Macao - Tay (+18)

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Tay se despertó pronto esa mañana, tenía recados que hacer y quería aprovechar el día, así que después de una ducha rápida y un desayuno sencillo se puso en marcha. La primera parada fue la mansión de la primera familia, tenía documentos que entregarle a Kinn de los negocios que tenían en común, una vez hecho fue a por el siguiente y así pasó gran parte de la mañana, de un lado a otro.

Una vez terminó se dirigió hacia la casa de la primera familia, otra vez, tenía entendido que la segunda familia estaba allí para una reunión, así que con ganas de ver a su niño puso rumbo hacia allí. Al entrar por la puerta se cruzó con Pete y Vegas que salían rápidamente hacia algún lugar, los saludó rápidamente y estos le dijeron que encontraría a Macao en el gimnasio, así que dirigió sus pasos hacia allí.

Se le secó la boca al ver al menor entrenando, su piel brillaba por culpa del sudor, llevaba el pelo recogido con una pequeña coleta y las manos cubiertas por los guantes de entrenamiento. Llevaba unos pantalones cortos de color negro que dejaban ver los músculos de las piernas y una fina camiseta blanca sin mangas que dejaba ver sus tatuajes, La expresión que ponía al golpear el saco de arena podría parecer aterradora para muchos, pero para Tay era muy, muy sexy, sabia mejor que nadie que ese chico era capaz de matar si hacía falta, pero también conocía al chico que lo tocaba como si fuera lo único que existía en el mundo, y eso era lo que más le gustaba, ver esa dualidad y saber que ese chico era suyo por completo.

El menor dejó de golpear el saco y fue a por su toalla, la reacción de Tay fue esconderse para que no lo viera, no sabía exactamente el porqué había reaccionado así, pero podía intuirlo por lo rápido que le latía el corazón, estaba siendo tímido, cosa rara en él. Macao se dirigió a las duchas dejando la sala completamente sola y el mayor aprovechó para escapar de ahí, de todas formas esa noche iban a verse, así que decidió esperar hasta entonces.

Llegada la noche Tay se arregló y puso rumbo hacia la casa de la segunda familia, el conjunto de esa noche era bastante sencillo para lo que era normal en él, unos pantalones que se ajustaban perfectamente a su figura, marcando cada una de sus curvas, un top que dejaba al descubierto su pequeña cintura y una americana abierta por encima. Cuando el menor abrió la puerta no fue el único en sorprenderse, pues este solo llevaba puestos sus pantalones grises de chándal, dejando al descubierto su marcado pecho, Tay trago con fuerza al recordar al menor entrenando esa misma mañana.

Macao dejó pasar a Tay y una vez dentro lo agarró por la cintura y atrapo sus labios en un beso dulce a la vez que ardiente, solo se separaron al quedarse sin aliento y, aun así, las manos del menor se aferraban a esa cintura reclamando la propiedad. "Esta noche tenemos la casa para nosotros solos" esa frase salió de los labios de Macao y Tay entendió todas las promesas no pronunciadas que guardaban esas simples palabras. El menor cargó a Tay agarrándolo por las nalgas, haciendo que este rodeara su cintura con las piernas y su cuello con los brazos. Las manos de Tay acabaron en el pelo del chico, tirando de él a la vez que le besaba el cuello y le susurraba al oído entre beso y beso "Esta mañana estabas muy muy sexy, casi no he podido aguantar las ganas de que me hicieras tuyo allí mismo" Macao asombrado por la revelación del menor alejó un poco su cabeza para poder mirarlo a los ojos y preguntó "¿Me has visto entrenar?" Tay respondió con una sonrisa traviesa y los ojos del menor empezaron a tener un brillo peligroso en los ojos. "Bueno, no quería distraerte, así que solo me he quedado ahí viéndote." "¿Sabes lo sexy que te ves cuando golpeas el saco de arena?" Macao no dejó que siguiera hablando, ahogó las palabras de Tay con un beso demandante, juntando sus lenguas con impaciencia, presionando al mayor contra su propio cuerpo y empezando a caminar hacia su habitación.

Las manos de Tay no paraban de moverse por el pecho del menor, arañando cada centímetro de piel a su alcance, subiendo las manos hasta su pelo y tirando de él, arrancando gruñidos de la boca del menor entre beso y beso. El camino hacia la habitación se les estaba haciendo eterno, así que cuando llegaron a la sala del piano, Macao no se lo pensó y entró con el mayor aún en brazos, sin dejar de acariciar cada centímetro de piel expuesta, depositó a Tay encima del piano, metiéndose entre sus piernas para seguir besándolo sin control.

La ropa del mayor fue desapareciendo poco a poco, quedando totalmente desnudo recostado sobre el piano, el menor aún con los pantalones puestos lo contemplaba con adoración "Eres hermoso, no sabes las ganas que tengo de entrar en tí" Macao arrastró las manos por el cuerpo de Tay, sintiendo como el pequeño cuerpo reaccionaba ante su toque hasta llegar a la cintura, una vez allí miró al mayor a los ojos y sonrió de medio lado, agachando la cabeza para besar el vientre bajo de Tay, haciendo que este arqueara la espalda en respuesta, a la vez que se le erizaba la piel de todo el cuerpo al sentir como la lengua de Macao empezaba a jugar con sub ombligo, subiendo poco a poco hasta llegar a sus pezones.

La voz suplicante de Tay rogaba por más, no le bastaba solo con caricias y besos, quería sentir a su chico por completo, quería ver ese cuerpo que lo volvía loco entrando y saliendo de él. Así que sin poder aguantar un minuto más, esa dulce tortura suplicó "Te quiero dentro de mí, ahora." "Por favor Macao..." los ojos del menor se oscurecieron al escuchar esas palabras y aunque se moría de ganas de fundirse con su amante, aún quería jugar un poco con él. "Prepárate para mi P'Tay" Macao tiró de la mano del mayor para incorporarlo y volvió a cogerlo en brazos llevándolo hacia la parte delantera del piano, lo sentó justo encima del teclado, donde descansaban algunas partituras y él se sentó en el banquillo justo delante del mayor, haciendo que éste apoyara los pies en sus rodillas, intercambiando sonrisas llenas de deseo en el proceso.

Tay alargó el brazo mostrándole dos dedos a Macao que rápidamente entendió lo que el otro quería, sacó la lengua y empezó a lamer uno de los dedos sin apartar la vista en ningún momento de las expresiones del mayor, este se mordió el labio sintiendo el calor de la lengua que acariciaba sus dedos soltando un pequeño gemido al notar como Macao mordía levemente la punta de sus dedos.

Una vez el menor liberó los dedos de Tay este abrió un poco más las piernas y los dirigió hacia su canal, insertó un dedo poco a poco y empezó a moverlo, gimiendo levemente el nombre de su amante, se tomó su tiempo para prepararse, viendo cómo el estado de ánimo de Macao iba cambiando. El menor acercó sus labios a la parte interna del muslo, muy cerca de la ingle de Tay y este se estremeció fuertemente por el contacto inesperado, provocando que resbalara y cayera encima del teclado, haciéndolo sonar de forma desordenada. La imagen que tenía Macao frente a sus ojos en ese momento lo llevó casi a la locura, era incapaz de aguantar más esa presión en su miembro, necesitaba liberarlo de inmediato, necesitaba poseer al pequeño chico en ese mismo instante así que sin querer perder más tiempo lo cargó de nuevo y volvieron a la posición inicial encima del piano, el mayor yacía recostado en este y él estaba de pie entre sus piernas besando sus tobillos y viendo como Tay se retorcía de deseo entre sus brazos.

Tay abrió sus piernas y en un gemido ahogado dijo "Hazlo ya Macao" el nombrado bajó sus pantalones lo justo para liberar su miembro y agarrando los tobillos de Tay tiró de él hasta el borde del piano, entró en él con una fuerte estocada arrancando un fuerte gemido de entre los labios del mayor.

"Eres mio Tay, mio" una rápida estocada precedió a esas palabras arrancando gemidos sin control de la boca del mayor. "Soy tuyo, solo tuyo Macao" las palabras salieron ahogadas entre respiraciones entrecortadas.

Los gemidos retumbaban en la habitación, el sonido de dos cuerpos golpeando entre ellos era lo único que Tay era capaz de escuchar además de sus propios jadeos, la boca de Macao estaba ocupada reclamando cada milímetro de piel que podía alcanzar, dejaba marcas y besos por todos lados, quería reclamar la propiedad de ese hermoso cuerpo, necesitaba que todo el mundo supiera que ese hermoso chico era suyo, completamente suyo. Tay se volvía loco con cada embestida, podía jurar que casi tocaba el cielo cada vez que el menor entraba por completo en su interior, era incapaz de contener los gemidos que salían sin control.

Ambos empezaron a sentir un cosquilleo familiar subiendoles por la espalda, Macao se aferró a los muslos del mayor y devoró sus labios en un beso desenfrenado. Tay abrazó al menor con fuerza mientras rogaba por más y Macao atendió el pedido de su chico embistiendo más rápido y más fuerte, tocando un punto en el interior de Tay que lo hizo gritar de placer, dirigiendo todas sus embestidas hacia ese punto volviendo loco al mayor. Una de las manos de Tay tiró del pelo de Macao mientras le susurraba en el oído "Hazlo más fuerte Macao, quiero sentirte por completo." la petición fue escuchada y el menor embistió con toda la fuerza que pudo, haciendo llegar a Tay al límite, liberándose y manchando ambos pechos, arañando la espalda del menor y apretando su interior, causando que este se liberara dentro de él, llenándolo por completo.

Los jadeos y las respiraciones entrecortadas llenaban la habitación, los ojos de Tay permanecían cerrados mientras los labios del menor recorrían su cuello y su rostro, llenándolo de besos, haciéndolo sentir querido.

-Moon<3

KinnPorsche cortos (2a parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora