Time había convencido a Tay para acompañarlo esa noche al gimnasio, a veces solía ir de día o a primera hora de la tarde, pero recientemente estaba yendo tarde por la noche así podía estar solo en el lugar, sin nadie que pudiera molestarlo, al fin y al cabo iba al gimnasio como método para escapar del mundo y del ruido de su día a día, por lo que buscaba poder ir a su bola en ese lugar. Ese día le había pedido a Tay que lo acompañara, habían pasado toda la semana trabajando y apenas habían podido verse, el rubio no podía negarse por lo que aceptó sin poner muchas quejas de por medio, era una forma de pasar rato con su pareja y, quizás, desquitarse de algunos de sus dolores de cabeza más recientes.
Lo que Tay no esperaba era ver que el lugar estaba completamente vacío, no había nadie en los vestidores, nadie en las salas y menos en las máquinas, ni siquiera parecía haber algún monitor o entrenador en el lugar. Entraron en uno de los vestidores de la primera planta y guardaron las cosas en las taquillas de arriba, Tay observaba discretamente lo bien que le quedaba la camisa de tirantes a Time, y podía sentir como sus mejillas se sonrojaban, ya no había visto de esta forma millones de veces, pero darse cuenta de que más personas podían verlo de esta forma hacía que su sangre se encendiera levemente. Terminó de guardar las cosas cuando sintió las fuertes manos de su pareja sujetar su cintura con cierta fuerza, mientras que Time iba con un pantalón de deporte más largo, Tay había cogido uno corto que se ajustaba a la perfección a su cintura.
Ambos sonrieron y Tay se giró con cuidado, apoyándose en las taquillas que, ahora, tenía a sus espaldas. "¿No crees que vas demasiado guapo para venir a entrenar?", una de las manos de Time descendió de la cintura de Tay hacia una de sus nalgas apretándola levemente y sacando un jadeo de entre los labios del rubio. "Aparentemente, solo vas a verme tú~, quizás me he vestido así para ti" ambos empezaron a reír, el rubio pasó sus brazos por el cuello del más alto, acercando su rostro al suyo para poder besarlo. Cuando el aire empezó a faltar entre ambos se separaron, sus mejillas levemente rojas, salieron del vestuario cogidos de la mano y se dirigieron a la sala de máquinas, seguían completamente solos, nadie a su alrededor. Se pusieron frente al espejo de las pesas y estiraron juntos, aunque sus mentes estaban demasiado despistadas y sus miradas se iban desviando hacia el otro de forma involuntaria.
Time reía levemente y se dirigió hacia una de las máquinas para empezar a entrenar, Tay simplemente lo seguía con la mirada, empezando a coger el peso para entrenar piernas y glúteo, lo único que solía entrenar a menudo las pocas veces que iba al gimnasio con su pareja. La música se escuchaba levemente en el lugar, pero a penas podían escucharla por culpa de los fuertes latidos que sentían en su pecho, no apartaban la mirada el uno del otro, las mejillas empezaban a sonrojarse de nuevo, Tay mordía su labio inferior levemente y apartó la mirada levemente, fijándose de nuevo en la soledad del lugar, como si temiera que alguien pudiera aparecer de golpe y sin que ellos se lo esperaran.
Time aprovechó el pequeño despiste de Tay para acercarse por la espalda y volver a sujetar su cintura, "Vas a hacerte daño si te distraes al entrenar, Tay", el nombrado dio un pequeño bote al notar las manos en su cintura y se dejó ayudar por su novio, acercándose más de la cuenta a Time. Este sonrió y quitó el peso que había en las manos de Tay, abrazándolo por completo, besando su cuello, mientras que el rubio levantaba la camiseta de Time como podía, intentando deshacerse de ella lo más rápido posible. Tay se alejó de él y se acercó rápidamente de nuevo, juntando sus labios desesperadamente, sus brazos se abrazaban al cuello de Time, mientras este acercaba con fuerza la cadera del más bajo a la suya.
El mayor se separó repentinamente, Tay lo miró sorprendido, no entendía qué estaba pasando ni por qué Time decidía separarse tan de repente. "Dejemos esto para luego, mi amor", Time se alejó con una sonrisa, yendo hacia una de las máquinas para poder entrenar brazos, cogió las pesas y empezó a entrenar dejando al rubio de pie, observándolo aún confundido. Tay se acercó cuidadosamente, sin hacer nada de ruido hacia la máquina donde se encontraba el más alto, cuando este dejó las pesas en seguro, Tay se sentó encima del regazo de Time y puso sus manos sobre el pecho de este para evitar que pudiera levantarse, "No voy a dejarlo para luego".