Vegas seguía encerrado en sus pensamientos mientras el agua caía encima de él, la frase de "Pete ha vuelto con la familia principal" se repetía continuamente en su mente. Sentía como su pecho se encogía por completo, como su corazón se saltaba ciertos latidos a consecuencia de sus pensamientos. Se había comportado como un idiota, no había tratado al chico como verdaderamente debía tratarlo, era tanto el odio que sentía en su pecho en un primer momento, eran tantas las ganas de hacer daño a Kinn y su familia que sentía la necesidad de lastimar a una persona que le importaba. Era todo tanto que le había cegado casi por completo, era tanta la rabia que sentía hacia su padre que la canalizaba dañando a la única persona que intentó leer sus pensamientos, que intentó comprender su corazón completamente roto, la única persona que logró curar una pequeña parte de ese con solo sus palabras y sus gestos.
Tan rápido como escapó del hospital, tras despertar a consecuencia del fuerte golpe que Pete le dio en la cabeza con las esposas, se encerró de nuevo en aquel cuarto donde había estado viviendo todo ese tiempo con el chico. Nadie había entrado en el lugar, nadie había limpiado nada, las pequeñas gotas de sangre seguían ensuciando el suelo, las cadenas que una vez ataron a ese chico por las muñecas seguían en la misma posición colgadas del techo, vio el armario revuelto, imaginó que Pete agarró algo de su ropa para poder salir del lugar. ¿Quizás lo delataría a la Primera Familia? ¿Vendrían a por él? Su corazón estaba preparado para que los guardaespaldas de Kinn vinieran a por él, pero nadie acudió al hospital buscándolo, nadie vino al lugar reclamando su presencia para llevárselo y, quizás, matarlo como habían hecho con todos los que les traicionaban, al fin y al cabo Pete era el líder del equipo de guardaespaldas de Tanakhun, y con lo mucho que ese hombre odiaba a la Segunda Familia, sería capaz de pedir su cabeza por el daño que le había provocado a su querido guardaespaldas.
Incluso en su cabeza había imaginado miles de veces como lo haría para dejárselo fácil a sus primos para terminar con él, tan rápido como supiera que lo buscaban se entregaría por sí solo, no quería imaginar una vida donde la única persona que había sido capaz de entender su corazón no estuviera a su lado, y eso era lo que iba a pasar después de todo el daño que le había provocado a Pete. Nadie vino a reclamarlo nunca, quizás el chico nunca tuvo el valor para explicar todo lo que había sucedido, por miedo, por vergüenza, quizás por algo que el corazón de Vegas rezaba por que fuera real, pero que parecía que nunca podría saber en esta vida.
Cuando regresó se arrodilló en el suelo, golpeó sus puños repetidas veces contra el suelo del lugar, no le importaba lo mucho que ardían sus nudillos, no le importaban los cortes que se estaban abriendo en estos, ni como el suelo empezaba a llenarse más de pequeñas manchas de sangre, aunque estas no estaban secas. Las lágrimas caían por sus mejillas, mientras gritaba, notando como su cuello dolía en consecuencia, pero eso no le importaba, no dolía más que su corazón volviéndose a romper en miles pedazos por el simple hecho de haberse enamorado de una persona a la que quería torturar, por haberse dejado ablandar por sus palabras, por sus buenas acciones que fueron falsas para escapar, para poder huir cuando él bajara la guardia, y aunque su corazón sentía que había algo más detrás del cambio de actitud del chico, su cabeza volvía a repetirle que, de nuevo, lo habían abandonado por ser un completo fracaso como persona.
Su cuerpo empezó a doler poco a poco mientras pasaba el rato, dejó de golpear el suelo al cabo de unos minutos, más tiempo de lo que pensaba, ya no sentía sus manos, no le dolía, pero todo su cuerpo temblaba, sus piernas fallaron hasta que se tumbó en el suelo, cubriendo su rostro mientras seguía llorando. También dejó de gritar, podía sentir el sabor a sangre por culpa del dolor que sentía en su cuello, sus manos temblaban fuertemente, él no sentía su dolor y eso era real, pero sus dedos no dejaban de moverse a consecuencia de los fuertes golpes que habían recibido minutos atrás.