Capítulo 37 - Confrontación

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— B–Bueno, iré a lavar los trates sucios — Kohana avisó mientras se levantaba, en un intento de escapar de la tensión provocada por Gakushū y Keitaro.

Estaba segura que sí las miradas mataran, ella ya se habría quedado viuda al igual que su hijo.

— Eh, te ayudaré mamá — Karma dijo rápidamente, levantándose y siguiendo a su madre para escapar de la zona de guerra.

Era muy joven para morir.

Traidor — Pensó, observando detenidamente como su pareja lo abandonaba tan cruelmente, dejándolo sin más con aquel hombre de mirada congelante y un gran semblante intimidante como única compañía.

¿Por qué a él?

La habitación se quedó en un completo silencio cuando madre e hijo salieron de la habitación, dejando a sus parejas solos, y matándose con la mirada.

Gakushū estaba completamente seguro que pronto caería nieve.

— ¿Qué es lo que verdaderamente quieres con mi hijo? — Keitaro preguntó finalmente, con una voz profunda y cortante.

No le agradaba ese chico.

Gakushū lo volteó a ver en aquel momento, primero con una mirada confundida, que no tardó mucho en volverse retadora, captando finalmente el veneno detrás de aquella pregunta, y ya siendo consciente del juego que el mayor quería jugar.

A ninguno le gustaba perder, así que era momento de apostar sus mejores cartas.

— Una relación, ¿qué más? — Preguntó con sarcasmo, y un ligero sentimiento de arrogancia en su sonrisa y mirada.

— ¿Puedo ser directo? —.

— Mejor para mí — Respondió con diversión, ahora lo último que le importaba era dirigirse con respeto a aquel hombre que había tenido el valor de enfrentarlo de esa manera.

¿Egocéntrico?, quizás, pero al fin y al cabo fue educado para eso.

Para hacerle frente a las personas que se creían superiores a él, o que querían meterse en su camino, porque como se había dicho, odiaba perder, y ahora parecía tener un contrincante de su mismo nivel a parte del pelirrojo.

Y eso hacía el juego divertido.

— No me agrada la relación que tienes con mi hijo — Directo y cortante, así de fácil se podrían describir sus palabras — Él merece algo mejor, no a un simple chico como tú — Declaró con cierta burla y veneno en sus palabras.

Para él, el juego también se estaba poniendo divertido.

— Ja, es gracioso que usted lo diga — Rió un poco.

— ¿Por qué lo dices? — Cuestionó, mostrando seriedad pero por dentro ya había destruido cinco mesas y abollado tres paredes.

— Primero, fue su hijo quien me dió la oportunidad, segundo, su hijo sabe perfectamente lo que quiere y lo que necesita, y tercero, y lo siento, pero no me dejará mentir, usted no tiene ningún derecho de decidir lo que es mejor para su hijo — Respondió, asegurándose de repetir suficiente "su hijo".

— Claro que lo tengo, sea adoptado o no, legalmente es mi hijo, ¿o acaso te refieres a que no estuve con él antes de todo eso? — Cuestionó, sonriendo de forma arrogante y listo para utilizar su carta ganadora — O quizás, sólo lo dices para tener a alguien que te proteja, ¿verdad? —.

— ¿A qué se refiere? — Cuestionó con seriedad.

Algo estaba mal en sus palabras, y él lo sabía perfectamente.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora