Capítulo 18 - Ida a la feria

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El lugar estaba adornado a todo lo que da con luces de colores, puestos de comida rápida, golosinas, y por supuesto, juegos mecánicos donde ya empezaban a formarse las filas para subir.

Era simplemente increíble la vista.

— ¡Vamos! — Exclamó el pelirrojo.

Estaba muy animado y sonreía con alegría, parecía como un niño pequeño por sus acciones.

Aunque al final de cuentas era algo parecido, la razón de esos cambios drásticos de personalidad y acciones que se pueden tomar como infantiles era simplemente para tratar de recuperar aquella infancia que le fue arrebatada a muy corta edad.

Ahora que lo pensaba... ya no recordaba mucho de años pasados.

Los cinco adolescentes estaban caminando tranquilamente por los caminos de la feria, tratando de vez en cuando esquivar a las personas que pasaban cerca de ellos.

Si que era un lugar ajetreado.

Pero bueno, si pasando por eso podían ver la mirada de ilusión de Karma y su sonrisa inocente lo valdría.

— Es como un niño — Mencionaron los cuatro mientras veían al pelirrojo.

Voltearon a verse cuando escucharon sus voces, para después simplemente apartar la mirada sin más y seguir con lo suyo. Definitivamente les costaría llevarse bien.

Pasaron un tiempo viendo el lugar y comprando algunas chucherías para comer, como paletas de caramelo o algodón de azúcar, en el caso de Karma y Gakushū fue este último.

— Chicos, ¿podemos ir a la rueda de la fortuna? — Karma preguntó una vez que se acabó su algodón de azúcar.

— Claro, vamos — Respondieron como simpleza y algo de ternura al ver a Karma de esa forma.

Para su suerte, sólo había unas cuantas personas haciendo fila, por lo que no tardaron en subir, siendo Karma y Gakushū que se subieron en una de las cabinas, mientras que Hideki, Daiki y Sora en otra.

Karma miraba la vista con emoción –era su primera vez en una rueda de la fortuna–, apreciando el paisaje lleno de luces de colores, lleno de juegos y con personas felices, y el cielo estrellado que estaba en ese momento.

Era algo increíble.

— Karma... — Murmuró Gakushū.

Karma apartó su vista del cielo al escucharlo, viendo directamente a Gakushū con curiosidad.

— ¿Qué sucede Violett? — Preguntó.

— Hm, ¿crees que le llegue a caer bien a tus amigos? — Preguntó un tanto inseguro — Digo, ellos estuvieron contigo por años tratando de protegerte a como de lugar, y que ahora estés en una relación con alguien que te hizo daño... eh, ¿lo pondría molestos, no? —.

— Gakushū — Karma sonrió con tranquilidad — No te preocupes por eso, sus reacciones son normales, sólo dales tiempo — Declaró acariciando su mejilla.

Le gustaba ver el lado vulnerable de Gakushū.

Karma se fue acercando al rostro de Gakushū, y éste al ver lo que quería hacer le siguió la corriente, acercándose y cerrando sus ojos, para después de unos segundos, sentir como unos labios se posaban sobre los suyos.

— Te quiero Violett — Confesó el pelirrojo con una cálida sonrisa.

— También te quiero Cariño — Respondió con un ligero sonrojo y una sonrisa.

— Lindo, me gusta cuando te sonrojas así — Declaró sonriendo con picardía, consiguiendo que las mejillas de Gakushū se volvieran más rojas.

— C–Calla — Murmuró avergonzado mientras se separaba y miraba a otro lado.

Karma sonrió alegre, tomando a Gakushū de la mano, regresando su vista al paisaje que el lugar le brindaba.

El tiempo pasó, con los amigos de Karma yéndose del lugar después de unas horas, prometiendo que lo visitarían más seguido mientras estén en la ciudad.

Por otro lado, ahora Karma y Gakushū se encontraban afuera de la feria.

— Karma, ¿te molesta sí me quedo a dormir contigo? — Preguntó sonriendo ligeramente.

— Hm, no hay problema Violett — Respondió alegre por la pregunta de Gakushū, pero no tardó en tomar en cuenta algo — Pero, ¿no habrá problemas con tus padres? — Cuestionó.

— No, sólo les diré que me quedaré en la casa de Ren, él ya sabe sobre lo nuestro, de igual manera mañana de sábado — Respondió con calma.

— Entonces está bien Violett, vamos a casa — Dijo tomando a Gakushū de la mano.

— S–Si — Respondió con una sonrisa y un ligero sonrojo.

Con esas últimas palabras en el aire, los dos partieron rumbo a la casa del menor.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora