Después del espectáculo en el bar salieron cogidos de la mano, no iban a quedarse más tiempo, Tay había logrado algo que nunca hubiera imaginado, dejó en ridículo a Time delante de todo el mundo, de todos sus amigos y demostró públicamente su amor por Macao. El menor no podía seguir en ese lugar viendo como el rubio había hecho algo que parecía, y él sabía, tan difícil para él. Cuando llegaron a donde tenían la moto aparcada, Macao le tendió el casco a Tay y subió a la moto, colocándose su casco y arrancándola, cuando se percató de que el rubio ya llevaba el casco puesto le tendió la mano para ayudar a subir y este correspondió, abrazándose a la cintura del menor una vez estuvo sentado y apoyándose a la espalda del chico. Cuando arrancaron, la mano de Tay se deslizó discretamente hasta llegar a la entrepierna del menor, apretando levemente y riendo, sabía que el chico no podría hacer o decir nada debido a que tenía que concentrarse en la carretera, pero notó como la mano de Macao apretaba la suya con fuerza. El mayor buscaba provocarlo y ver cuáles serían las consecuencias de sus acciones.
La idea principal que tenían en mente era ir a dormir a casa de Tay, pero quedaba mucho más lejos que la de la segunda familia, y Macao ya no podía aguantar más sus ganas e hizo un cambio de planes, dirigiéndose hacia su casa. Tay no pudo evitar sonreír, sabía que el camino que estaba cogiendo no era el de su apartamento y que, de esta manera, llegarían más pronto además, habían dejado a Vegas y Pete en el bar, por lo que aún tenían un margen de tiempo para deshacerse en la casa sin ser descubiertos.
Cuando llegaron Macao aparcó rápidamente y tan rápido como bajó de la moto cogió al mayor en volandas y entró en la casa, besando al rubio apasionadamente. Tay desabrochaba la camisa del menor como podía mientras se aferraba al beso, correspondiendo y pasando sus manos por la piel desnuda que empezaba a mostrarse por los botones desabrochados. Cuando llegaron al sofá el menor dejó tumbado a Tay, tumbándose él encima de él sin romper el beso que había empezado en la entrada de la casa, el rubio pudo terminar de deshacer los botones de la camisa y pasó sus manos por todo el torso del chico, repasando cada músculo que se tensaba por la fuerza que estaba ejerciendo para no dejarse caer sobre él.
"Ha sido demasiado sexy por tu parte callarle la boca a Time", el menor se separó levemente para hablar y volvió a besarlo, esta vez centrándose en el cuello del rubio, sacando pequeños jadeos de entre los labios de este. "Nadie puede meterse con MI niño", Tay sonrió mientras acariciaba el pelo del chico, mordiendo su labio inferior, sacó una risa del menor el cual siguió besando su cuello sabiendo que al día siguiente quedarían pequeñas marcas que les recordaría lo que había sucedido. Macao metió la mano por dentro del pantalón de Tay después de desabrocharlo, "Este body te queda tremendo, pero va siendo hora de quitarlo del medio", en un rápido movimiento se deshizo de la prenda de ropa negra y el mayor se movió para podérselo quitar por completo, dejando todo su torso al descubierto, el menor uso una de sus manos para poder tocar cada centímetro de la piel ahora desnuda que no pudo tocar en el bar, memorizando cada parte que lograba alcanzar.
El mayor lo miraba con una sonrisa en los labios y volvió a besarlo de manera hambrienta, apoyando sus codos en el sofá para incorporarse y estar más cómodos, aunque la realidad era para poder besarlo más profundamente sin correr el riesgo de levantarse con dolor en el cuello por la mañana. Macao acarició el cuello de Tay, correspondiendo al beso con una sonrisa, pequeños suspiros salían de entre ambos labios, la falta de aire se hacía presente pero ninguno quería soltar al otro. Macao terminó de incorporar al chico, sentándolo en el sofá, el menor se agachó, colocándose de rodillas en el suelo y deshaciéndose por completo de los pantalones ajustados que llevaba Tay. Acarició sus piernas ahora desnudas, mientras el rubio echaba la cabeza hacia atrás al notar los labios del menor rozar cada parte de su piel, mordía su labio inferior con fuerza y sus manos luchaban contra su voluntad de agarrar el pelo del chico y acercarlo hacia donde terminaba su cordura.
Macao observaba cada reacción y gesto del mayor con atención, con una sonrisa aún en sus labios, sabía que era lo que pedía el mayor, y él sentía la misma necesidad por hacerlo completamente suyo de nuevo, una y otra vez hasta que ambos sintieran el cansancio apoderándose de sus cuerpos. Pasó sus manos por la única tela que seguía cubriendo al chico, notando como sus piernas hacían el intento de cerrarse y, él mismo, detuvo esa acción, luchando contra las reacciones automáticas de su cuerpo. El menor mantenía la mirada en el chico y rozó sus labios en la tela, sacando un leve jadeo de entre los labios, este repitió la misma acción, sonriendo ante los suspiros necesitados del rubio, él sentía la necesidad de ir más rápido, pero no podía negar que le estaba gustando recordar lo bien que se veía Tay cuando suplicaba por más.
Tay golpeaba levemente uno de los cojines del sofá con fuerza mientras intentaba recuperar levemente la compostura y la respiración, sentía la necesidad de pedir al menor que se olvidara de esos pasos y fuera directamente a lo que ambos querían y buscaban, y no entendía por qué ahora se detenía en esas acciones cuando sabía de primera mano las ganas que tenía de apoderarse de nuevo de su cuerpo. "Macao, mi amor, ¿qué necesidad hay?", el menor lo miró con una sonrisa y se acercó a sus labios, besándolo. "Pide por esa boquita lo que quieres, y si te portas bien, te lo daré". Las mejillas del rubio se tornaron rojas tras escuchar esas palabras y lo miró, mordiéndose el labio inferior y asintiendo, acercándose al oído del chico y besando la zona de su cuello más cercana antes de hablar en voz baja. "Quiero que me hagas tuyo hasta que mañana no pueda ni caminar, ¿es eso suficiente, niño?"
Las mejillas de Macao se sonrojaron y sonrieron pícaramente tras las palabras del chico y asintió, "Luego no pidas por piedad, cariño". En un rápido movimiento se deshizo de sus propios pantalones y bóxers, notando la mirada del mayor clavada en él, repitió el gesto con la ropa interior del rubio y lo volvió a tumbar en el sofá, cogiendo sus piernas y cargándolas en sus hombros. Se tumbó casi encima de él, haciendo que Tay echara la cabeza hacia atrás, alargó el brazo hasta la pequeña mesita de luz que tenía a su lado, abrió el cajón y cogió una botellita de lubricante, típico de su hermano. El rubio lo observó, puso un poco en su mano y Macao lo miró buscando cierta aprobación, a pesar de no poder resistirse no iba a ser un animal, no quería hacerle daño por lo que pasó sus dedos antes de poder hundirse en él. Introdució un par de dedos en el interior del mayor, notando como este se estremecía levemente y jadeaba, no iba a demorarse mucho en prepararlo, no era la primera vez que lo hacían y podía notar por las reacciones del chico que necesitaría más rápidamente y no quería que le odiara por querer hacer las cosas con cuidado.
"Olvídate de esto, hazlo ya, por favor, Macao", notaba como las piernas del chico se intentaban cerrar de nuevo y no podía evitar sonreír, al escuchar las súplicas de Tay obedeció y sacó sus dedos, poniendo un par de gotas de lubricante en su miembro antes de entrar por completo en el rubio, sacándole un gemido improvisto a este. "¿No era lo que querías, mi vida?", la risa de Macao se escuchó levemente y Tay no pudo evitar volver a jadear, "Si, por favor, sí". El menor era incapaz de esconder como de loco lo volvía el rubio y escucharlo de esta manera lo terminaba de enloquecer por completo, empezó a moverse lentamente y de forma progresiva, quería escuchar más del chico que jadeaba debajo de él.
Todas y cada una de las veces que se convertían en uno solo eran mágicas y especiales, eran suyas, eran íntimas, a su manera y como ellos querían, sin forzar a nadie, sin malas caras, sin la sensación de no haber amor, sino con una sensación de amar completamente única y que solo ellos dos tenían, algo completamente suyo.
La manta que los cubría los refugiaba del frío de fuera, la ropa seguía tirada por el suelo, no había nadie en el lugar que pudiera verlo. Tay descansaba en el pecho de Macao, acariciaba su mejilla y sonreía mientras notaba como el menor jugaba con su pelo completamente distraído y con la mente en otro lugar. El rubio no pudo evitar reír al percatarse y negó con la cabeza, apoyándose de nuevo en su pecho y escuchando el latido del corazón de Macao, latiendo lentamente y con unos latidos pausados y tranquilos a diferencia de los de hacía unos minutos que reflejaban en estado en el que se encontraban.
"Te quiero, mi niño", las palabras del mayor sacaron a Macao de sus pensamientos, el cual se movió para poder mirarlo, ambos tenían el pelo levemente revuelto, sus mejillas seguían aún rojas por todo el calor que habían pasado, acarició las mejillas de Tay y sonrió, sus ojos se humedecieron repentinamente al igual que los de Tay, un abrazo los fundió por completo una vez más. "yo también te quiero, mi amor". No era la primera vez que se decían te amo, no era la primera vez que se acostaban, pero era la primera vez que públicamente mostraban su amor sin importar lo que los demás dijeran, era la primera vez que podían ser ellos mismos delante de todos.
-Time<3