Sus manos acariciaban el pelo de Macao con cierta ansia, mientras que las de este se aferraban con fuerza a la cadera de Tay, justo por debajo de su camiseta, sabiendo que sus dedos dejarían fuertes marcas rojas en esa zona. Pretendía que el mayor dejara el leve vaivén que llevaba su cintura, la ropa empezaba a estorbar, el ambiente subió la temperatura de la habitación y sus mejillas se tornaban levemente rojas. El rubio dejaba ir leves suspiros por encima de los labios de Macao, haciendo que este sintiera como, poco a poco, iba perdiendo la cabeza.
Una de las manos de Macao dejó de sujetar la cadera de Tay y descendió hasta la goma del boxer que llevaba puesto, sin detenerse mucho tiempo en el lugar, siguiendo la línea de su cuerpo hasta llegar a uno de sus lugares favoritos. Acarició y masajeó una de sus nalgas, apretando levemente y mordiendo su labio inferior al notar la leve fricción entre las telas. Tay se incorporó levemente, colocando sus manos sobre el pecho de Macao, obligándolo a tumbarse por completo en la cama y empezó a acariciarlo por encima de la camiseta. Los músculos del menor se tensaron con cada roce, levantando las caderas en busca de un contacto directo con el mayor, arrancándole un gemido de sorpresa, este se dejó caer en el pecho de Macao, hundiendo la cabeza en su cuello. Los labios de Tay atacaron el cuello ajeno haciendo jadear al otro mientras sus manos se hundían por dentro de la molesta camiseta que aún cubría su perfecto cuerpo. Macao se dejó hacer, disfrutando de cada caricia, cada beso y cada pequeño toque que le regalaba el mayor.
Tay se separó levemente, empezando a subir la camiseta del chico, su rostro volvió a descender, sin apartar la mirada de Macao, besando la piel expuesta, ascendiendo al ritmo de sus manos al deshacerse de la tela. No quitó la camiseta del todo, la dejó enredada en sus brazos por encima de su cabeza, como señal para que el menor se quedara quieto y lo dejara hacer. Macao sentía como la temperatura de su cuerpo iba subiendo con cada beso, sintió como la lengua del mayor repasaba cada músculo de su abdomen hasta llegar a la altura de sus pezones y arqueó su espalda al notar como este mordía y tiraba suavemente de uno de ellos, haciendo que se fuera poniendo duro poco a poco. Tay levantó la mirada y se encontró con la mirada excitada y desafiante de Macao, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro y empezó a descender otra vez besando cada centímetro de piel expuesta hasta llegar al borde del pantalón.
Tay recorrió con los dientes la cadera del menor, dándole pequeños mordiscos y besos haciendo que se le erizara toda la piel, sacando jadeos ahogados de los labios de este y arrancando un "Por Favor" entre gemidos. Macao agarró el cabezal con fuerza, intentando reprimir las ganas de tocar al otro. El mayor levantó la vista y sonrió al ver la condición del otro, llevó sus manos a la entrepierna del menor y le desabrochó los pantalones, Macao no apartaba la mirada en ningún momento esperando a ver cual era el siguiente movimiento que haría Tay. Este lo miró con una pequeña sonrisa en los labios y sacó la lengua empezando a lamer por encima de la tela. Ese fue el detonante para Macao, no podía aguantar más así que liberó sus manos del trozo de tela y las llevó al pelo del mayor tirando de él, haciéndolo gemir sin dejar que se separara de la ropa.
Una de las manos de Tay subió hacia su pecho, acariciando cada centímetro de su torso desnudo clavando sus uñas al llegar al lugar que quería, sabiendo que dejaría su marca en el menor. Macao suspiraba, echando la cabeza hacia atrás tras las acciones de su chico. "Vas a conseguir volverme loco, P". El mayor sonrió sin dejar de lamer la tela, dejándose llevar por los pequeños tirones de su pelo, él tampoco podía negar sentir la necesidad de perder por completo la cordura y dejarse llevar por el menor. Un leve tirón de pelo fue suficiente para que Tay lo mirara de nuevo y, gateando, se acercara a los labios de Macao, besándolo y dejando que sus lenguas bailaran juntas, sin control alguno.
Las manos de Macao apretaron la cintura de Tay, reuniendo la fuerza suficiente para tumbarlo y poder ponerse a horcajadas encima de él, sonrió pícaramente al percatarse de que no era el único que necesitaba lo que ambos estaban buscando. Se quitó los pantalones como pudo, manteniendo una de sus manos en la tira de la ropa interior del mayor, deshaciéndose de ella tan rápido como se liberó de la suya. El rubio logró incorporarse, apoyándose en un de sus brazos para poder volver a besar a Macao, aferrándose a su cuello con fuerza. Las posiciones volvieron a invertirse una vez más, Tay logró volver a encerrar la cintura del menor entre sus piernas.
Sin alejarse mucho de él, alargó su brazo hasta abrir el cajón de la cómoda que había al lado de la cama, sacando un frasco de lubricante y un preservativo, Macao seguía de cerca las acciones del otro anticipando todas y cada una de ellas. Tay se llevó el preservativo a la boca, sujetándolo por un extremo mientras intentaba abrir el lubricante, Macao se incorporó y mordió el preservativo por el otro extremo abriéndolo así con la boca. Mientras se lo ponía se percató de lo que estaba haciendo el mayor, había untado sus dedos en lubricante y los dirigía hacia su entrada para prepararse él mismo, cosa que volvió loco a Macao dejando escapar un "Dios..." de sus labios, los ojos de Tay en ningún momento se apartaron de los del menor soltando pequeños gemidos cada vez que movía los dedos dentro de él.
Cuando terminó de prepararse miró a Macao de nuevo, el cual asintió de vuelta y, lentamente, Tay empezó a sentarse encima suyo, sintiendo como se abría paso dentro de él, una vez entró por completo sintió como las manos de Macao agarraban con fuerza su cintura y le impedían moverse, arrancando súplicas de sus labios. Las palabras salían entrecortadas de sus labios por culpa de los leves jadeos, "Macao, por favor, necesito moverme", las lágrimas empezaban a formarse en la comisura de sus ojos en señal de la necesidad de sentir el placer que estaba atravesando todo su cuerpo en ese mismo momento.
Macao lo levantó levemente, lo justo para poder embestirlo suavemente, Tay se aferró al pelo del menor gimiéndole en la oreja suavemente "Fóllame, Macao, fóllame" las manos de Macao le apretaron con fuerza la cintura y agarrándolo solo con un brazo se levantó de la cama sin salir de él y lo aplastó contra la pared contestándole "Suplícame mi amor, suplícame" se miraron y los ojos llorosos de Tay hablaban por él, separó lentamente los labios y le suplicó "Por favor, Macao, por favor" "No puedo más, te necesi..." Macao embistió fuertemente a Tay haciendo que este le arañara la espalda.
El menor le mordió el cuello en respuesta dejándole una marca que sería visible horas después, sin poder controlarse más empezó a embestirlo de forma suave pero constante, haciendo que el otro se desesperara y buscara un contacto más brusco acercándose a él tanto como este le permitía. Los jadeos y gemidos de ambos hacían eco en la habitación rompiendo el silencio y la calma del lugar. Tay exigió "Hazlo ya, fóllame duro." mientras le tiraba del pelo para que este lo mirara a los ojos y Macao le contestó "¿Eso es lo que quieres?" en respuesta Tay apretó su interior haciendo gruñir al otro y le dijo "Si, es lo que quiero" "TE necesito, Macao, te necesito" este le respondió con una fuerte embestida, haciéndolo gemir en voz alta sin ningún tipo de control.
Macao elevó de nuevo al chico con un brazo, sus respiraciones seguían alteradas, sus corazones iban a mil por hora, el menor salió de él en una embestida rápida, sacando un gemido ahogado de Tay, el cual lo miró buscando una explicación. "¿Quién te dio el permiso para hacer eso?", la voz de mayor sonaba imponente, como si de una orden rota se tratara. Macao sujetó el pelo del rubio con fuerza y sonrió "Necesito que te veas", su voz ronca resonó y sin soltar el agarre lo llevó al baño, donde había un gran espejo y lo posicionó de espaldas a él, obligándolo a verse reflejado en ese mismo espejo. Antes de que el mayor fuera capaz de decir nada, un jadeo salió de sus labios al sentir como el menor volvía a entrar en él sin un previo aviso, recuperando unas embestidas lentas pero llegando a ese punto que estaba volviendo loco a Tay.
El mayor mordía su labio inferior con fuerza, sus brazos se agarraban a la encimera con miedo de perder el equilibrio, la mano libre de Macao fue a buscar sus labios, acariciándolos y obligándolo a abrir su boca, "Di mi nombre, mi amor, dilo", Tay sonrió tras la petición del menor, lamió sus labios sin apartar la mirada del rostro del chico, desafiante. Macao sonrió y empezó a embestirlo con más rapidez y fuerza, golpeando repetidas veces ese punto que traía loco a su mayor. "Macao, Macao por favor, voy a..." antes de que Tay pudiera acabar la frase, el castaño lo giró para que lo mirara a los ojos, "Antes di lo que quiero escuchar P, di que eres mío", el rubio sentía la mano del joven en su miembro, como lo acariciaba lentamente, enviando corrientes eléctricas a toda la espalda del chico. Las caricias se hicieron más rápidas, al igual que las embestidas, sus labios se acariciaban mientras ambos gemían en los labios del otro.
"Soy tuyo, niño, solo tuyo", la voz de Tay sonaba entrecortada, "¿niño?" una última embestida por parte del menor provocó que ambos terminaran a la vez, jadeando entre besos y sonrisas. Macao seguía manteniendo al mayor por la cintura con fuerza, evitando que este pudiera caer, Tay apartó el pelo de la frente del menor para volver a besarlo de nuevo, pero estos eran con una intención completamente distinta a la que tenían antes, ahora eran besos cariñosos e inocentes, buscando poder recuperar el aliento.
-Moon & Time <3