran las cosas y no se fuera enfadada con su padre, pero esta parecía no querer escucharlos, no quería volver a un lugar donde su opinión no era respetada.

Los años pasaron, su padre no perdonaba la situación que sucedió, no habían vuelto a saber nada de ella y de sus nietos, sus hermanos no habían vuelto a saber nada de su hermana ni de sus sobrinos. Se enteraron gracias a una antigua amiga de ella, la cual les hizo saber que esta había dado a luz a dos niños con un par de años de diferencia. La última vez que la vieron fue en el entierro de su madre, desde la distancia, pero tampoco consiguieron hablar con ella. La salud de su padre empezó a empeorar después de eso y este los mandó a buscarla bajo el discurso de estar en su derecho de conocer a sus nietos, de reclamarle todo lo que él le había dado cuando había estado viviendo en su casa.

Korn y Kan se vieron obligados a ir a casa de Nampheung e intentar hacerla entrar en razón, pero quien les recibió fue su marido el cual no quería dejarlos pasar, su hermana había dejado esa vida atrás y no querían saber absolutamente nada de ellos. Finalmente, ella les cedió entrar, solo para hablar y saludarse, al fin y al cabo seguían siendo sus hermanos y con ellos no había tenido ningún problema, la única condición era no hablar de su padre, si él salía en la conversación les pediría que se fueran. Al inicio todo parecía ir bien, como si nada hubiera pasado, pero de pronto Korn sacó el tema de su padre, necesitaba que ella volviera de alguna forma, no iba a decirle la verdad por la cual su padre los había mandado al lugar, eso solo complicaría las cosas.

Nampheung se levantó de la mesa tan rápido como el nombre de su padre salió de los labios de su hermano mayor y negó con la cabeza, repitiendo lo que les había pedido cuando les había dejado entrar. La conversación subió de tono, ya no era una conversación entre hermanos, sus tonos de voz empezaban a elevarse, y por mucho que la pareja no quería gritar para no llamar la atención de sus hijos, eso fue imposible al final.

Lo último que se escuchó en el lugar fue el ruido de un disparo, seguido de gritos. Solamente ellos dos sabrían quién fue el verdadero culpable de todo lo que sucedió aquel día, de la mentira que se crearía en la cabeza de sus dos sobrinos, del responsable de la muerte de los padres de Porsche y Ché, pensando que estos no volverían a cruzarse en sus vidas.

-Time<3

Queríamos dar una pequeña historia de como nos imaginamos la relación entre los padres antes de que todo ocurriera, esperamos que les guste!

KinnPorsche cortos (2a parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora