Kim - Che

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Kim descansaba sentado en el sofá de la sala principal de casa, había estado todo el día encerrado en su despacho, había mucho trabajo que hacer y quería terminarlo lo antes posible, además había estado pensando alguna nueva canción por lo que necesitó un tiempo de más para poder apuntar los nuevos acordes y las posibles letras de las canciones que aparecían en su mente. El reloj marcó las once de la noche, sus hermanos hacía rato que dormían y la gran mayoría de los guardaespaldas se habían desplazado a los sitios correspondientes de vigilancia nocturna, mayoritariamente a las puertas de salida del lugar y a las habitaciones importantes, de esa manera podía disfrutar tranquilamente de la sala sin sentirse observado por nadie, sin tener la presión de alguien observando y preguntando si necesita algún tipo de servicio o ayuda, solo quería poner la televisión y descansar cómodamente en el sofá. Él mismo se había preparado algo para beber y no tener que levantarse a mitad de la película, así podía acomodarse y no tener que pensar más que en disfrutar de su momento de relajación.

Estuvo un buen rato buscando alguna película cuando de repente apareció por la cocina Kinn, el cual al verlo buscando algo que ver le recomendó una película de miedo que había leído en el diario que estaba muy bien. Kim no era una persona que se asustara con facilidad, es más, le gustaba ver películas de terror por la noche a oscuras completamente, aunque sonara algo muy típico. Se despidió de su hermano mayor y buscó la película, poniéndola sin leer la sinopsis, era una película de miedo, ¿quién lee de qué va una película así? Pierde la gracia saber lo que te vas a encontrar. Colocó el móvil encima de la mesa, después de ponerlo en silencio para que nadie pudiera molestarle, pero a mano por si algo importante entraba, no le gustaba desconectarse por completo, nunca sabías cuándo alguien podría necesitarte o si sucedía alguna urgencia.

A un cuarto de la película volvió a ver la luz de la cocina encenderse, pero tampoco le dio mucha importancia, sería algún guardaespaldas que bajaba a beber agua o a buscar algo para comer, cosas normales que hacía la gente. Mantuvo su atención en la televisión hasta que se percató de una pequeña presencia en el marco de la puerta que daba entrada a la sala principal, la luz de la cocina ya estaba apagada, y llegaba un leve olor a palomitas que hizo despertar al estómago de Kim. Paró la película para poder ver a Ché ahí parado, sujetando un bol humeante, lugar del cual salía ese olor tan agradable. "Tu hermano me dijo que estabas viendo una película, pensé que te apetecerían palomitas y algo de compañía".

La voz del menor hizo que el más alto negara con una sonrisa de oreja a oreja, se incorporó en el sofá para poder dejar espacio al chico para sentarse a su lado, no sin antes avisar del tipo de película que estaba viendo, sabía que al menor no le gustaban estas películas, y quería asegurarse de que conocía que estaba haciendo antes de asustarlo más de la cuenta. Ché se sentó a su lado, dejando el bol entre sus piernas después de cubrirse con una manta que había a su lado, por si acaso hacía falta cubrirse los ojos rápidamente, aunque Kim terminó acercando la mesita que tenían delante y dejando las palomitas en ella, temía que en un susto pudieran acabar esparcidas por el suelo. El mayor volvió a darle al play a la película y prosiguieron viéndola, riendo levemente al ver los sustos del menor, debía aceptar que le parecía adorable que, a pesar de saber que era una película de miedo, hubiera querido quedarse a su lado.

De vez en cuando, Kim, se giraba para poder guardar en su mente pequeñas imágenes de Ché, el cual mantenía la manta por encima de su cabeza, y las manos bien cerca de su rostro para poder cubrirlo rápidamente si sucedía alguna cosa que lo asustara. Sin percatarse habían terminado acurrucados, el menor en las piernas de Kim, mientras este le acariciaba la espalda con delicadeza, pero ambos manteniendo la mirada pegada en la televisión, aunque el menor pasaba más rato con sus manos cubriendo sus ojos. La película fue más entretenida gracias a tener algo de compañía mientras la veía, aunque esa persona se la pasara cubriéndose los ojos y dando pequeños saltos en el sofá, sorprendiendo a Kim de que no hubiera chillado en ningún momento.

Cuando esta terminó, empezaron a recoger conjuntamente, dejando el bol en la cocina y la manta guardada encima del sofá, plegada y bien colocada. Kim vigiló al menor de cerca, la película había sido bastante buena por lo que hace referencia a los sustos, incluso él mismo se había asustado en más de una ocasión por lo que quería asegurarse de que Che estaba bien.

Sus habitaciones eran contiguas, por lo que lo acompañaría, si o si, hasta su habitación y se aseguraría en el camino de que el menor no quisiera compañía por tener miedo a dormir solo. Al llegar a la puerta de su cuarto, este negó a la pregunta de Kim, estaba bien, se justificó con un "No ha sido para tanto", y aunque su voz parecía querer decir otra cosa, ya que parecía temblar levemente, el mayor asintió y le dio las buenas noches antes de dirigirse hacia su cuarto para poder descansar. Esperó a no escuchar nada en el cuarto de al lado, alguna cosa que le hiciera pensar que el menor tenía miedo o cualquier indicio que le indicara que debía tomar cierta responsabilidad después de no quitar la película de miedo.

Para su sorpresa, no parecía escuchar nada, aunque sin darse cuenta, alguien estaba llamando a su puerta de manera cuidadosa, hacía unos cuarenta y cinco minutos que se había despedido de Che en la puerta de al lado suyo, y no había ruido en su cuarto, por lo que imaginó que este se había podido quedar dormido. Sus hermanos tampoco solían llamar a su puerta antes de entrar, eran de los que entraban sin previo aviso, sin preguntar. Se quedó mirando a la puerta, no estaba asustado, no era una persona que creía en las películas de miedo ni en todo ese tipo de cosas, pero no sabía quién podría estar parado en su puerta, llamando.

Finalmente, se levantó para dirigirse hacia la puerta, cuando esta se abrió por sí sola, mostrando una imagen bastante adorable. Che mantenía abrazado un cojín en sus brazos, la capucha de su sudadera cubría casi su rostro por completo, y sus manos no se veían, ya que la chaqueta era un par de tallas más grande que la correspondiente a la suya. Kim lo miró, acercándose levemente al chico y sonriendo cuando escuchó su pregunta sobre si podía dormir con él esa noche, aunque no quiso aceptar que tenía miedo, por lo que dijo la excusa de "tengo mucho frío". Se sentó en la cama del mayor y lo miró hasta que este negó sonriendo y cerró de nuevo la puerta de su cuarto, sentándose a su lado y quitándole la capucha de la cabeza para poder mirarlo a los ojos.

"Puedes venir a dormir a mi cuarto siempre que quieras, tengas frío o tengas miedo~" Kim sonrió al ver la risa del menor, no podía negar sus sentimientos, a pesar de sentirse culpable por como le trató en el pasado sus sentimientos eran cada vez más claros y más complicados de esconder. Che se apoyó en su hombro y asintió con la cabeza, empujándolo para que se quedaran ambos tumbados en la cama. El mayor se movió para que pudieran colocarse más cómodamente en la cama, abriendo los brazos para que Che pudiera acomodarse en su pecho y sentirse arropado por los brazos de Kim, el cual una vez tuvo al menor en sus brazos, los tapó con la sábana y los cubrió correctamente. "Así seguro que no tienes frío~"

Las risas volvieron a aparecer en la habitación oscura del mayor, ambos se acurrucaron en el otro, acariciándose inconscientemente el uno al otro, con cuidado y cariño. "En verdad, no tengo frío, tengo un poco de miedo". Las palabras de Che hicieron que Kim negara con la cabeza y le revolviera el pelo con cuidado, su sonrisa volvió a aparecer claramente en su rostro y suspiró antes de hablar en voz baja, "Yo también tengo un poco de miedo".

-Time<3

KinnPorsche cortos (2a parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora